Hace unos 20 años, los reporteros para cubrir, por ejemplo, una reunión de gabinete de ministros, necesitaban una cámara de video y su micrófono, una grabadora, una libreta, un pesado aparato celular, cámara de fotos y esperar horas hasta que terminase el encuentro. Después, debían salir corriendo a la redacción a escribir la historia, o a editar el video o a revelar las fotos.
Hoy en día, ese complicado y engorroso proceso se puede hacer sencillamente con una tableta o teléfono inteligente. Incluso, con las transmisiones en vivo por Internet, ni siquiera tienen que moverse de la redacción.
Bienvenidos al periodismo del futuro.
Cada día, los avances de la tecnología nos llevan a los sitios más remotos del planeta, y a través de la redes sociales estamos conectados con millones de personas, y con capacidad de llegar a miles de millones más.
Según la empresa comScore, que se dedica al estudio de las audiencias en Internet, para marzo del 2013, Latinoamérica fue la región a nivel global que más creció el último año (12%), alcanzando más de 147 millones de visitantes, de los cuales en promedio pasaron más de 10 horas por mes en redes sociales.
Cada vez más, los medios de comunicación están usando las redes sociales, como Twitter, Facebook, Linkedin, para difundir sus informaciones.
¿Cómo pueden entonces las organizaciones de desarrollo hacer llegar al público en general el trabajo que están haciendo para contribuir a mejorar la calidad de vida de la población?
El Banco Mundial ha identificado la necesidad de buscar nuevas colaboraciones para que el mensaje llegue alto y claro a los millones de latinoamericanos que diariamente se conectan a través de su computadora, tableta o celular. Es así que una alianza con el periódico español El País ha dado nacimiento a la sección Termómetro Social y Económico de América Latina, espacio dedicado a la difusión del conocimiento sobre temas claves para el desarrollo en la región, como el cambio climático, la seguridad ciudadana, el crecimiento sostenible, la prevención de desastres o las clases medias y el empleo.
“Los temas de desarrollo son complejos, pero se pueden comunicar bien en la medida en que sean medibles con datos claros”, aseguró Sergio Jellinek, gerente de relaciones externas del Banco Mundial para América Latina en el evento de firma de la alianza llevado a cabo en la Universidad Iberoamericana de México.
Para Jellinek, el Banco pretende ser una plataforma de conocimiento sobre lo que funciona y lo que no funciona en materia de desarrollo. “El elemento positivo de esta alianza es que nos obliga a pasar por el filtro de ofrecer lo que tiene valor agregado”.
Señaló que las colaboraciones o alianzas de este tipo tienen cada vez un rol más importante para las instituciones en desarrollo. “Sin apoyarnos mutuamente el uno en el otro no tendríamos el mismo impacto”, aseguró.