Lo que podía haber sido un proyecto de apenas dos años, se convirtió en una fuente de nuevos mercados y más negocios para una empresa mexicana.
En 2009, el Fideicomiso para el Ahorro de la Energía (FIDE) hizo una convocatoria para centros de acopio de refrigeradores.
La idea era que los mexicanos regresaran sus refrigeradores domésticos usados a los supermercados y tiendas a cambio de un subsidio, que se aplicaba como descuento al precio de su nuevo refrigerador.
Las tiendas, a su vez, entregaban los refrigeradores usados a los centros de acopio para destruirlos ecológicamente.
Esta iniciativa era parte de un programa más amplio para ahorrar energía y reducir los gases de efecto invernadero, apoyado por el Banco Mundial, que ganó un récord Guinness por haber entregado gratuitamente casi 23 millones de focos “ahorradores”.
¿Para qué sirve la destrucción ecológica de refrigeradores? Pues para evitar que el gas refrigerante que contienen, salga a la atmósfera y contribuya al efecto invernadero. Para lograrlo, se requiere de maquinaria especializada.
Aprovechar la oportunidad
Cuando participaba en el programa, Principio ecológico recibía y destruía alrededor de 3,000 refrigeradores por mes.
Durante dos años analizaron la cantidad de refrigeradores que les llegaban, y se dieron cuenta que había un mercado para la destrucción ecológica de los refrigeradores.
Entonces hicieron una alianza con una empresa de Luxemburgo que les dio acceso a maquinaria especializada y cambiaron su nombre a Ecofrigo.