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Nuevo estudio del Banco Mundial descubre enormes brechas de género en acceso a servicios bancarios formales

Abril 19, 2013


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TITULARES
  • Las mujeres son 15% menos propensas que los hombres a tener una cuenta bancaria
  • La brecha de género es mayor entre quienes viven en la pobreza extrema
  • La discriminación legal es un obstáculo importante en la inclusión financiera de las mujeres

CIUDAD DE WASHINGTON. Las mujeres son 15% menos propensas que los hombres a tener una cuenta bancaria, patrón que se repite en todos los grupos de ingresos al interior de un país y en todas las regiones, según un nuevo estudio publicado por el Banco Mundial.

En total y a nivel mundial, el 47% de las mujeres tiene una cuenta bancaria formal –ya sea individual o conjunta– en comparación con el 55% de los hombres. La brecha es mayor entre quienes viven con menos de US$2 al día y entre los habitantes de Asia meridional y Oriente Medio. En Afganistán, por ejemplo, solo el 3% de las mujeres tiene una cuenta formal, cifra que en los hombres alcanza el 15%.

La brecha de género es incluso mayor al interior de los grupos de ingresos y llega a entre 6 y 9 puntos porcentuales en el mundo en desarrollo. Esto no solo es el resultado de una función del ingreso, según el hallazgo del estudio realizado a partir de la Base de datos de inclusión financiera (i) (Global Findex) del Banco Mundial, que ha recopilado información a nivel individual sobre inclusión económica en 148 países.

El problema es más grave que simplemente abrir una cuenta bancaria. De hecho, las mujeres también están muy en desventaja respecto de los hombres cuando se trata de ahorrar y pedir dinero prestado a través de instituciones formales, incluso luego de realizar ajustes para neutralizar los efectos de las características personales como edad, educación, ingreso y residencia urbana o rural. En América Latina, por ejemplo, el 8% de las mujeres informa haber ahorrado de manera formal el año pasado, en comparación con el 12% de los hombres.

Se trata de una realidad que puede significar un perjuicio para las mujeres, quienes con frecuencia son el principal sostén de su familia. “Sin una cuenta, a las mujeres les cuesta más ahorrar formalmente y recibir subsidios gubernamentales o remesas de familiares que viven en el extranjero”, dice Asli Demirguc-Kunt, directora de investigación del Banco y coautora del estudio junto con Leora Klapper y Dorothe Singer. “La falta de una cuenta formal es también una traba para acceder a canales de crédito formales y puede entorpecer sus expectativas empresariales o educacionales”.


" Sin una cuenta, a las mujeres les cuesta más ahorrar formalmente y recibir subsidios gubernamentales o remesas de familiares que viven en el extranjero "

Asli Demirguc-Kunt

Directora de investigación del Banco

Esta situación se puede atribuir a varios factores. La discriminación jurídica de las mujeres, como en las leyes laborales y en los derechos hereditarios, explica gran parte de la brecha de género en los países en desarrollo, incluso luego de controlar por diferencias en el producto interno bruto per cápita.

En las encuestas realizadas por Findex, las mujeres también citan la posibilidad de usar la cuenta de otra persona como motivo para no abrir una propia. En efecto, el 26% de las mujeres de los países en desarrollo –comparado con el 20% de los hombres– afirma no tener una cuenta bancaria porque un miembro de la familia ya tiene una. Ello probablemente refleja la falta de titularidad de los activos entre las mujeres, lo que puede afectar su independencia económica y la oportunidad de trabajar por cuenta propia (además, las mujeres mencionan la falta de dinero, los costos y la distancia como trabas para acceder a servicios bancarios formales, aunque en ese caso no hay diferencias con los hombres).

Debido a esta situación, más mujeres que hombres buscan medios alternativos para administrar sus finanzas diarias y planificar sus futuras necesidades financieras. En África al sur del Sahara, por ejemplo, el 53% de las mujeres que ahorran lo hace utilizando un método comunitario informal, como ahorros rotativos y una asociación de crédito, en comparación con el 43% de los hombres que tienen ahorros. Estos grupos comunitarios llenan un vacío importante, pero su informalidad hace que los acuerdos estén expuestos a fraudes y hurtos.

Actualmente, los datos de Global Findex se pueden utilizar para establecer puntos de referencia, diagnosticar y realizar análisis en los países y en diferentes segmentos de la población de un país, por ejemplo por género, edad, educación e ingresos. La base de datos será actualizada completamente en 2014 y 2017 y permitirá a sus usuarios comparar en el tiempo indicadores como la decisión de usar servicios formales de ahorro y crédito. Ello puede ayudar a los gobiernos a comprender mejor las relaciones a largo plazo entre el uso de productos financieros y las reformas a la inclusión financiera, así como las iniciativas focalizadas en las mujeres.

“La exclusión en el sector financiero sigue afectando más a las mujeres que a los hombres en las economías en desarrollo, incluso cuando se controla por factores como el ingreso y la educación”, afirma Klapper, economista principal del departamento de investigaciones del Banco Mundial. “Esperamos que nuestra capacidad de cuantificar esta disparidad con la ayuda de datos concretos pueda aportar información a las autoridades a cargo de formular políticas y al sector privado acerca de cómo estrechar la brecha de género en materia de inclusión financiera”.

Los datos de Global Findex fueron recopilados por Gallup, Inc. a través de la encuesta mundial Gallup. El grupo de investigación está formando la base de datos con una donación de 10 años otorgada por la Fundación de Bill y Melinda Gates.

 


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