Cada vez es más frecuente encontrarse con veranos más agobiantes y lluvias más intensas en Argentina. Y, según los expertos, las inundaciones registradas hace varias semanas son una confirmación de lo que hasta hace poco era solo una sensación: el cambio climático está aquí y está ocurriendo AHORA.
Para entender el tema es necesario hacer un poco de historia. Desde 1950, el mundo experimenta cada vez más olas de calor y precipitaciones intensas. En Argentina, los niños continúan aprendiendo sobre las estaciones del año pero las personas experimentan algo diferente: veranos cada más extensos -y otoños más cálidos- con inviernos cortos y suaves.
Desde la segunda mitad del siglo XX, el clima se ha caracterizado por una mayor frecuencia de precipitaciones al este de los Andes, incremento de los caudales en la Cuenca del Plata, menos lluvias y aumento de la temperatura en la Cordillera (Cuyo, Patagonia Norte y Chile Central), recesión de los glaciares al sur de nuestro país y olas de calor en la supuesta estación más fría del año al norte.
Pero ¿cuál es la relación entre estos fenómenos y el cambio climático?
Vicente Barros, investigador de la UBA y CONICET y representante argentino en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), explica que no se puede establecer un vínculo directo entre cada evento climático extremo con el proceso de calentamiento global, ya que el mundo experimentó en el pasado inundaciones, sequías y huracanes.
“Pero la repetición de estos eventos y su mayor frecuencia es el indicador de un cambio”, advierte durante un debate en Buenos Aires llamado “Cambio Climático: Impactos sobre nuestro país. El caso de las recientes lluvias extremas”.
Con respecto a las lluvias, la precipitación media anual en la región metropolitana aumentó del 10% al 40% entre 1960 y el año 2000. En la ciudad de Buenos Aires son cada vez más los días con precipitaciones mayores a 100 milímetros. “Más de una lluvia mayor a los 100 milímetros en dos años ya se considera extrema para la zona”, asegura Barros.