A pesar de tener acceso a una de las zonas de pesca más ricas del mundo, la industria pesquera de Ghana solo puede suministrar aproximadamente la mitad de la cantidad de peces que los ghaneses quisieran comer. Actualmente, el Gobierno planea controlar el número de pescadores en sus aguas y fomentar la incipiente industria de la acuicultura del país en el lago Volta para ayudar a cubrir parte de la falta de proteínas durante la próxima década.
Ghana no es el único que piensa en la acuicultura como solución nutricional. En los últimos 30 años, la actividad ha crecido a un ritmo acelerado —especialmente en Asia—, aunque a nivel mundial las pesquerías naturales se han estancado.
Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas, la acuicultura representaba en 2008 el 46% de los productos pesqueros mundiales destinados a la alimentación . Es el sector de la producción de alimentos de origen animal que crece más rápidamente, superando incluso el crecimiento de la población. La acuicultura da empleo a aproximadamente una cuarta parte del número total de trabajadores de la pesca, casi 11 millones de personas. Solo en China, la cantidad de productores de pescado aumentó en un 189% entre 1990 y 2008.
Después de 50 años, la acuicultura comercial es una industria joven, en comparación con los siglos de antigüedad de la agricultura. El potencial de la acuicultura para alimentar al mundo está por eso aún en gran parte sin explotar y quedan por introducir la mayoría de los avances tecnológicos en términos de mejoramiento genético, eficiencia energética y desarrollo de alimentos sostenibles, según afirman sus promotores.
Muchos ven en los pescados y mariscos una proteína ganadora, más barata y accesible que el pollo o la carne de res. Los peces consumen mucha menos proteína vegetal por peso y no utilizan el agua dulce como otras proteínas animales.
El crecimiento explosivo tiene un precio
Sin embargo, el crecimiento explosivo de la acuicultura a menudo ha tenido un costo. Las actividades de acuicultura mal situadas o desarrolladas destruyeron valiosos ecosistemas, propagaron enfermedades y causaron contaminación. La producción depende todavía, en gran medida, de la pesca de captura para la harina y el aceite de pescado, y los sustitutos de estos últimos no están disponibles actualmente en la calidad y la cantidad que necesita la industria.
Una coalición creciente de Gobiernos, bancos de desarrollo, organizaciones y el sector privado quiere ahora que la acuicultura se desarrolle de una manera adecuadamente administrada, basada en la ciencia y ecológica, para alimentar a las personas de manera sostenible y eficiente, reforzar la seguridad alimentaria y aliviar la presión sobre las zonas de pesca naturales.
La falta de financiamiento, buen gobierno y acceso a huevos, alevines y alimentos de pescado de buena calidad ha restringido la acuicultura en algunos países en desarrollo donde la seguridad alimentaria es una preocupación importante. El Programa Mundial para la Pesca (PROFISH) del Banco, que comenzó en 2005, está ayudando a los países en la promoción de una buena gestión de la pesca y la acuicultura. Las medidas incluyen: zonificación, recopilación de datos, mantenimiento de registros, acceso a los mercados y financiamiento para pequeñas y medianas empresas.
En Ghana —en la actualidad un país de ingreso mediano— el Banco Mundial, junto con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, está respaldando los esfuerzos del Ministerio de Agricultura y Alimentación para gestionar las pesquerías costeras y también para crear una zona de acuicultura en el lago Volta.