ARTÍCULO

Productores rurales promueven alternativas para el manejo de los bosques argentinos

Mayo 22, 2013


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Los pobladores de comunidades indígenas en Formosa son, en su mayoría, productores de subsistencia.

Fundación Gran Chaco

TITULARES
  • Más de 130 proyectos incorporan prácticas forestales sustentables y conservan la biodiversidad.
  • Apuntan a generar beneficios económicos y ambientales a 3.200 productores rurales.
  • Además se ponen en valor las costumbres de los pueblos originarios.

El aprovechamiento forestal excesivo, el sobrepastoreo y el desmonte por la expansión de la agricultura vienen afectando a muchas comunidades rurales argentinas que viven en áreas boscosas, incluyendo a indígenas.

Para revertir esta tendencia, grupos de productores rurales están recibiendo apoyo técnico y financiero para llevar a cabo proyectos forestales vinculados a la silvicultura sustentable, la producción y comercialización de la madera, el manejo de productos como miel, semillas y frutos, y la conservación de la biodiversidad.

Esta iniciativa es parte de dos proyectos que apuntan a lograr el manejo sustentable de paisajes productivos forestales, liderados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación con apoyo del Banco Mundial y del Fondo Mundial para el Medio Ambiente.

Los 133 proyectos que fueron seleccionados se desarrollan en áreas consideradas prioritarias por sus características ambientales y productivas, como el área mesopotámica, el delta del Río Paraná, la región del noroeste (Salta, Jujuy y Tucumán), la región chaqueña (Chaco, Santiago del Estero y Formosa) y la Patagonia. En total, se beneficiarán 3.200 pequeños y medianos productores.

“En Santiago del Estero, el problema a resolver es la degradación ambiental por la pérdida del  algarrobo. El sobrepastoreo fue muy importante y los suelos están desnudos, son improductivos”, explica Martín Simón, de la Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz (Fundapaz)

En esta provincia la ONG comenzará a implementar dos proyectos: uno beneficiará a 21 familias del km 25 del Departamento de San Martín y otro ayudará a que 27 familias de la localidad de Garza logren una mayor productividad en el manejo de la miel de algarrobo blanco, una de las más codiciadas.

“La recuperación del bosque, del sotobosque, del pastizal natural y del suelo es un proceso lento.  Los beneficios económicos se comenzarán a ver después de varios años”, estima Simón.  Se calcula que la plantación de algarrobos estará lista para convivir con el ganado en 4 años, podrá dar frutos y flores (para que las abejas puedan libar) en 7 años y madera en más de 30 años.

Un vivero para enriquecer el bosque

En Misiones, mejorar la calidad del bosque y satisfacer las necesidades de la comunidad también van de la mano. En este caso, la Unión Misionera de Cooperativa de Trabajo, Producción y Servicios (UmisCoop) trabajará con 10 familias de la comunidad Mbya Guaraní Aldea Perutí, del Municipio de El Alcázar.


" La recuperación del bosque, del sotobosque, del pastizal natural y del suelo es un proceso lento. Los beneficios económicos se comenzarán a ver después de varios años. "

Martín Simón

Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz (Fundapaz).

"El objetivo es instalar un vivero forestal para producir plantines de árboles nativos, frutales y medicinales, orquídeas y bambúceas, que sirvan para el enriquecimiento del bosque y para el abastecimiento de la comunidad”, cuenta Ramón Zaldívar, responsable técnico del proyecto. 

Actualmente, la falta de materia prima está afectando una de sus actividades económicas principales, la producción de artesanías en cesterías y madera, en la que utilizan tacuaras, tacuarembó, tacuaruzú, tacuapí y raíces de guembé.

“Otro problema es la falta de leña, por eso, vamos a crear un bosque artificial con eucalipto para fines energéticos que será positivo para la conservación del monte nativo vecino”, dice Zaldívar.

La algarroba es protagonista

En el oeste de la provincia de Formosa, la mayoría son productores de subsistencia, entre criollos e integrantes de comunidades indígenas como la wichi y la qomle'ec. Allí, la Fundación Gran Chaco prevé desarrollar cuatro proyectos vinculados al manejo del agua y del monte.

“Buscamos soluciones ad hoc para cada zona, complementando los saberes locales, la diversidad del territorio y las tecnologías más innovadoras. En algunos casos, puede ser que se mejore la captación de aguas de lluvias, en otros, se tratará de perforaciones o de estrategias de conservación de las aguas recolectadas”, explica Fabiana Menna, de la Fundación Gran Chaco, en referencia al uso racional de los recursos hídricos.

Las iniciativas involucran a 600 productores de los departamentos de Ramón Lista, Matacos y Bermejo, donde existen áreas extensas de algarrobales naturales. El fin es aprovechar los recursos no maderables, es decir, el fruto de la algarroba.

“La recolección de los frutos silvestres es tradicionalmente una actividad propia de las mujeres indígenas y por lo tanto, son ellas las protagonistas del desarrollo tecnológico que permitirá la producción de alimentos con mayor valor agregado para el mercado interno y para el mercado nacional”, cuenta Menna. En la localidad de Santa Teresa, por ejemplo, se instalará un sistema de molienda de la harina de algarroba.

El desafío está a punto de comenzar. Durante 1 o 2 años, grupos de productores y  entidades locales sin fines de lucro trabajarán juntos con un fin común: adoptar prácticas productivas orientadas a la biodiversidad del bosque para agregar valor en distintas cadenas, forestal, apícola, artesanal y ganadera.


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