Hace poco más de dos semanas, la agente de la policía Márcia Passos, de Porto Alegre (Rio Grande do Sul) recibió una llamada que le aceleró el corazón. Desde el otro lado de la línea, Passos fue informada de un incendio en la casa de una presunta víctima de agresiones. El marido de la joven le prendió fuego a la vivienda con sus hijos adentro.
“Gracias a que ella nos llamó inmediatamente, logramos que la policía y los bomberos llegaran a tiempo para salvar a los niños”, recuerda la sargento, que lleva 23 años trabajando en las fuerzas de seguridad de Porto Alegre. “También apresamos al autor del incendio ese mismo día, en un punto de venta de marihuana”.
La historia terminó bien, pero el final podría haber sido diferente si no fuese por el trabajo de la Patrulla Maria da Penha, del que forma parte Passos desde su fundación en octubre de 2012. Hay once equipos en todo el estado, seis de ellos en los barrios más peligrosos de la capital. Todos se dedican a monitorear casos de agresión a partir de la primera denuncia por parte de las víctimas o testigos.
En Brasil la violencia de género es un tema cada vez más preocupante. El país ocupa el séptimo lugar en el mundo en feminicidios, con 4,4 muertes por cada 100.000 mujeres, según el Mapa de la Violencia 2012. En el informe anterior (2010), el país ocupaba el duodécimo puesto.
Vehículos color lila
El nombre de la patrulla Maria da Penha, es un reconocimiento a laconocida activista brasileña contra la violencia doméstica, que inspiró la ley contra la violencia de género que también lleva su nombre. Es una señal clara del compromiso contra los maltratos en la pareja en un estado donde ocurren 4,1 muertes por cada 100.000 mujeres.
Básicamente, la patrulla se dirige a las casas de las mujeres y les informa que tienen a su disposición una red de apoyo. Con la orientación de la policía, las víctimas de abusos pueden lograr la separación, obtener la custodia de los hijos, abrir un proceso contra su compañero, buscar apoyo psicológico y protegerse de nuevas agresiones.
Este tipo de apoyo fue el que le salvó la vida de Fátima (nombre ficticio), quien pensaba que, al haber estado casada con un policía, no recibiría ayuda. “Agradezco a la patrulla por haber confiado en mí. Fui agredida tantas veces que llegué a perder un seno”, afirma.
En su primer año de existencia, los agentes atendieron a 1.971 mujeres, 537 de las cuales reciben seguimiento de cerca. Los vehículos de la patrulla son fácilmente reconocibles en las calles por sus calcomanías de color lila, que simbolizan la lucha contra la violencia de género.
Además de ayudar a las víctimas a hacer frente a sus agresores, la patrulla garantiza el cumplimiento de las medidas urgentes de protección previstas en la Ley Maria da Penha (de 2006), que deben implementarse en el transcurso de las 48 horas posteriores al ataque.
Esta legislación le permiten a la mujer obtener una orden judicial para que el agresor abandone inmediatamente la residencia. También determina un límite mínimo de distancia entre el hombre y la víctima, así como de los familiares y otros testigos de la violencia.