ARTÍCULO

Cómo afectan las barreras no arancelarias los precios de los alimentos en Centroamérica

Septiembre 05, 2013


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El precio de los alimentos en Centroamérica puede ser hasta un 30% más caro debido a medidas no arancelarios como por ejemplo, requisitos fitosanitarios.


TITULARES
  • El Istmo se compara con el Sur de Asia como una de las regiones donde hay más medidas no arancelarias
  • Los países que utilizan con más frecuencia estas medidas son Guatemala, Honduras y Nicaragua; Costa Rica es el que tiene menor incidencia
  • Se estima que los registros sanitarios en Centroamérica causan en promedio un aumento del 30% en precios domésticos

Corre el mes de julio de 2012 y los ganaderos de Nicaragua están preocupados. Si bien por una parte celebran que se levantaron las medidas que restringían el ingreso de carne bovina a Panamá, denuncian que Guatemala les impone una serie de barreras no arancelarias a sus exportaciones, lo que está afectando su comercio.  El Gobierno guatemalteco se defiende: no existen trabas pero si se rechaza carne nicaragüense es porque no cumplen con las normas de sanidad requeridas o no se han identificado adecuadamente los productos.

Este es solo un caso de los muchos que suceden especialmente en la industria alimentaria en los países centroamericanos: el uso de medidas sanitarias y fitosanitarias como vías no arancelarias para proteger sus productos en un mundo cada vez más globalizado y competitivo.

¿Se utilizan las medidas no arancelarias como una nueva forma de proteccionismo? ¿Tienen un impacto estas barreras en el precio de los alimentos?

Estas preguntas son el eje central de un estudio elaborado por el Banco Mundial llamado “Medidas no Arancelarias en Centroamérica, incidencia económica e incremento de precios”, que evalúa el impacto en la economía subregional y en el precio de los alimentos el hecho de imponer barreras de entrada –especialmente sanitarias- a ciertos productos en favor de la industria local.

“Centroamérica es una de las regiones donde las medidas no arancelarias son particularmente prevalentes”, asegura el estudio que compara el nivel de uso de estas medidas con el Sur de Asia, una de las regiones conocidas por recurrir a estas herramientas como barreras de comercio.

Los países del Istmo que utilizan con más frecuencia estas medidas –que según el informe mundial de comercio 2012 causan más restricciones que los aranceles- son Guatemala, Nicaragua y Honduras.  Costa Rica es el país que registra la más baja incidencia en medidas para-arancelarias.

“Las medidas no arancelarias permiten que los países puedan conseguir objetivos legítimos como la protección de la salud humana, animal y vegetal. Sin embargo, se teme que al reducir las barreras tradicionales del comercio los países se van tentados a usarlas para proteger la industria doméstica”, afirma el estudio.


Incidencia en los precios de los alimentos

La globalización y los acuerdos de libre comercio que proliferan en todo el mundo han provocado que los países, en especial los que están en vías de desarrollo, revisen las medidas o establezcan nuevas como herramientas para resguardar ciertos productos locales.

Y son estas barreras no arancelarias las que están generando los obstáculos que frenan la integración comercial efectiva de los países centroamericanos, a pesar de la existencia acuerdos comerciales, como el CAFTA-RD.

Por ejemplo, en El Salvador, el tiempo requerido para la emisión del registro sanitario de alimentos y bebidas varía según el tipo de producto: desde 48 horas en productos de bajo riesgo que no necesitan análisis de laboratorios, hasta 20 días hábiles para los que sí lo requieren. Esto no toma en cuenta el tiempo que le ha llevado a una empresa preparar el expediente del producto, que puede oscilar entre dos a cuatro semanas dependiendo de la complejidad, ni el costo que lleva recopilar la información.

Muchas empresas, sobre todo los pequeños exportadores, abandonan si los costos no hacen viable la exportación del producto, pero otras transfieren esos costos al precio final, que termina asumiendo el consumidor.

“Las medidas de registro sanitario en Centroamérica causan en promedio un aumento del 30% en precios domésticos, porque las empresas pasan el costo de cumplimiento de estas normas al consumidor final”, asegura el estudio. Por ejemplo, en Guatemala el aumento del precio de la carne equivale a un arancel del 66,4%, y es por ello que el mercado de carne guatemalteco es bastante cerrado a los exportadores de la región, en especial a los de Nicaragua.

El estudio recomienda un mayor diálogo para simplificar estas medidas no arancelarias e incentivar la competitividad nacional y regional. Asimismo, un mayor flujo de información compilado en un portal regional ayudaría a los exportadores e importadores, así como a los mismos gobiernos del Istmo a aliviar las asimetrías que inciden al final en el precio de los alimentos, que en definitiva afectan a los sectores más pobres en una región que lucha por superar la pobreza.


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