La carne argentina es, sin duda, uno de los productos alimenticios por excelencia y un protagonista frecuente en las mesas familiares. Además, se exporta a cientos de países y es reconocida mundialmente por su calidad. Pero, ¿cuál es el impacto de su producción en el medio ambiente?
Los pastizales templados, donde pasta el ganado, solían ser uno de los biomas más extensos del planeta. Actualmente, ocupan solo un 8% de la superficie terrestre.
Según la Fundación Vida Silvestre y Aves Argentinas, la ganadería era tradicionalmente una de las actividades más compatibles con la conservación del planeta. En los últimos 10 años, sin embargo, debido a una cantidad excesiva de animales por área -muchos más de los que soporta el ecosistema - y una tecnología tóxica y cara, se considera a los pastizales como los ecosistemas más alterados y amenazados del mundo.
Para preservar a los pastizales pampeanos -una de las áreas más ricas en biodiversidad- la ganadería sustentable entra en escena: una técnica que permite que los animales se alimenten libremente del pasto natural, conservando el hábitat de alrededor de 500 especies de aves y 100 especies de animales silvestres.
Una actividad que, además de cuidar el medio ambiente, tiene un enorme potencial para incrementar la seguridad alimentaria y generar medios de vida para la población de algunas regiones.
“El sector ganadero está en el foco de importantes debates en relación al cambio climático, la sustentabilidad de los sistemas alimentarios, y la protección de la salud pública”, expresó la directora del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay, Penélope Brook, durante un Encuentro de Ganaderos de Pastizales Naturales del Cono Sur, realizado recientemente en Cayastá, en la provincia de Santa Fe.