ARTÍCULO

Mujeres con poder de decisión, la clave para el desarrollo rural en Bolivia

Noviembre 17, 2015

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Niña de la Comunidad de Pila Torre (Departamento de Chuquisaca) parte de las 30 familias beneficiarias del Sistema de agua potable.

Foto: Gabriela Orozco / Banco Mundial

El Proyecto de Inversiones en Comunidades Rurales (PICAR) ha beneficiado a más de 25 mil familias en los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Chuquisaca.

Toribia Quispe tiene 45 años pero parece de 60. Aunque ya peina canas, el brillo de sus ojos delata vivacidad juvenil y firmeza, cualidades que aplica muy bien cuando administra la construcción  de sistemas de riego en la comunidad San José de Paredón, en  el municipio de Tarabuco, al sur de Bolivia. Su rol ha sido clave para mejorar la calidad de vida de su familia y de su comunidad.

Toribia viajó varias veces a Sucre para cotizar materiales, convocó públicamente a las empresas interesadas en el proyecto, hizo un cuadro comparativo con las mejores ofertas y junto al comité de administración (otras mujeres y hombres) evaluó y seleccionó a la de mejor precio y antecedentes.

Y su papel va más allá: “Hemos hecho un control detallado del trabajo de la empresa constructora, por eso cuando hemos visto que habían fallas, le hemos descontado al supervisor”, asegura.

Sin embargo, su trabajo no ha terminado.  “Una buena parte de las obras ya están ejecutadas, pero falta porque el agua de riego no está llegando todavía a nuestras parcelas”.

Muy segura de lo que está diciendo, comenta: “Aunque no tenemos mucha experiencia, las mujeres podemos administrar, la cosa es revisar bien todo. Además somos “Koñi maki” (mano caliente en quechua), es decir que lo poco que hay, hacemos alcanzar para todos”.

Santusa Flores, como las otras mujeres de la comunidad Pila Torre del municipio de Icla, ya no tendrá que caminar varios kilómetros para recoger agua para cocinar y para el aseo de su familia. Por fin cuenta con un grifo propio en su casa.

Cumplimos nuestro sueño de tener agua potable. No nos equivocamos cuando decidimos construir y mejorar nuestro tanque. El agua nos dará salud y nuestra vida mejorará”, dice conmovida, al tiempo que confirma que las mujeres de la comunidad ya están listas para ocuparse del próximo desafío: la construcción y equipamiento de gallineros familiares para producción de carne de pollo y huevos para consumo interno y venta pública en el mercado del pueblo.

Estas dos iniciativas forman parte las 700 impulsadas por el Proyecto de Inversiones en Comunidades Rurales (PICAR).


" Cumplimos nuestro sueño de tener agua potable. No nos equivocamos cuando decidimos construir y mejorar nuestro tanque. El agua nos dará salud y nuestra vida mejorará. "

Susana Flores

Mujer beneficiaria de la comunidad Pila Torre del municipio de Icla

Una mirada lo dice todo

¿Cómo se identifican los problemas de las comunidades? Johnny Delgadillo, coordinador del PICAR, afirma que se conocen los problemas y los requerimientos a través de la mirada de las mujeres.

Este es un proyecto con cara de mujer campesina. Son ellas las que nos orientan sobre las necesidades principales en las comunidades, las mismas que tienen que ver con la disminución de su recarga de trabajo, porque son ellas las más sacrificadas”, afirmó Delgadillo.

Cerca del 57 por ciento de los líderes de estas iniciativas, es decir de quienes hacen el manejo administrativo, son mujeres y el 50 por ciento de las beneficiarias directas son también mujeres.

Es vital entender en profundidad los contextos socioculturales de las mujeres que participan  en nuestros programas de desarrollo”, asegura Nicola Pontara, representante del Banco Mundial en Bolivia. “3 lecciones nos dejan los proyectos comunitarios en Bolivia: Es clave proveerles a las mujeres un espacio  para actuar, darles la oportunidad de manejar recursos financieros, aunque no tengan experiencia y alivianarles la carga diaria, como por ejemplo con agua potable en sus domicilios”, agrega Pontara, quien visitó recientemente estas iniciativas.

Son 30 las familias de Pila Torre que se benefician del acceso a agua potable  y 42 las que contarán pronto con riego en sus cultivos de frutas y hortalizas en José de Paredón, ambas comunidades rurales del departamento de Chuquisaca. 

El PICAR, que desde finales de 2011 ha beneficiado a más de 25 mil familias en los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Chuquisaca, busca mejorar el acceso a infraestructura básica y productiva para la población rural en extrema pobreza y es una reafirmación del compromiso del Banco Mundial en su trabajo por erradicar la pobreza  extrema y ayudar a que la prosperidad llegue a toda Bolivia. 



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