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Egipto: Fortalecer la resiliencia y crear oportunidades a través de la reforma del sistema de protección social

Junio 09, 2015


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Faten Ahmed con su hijo Ahmed, de un año, escucha los consejos de un trabajador en salud materna.

 

Foto © Dominic Chavez/Banco Mundial

TITULARES
  • Gran parte del presupuesto anual del Estado egipcio se destina al sistema de protección social, pero históricamente su impacto sobre la pobreza ha sido limitado.
  • Se está trabajando en una base de datos nacional que podría mejorar la coordinación de los programas de protección social y permitir su ampliación cuando sea necesario.
  • El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, quien ha hecho de la inclusión social una prioridad para el Grupo Banco Mundial, visitará esta semana Luxor en la región del Alto Egipto.

En 2014, el Gobierno egipcio ajustó la manera de mantener asequibles los alimentos básicos (como el pan). En vez de subvencionar la harina a las panaderías que fabrican pan baladí (rústico), comenzó a financiar a través de una tarjeta inteligente las barras de pan. Previamente, la harina y el pan subvencionados se compraban baratos y se vendían a un alto precio. El nuevo enfoque limita las adquisiciones a un máximo de cinco barras de pan diarias por persona, lo que hace mucho más difícil explotar el sistema.

Una eficaz focalización de este subsidio es importante porque la agitación tanto política como económica ha significado que más personas tengan menos dinero para alimentos en Egipto hoy en día en comparación con hace una década, y la pobreza extrema ha aumentado de 16,7 % de la población en el ejercicio 1999-2000 a 26,3 % en el ejercicio 2012-13. Cerca de la mitad de los egipcios (el 49 %) son clasificados como pobres o vulnerables porque carecen de dinero para otras necesidades básicas, como la salud y la educación.

El pan baladí no fue el único alimento afectado por las reformas normativas. Anteriormente, la mayoría de los egipcios podía postular a una canasta mensual de alimentos baratos, como aceite de cocina, azúcar, arroz y pasta. Esto significó que los productos de poca calidad permanecieron en el mercado y, porque eran de bajo costo, incluso eran revendidos. El nuevo sistema fija una pequeña asignación mensual en una tarjeta inteligente para cada egipcio, dándoles a las personas más opciones de uso. Cualquier dinero o crédito no utilizado de pan baladí se puede convertir en puntos, incentivando a las personas a comprar también otros alimentos.

En términos generales, el sistema de protección social de Egipto exige un gran porcentaje del presupuesto anual del Estado, pero históricamente su impacto sobre la pobreza y el desarrollo de capital humano ha sido limitado. Las reformas estructurales largamente esperadas que llevaron a los cambios en julio de 2014 incluyen liberar de manera gradual los precios de la energía durante un periodo de cinco a 10 años. El Gobierno ya ha permitido que el costo de los combustibles fósiles y de la electricidad aumente, asignando alrededor de la mitad (27 000 millones de libras egipcias o US$3600 millones) de los resultantes 51 000 millones de libras egipcias (US$6700 millones) ahorrados a programas de salud, educación, investigación científica y protección social, específicamente la reforma y la expansión de las redes de protección social.

Pero en 2013-14, más del 7 % del PIB de Egipto todavía se destinó a subsidios de financiamiento de la energía, dos tercios (el 68 %) de los cuales beneficiaron más a los dos segmentos más ricos de la sociedad. En términos reales, esto fue superior al gasto del Gobierno en salud, educación y en inversión pública, de manera combinada.

No obstante, se están tomando otras medidas para lograr que la ayuda del Estado llegue directamente a los más pobres entre los pobres. Además de la racionalización de las políticas de protección social existentes, Egipto estableció en 2012 un programa de trabajos que requieren el uso intensivo de mano de obra, implementado por el Fondo Social para el Desarrollo (SFD, por sus siglas en inglés), que es apoyado por el Banco Mundial y la Unión Europea (UE). Con la atención puesta en regiones, tales como el Alto Egipto —retrasada en términos de desarrollo humano—, proporciona trabajos temporales para quienes buscan empleo, especialmente las personas no calificadas y los jóvenes.


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Proyecto de trabajos con uso intensivo de mano de obra: El Proyecto de Pavimentación de la Carretera de Ganabiet Asfon en Tafnes, Luxor en la región del Alto Egipto, genera empleos para los lugareños, quienes realizan trabajos en 0,7 kilómetros del camino.


" La inclusión social es fundamental para sustentar y promover el crecimiento inclusivo, incluso en las regiones retrasadas "

Jim Yong Kim

Presidente del Grupo Banco Mundial

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Programa de transferencias monetarias “Takaful y Karama”: Una mujer recibe el beneficio usando la tarjeta inteligente, en una oficina de correos en Sohag, Alto Egipto.


En 2010, las disparidades geográficas entre los casi 82 millones de habitantes del país eran marcadas: la pobreza en el área rural del Alto Egipto superó el 50 %, pero era inferior al 15 %, que se registraba en las zonas metropolitanas del país.

Las áreas rurales del Alto Egipto son el hogar de la mayor parte de la población vulnerable o que está en riesgo de caer en la pobreza extrema. El desempleo, especialmente de los jóvenes, es alto en el país en su conjunto: cerca de 3,7 millones de egipcios (el 13,4 % de la mano de obra) estaban desempleados en el último trimestre de 2014; el 70 % de ellos tiene entre 15 y 29 años.

El Programa de Uso Intensivo de Mano de Obra del Fondo Social para el Desarrollo genera empleos temporales que se necesitan con urgencia y apoya el mantenimiento de los activos comunitarios, tales como las escuelas, los centros juveniles, los canales y los caminos. A marzo de 2015, ya se habían creado, directa e indirectamente, más de 100 mil trabajos,  de los cuales el 40 % benefició a mujeres y el 74 % a jóvenes desempleados; se habían restaurado 366 escuelas y 12 centros juveniles; rehabilitado alrededor de 3147 kilómetros de canales y 77 kilómetros de caminos rurales, y protegido 25 kilómetros en las riberas a lo largo del río Nilo.

En abril de 2015, el Gobierno egipcio lanzó un programa de transferencias monetarias llamado “Takaful y Karama” (Solidaridad y Dignidad). En el marco de este programa, las familias pobres reciben el equivalente a entre US$43 y US$83 al mes (dependiendo del número de niños), y los ancianos sin dinero suficiente para comer y las personas con discapacidades obtienen US$47 mensuales.

La iniciativa apunta a cubrir a 1,5 millones de familias en 2017. Takaful proporciona apoyo al ingreso familiar con la condición de que los niños de entre 6 y 18 años tengan una asistencia escolar mínima de 80 %; las madres y niños menores de 6 años se realicen controles médicos, y asistan a clases de nutrición. Sus objetivos son reducir la pobreza y mejorar los indicadores humanos de desarrollo en salud y educación. Por el contrario, Karama entrega apoyo incondicional en materia de ingresos a los ancianos y las personas con discapacidades.

Además, se está elaborando una base de datos nacional para consolidar los programas de protección social, y cerciorarse de que las personas que realmente necesitan ayuda estatal sean los beneficiarios. Se han logrado algunos avances en este Registro Nacional Unificado: se está vinculando la tarjeta inteligente para comprar comida con otras bases de datos de otros mecanismos de asistencia social y seguridad social. Con el tiempo, permitirá que los programas se amplíen a todo el país.

El Banco Mundial ha participado activamente en el programa de protección social de Egipto. El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, quien visitará Luxor en la región del Alto Egipto esta semana, ha hecho de este tema una prioridad para el Grupo Banco Mundial. “La inclusión social es fundamental para sustentar y promover el crecimiento inclusivo, incluso en las regiones retrasadas. Estamos proporcionando apoyo en esta área, el que incluye la ampliación de los programas de protección social para llegar a los hogares más pobres y mitigar el impacto de las reformas”, dijo Kim.

El Banco está proporcionando y administrando donaciones para asistencia técnica, tales como Asistencia Técnica Programática para Redes de Protección Social; el Fondo de Transición para Oriente Medio y Norte de África, y el Programa de asistencia para la gestión del sector de la energía. Estos han contribuido al fortalecimiento de la capacidad y con asesoría técnica, especialmente en las fases iniciales de preparación de las reformas, así como en el diseño de los nuevos programas de redes de protección social. Y también está entregando ayuda más tangible con el financiamiento de un préstamo de US$400 millones para apoyar Takaful y Karama, y un préstamo de US$200 millones dirigido al programa de trabajos con uso intensivo de mano de obra.


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