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ARTÍCULO Septiembre 13, 2017

La cooperación Sur-Sur, intercambio de conocimiento para el desarrollo

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Colombia y diversos países de África intercambian experiencias para mejorar producción de café 

Banco Mundial


Tan solo en los últimos siete años, el Banco Mundial ha auspiciado 216 programas de cooperación por casi 14 millones de dólares

¿Qué tienen en común Colombia, Ruanda, Burundi y Etiopía?

A primera vista, nada, pero estos cuatro países están entre los principales productores de café en el mundo. Y en los últimos años han intercambiado experiencias para producir un grano de más sabor, a la vez que cuidan el medioambiente y hacen que los cultivos sean sostenibles en el largo plazo.

Esto es solo un ejemplo de lo que se puede lograr a través de la cooperación Sur-Sur, ese intercambio de conocimiento entre Estados que permite compartir y replicar experiencias, generando un aumento en sus capacidades institucionales. Pero, ¿puede realmente esto resolver los problemas relacionados a la pobreza y al desarrollo económico?

Los países participantes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre los Países en Desarrollo aprobaron en 1978 un plan de acción que buscaba resolver esa incógnita. Las naciones instaron a promover la cooperación técnica entre los países del Sur, lo cual potenciaría, de forma sostenible, el crecimiento económico de la región.

La posibilidad de asistencia entre países tan disímiles y con realidades tan complejas parecía un inmenso desafío. Sin embargo, y a pesar de la gran diversidad de culturas, climas y tradiciones que recorren el Sur global, los estados hablan un mismo idioma a la hora de promover su desarrollo sustentable. Con la ayuda de instituciones internacionales como el Banco Mundial, la OCDE y Naciones Unidas (entre otros), se ha mejorado la eficiencia de estos programas a través del acceso a la financiación y a recursos técnicos especializados. Hoy, en el día internacional de la Cooperación Sur-Sur, las enseñanzas y aprendizajes entre diferentes naciones siguen generando conocimiento.

Tan solo en los últimos 7 años, el Banco Mundial ha auspiciado 216 programas de cooperación por casi 14 millones de dólares. A su vez, agencias de las Naciones Unidas como la OIT, el PNUD y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola destinan importantes recursos económicos para fomentar el intercambio entre este grupo de países. También, actores estatales destinan una parte de su presupuesto para este tipo de cooperación: India dedicó entre 2012 y 2017 alrededor de 15.000 millones de dólares para la ayuda de Estados en desarrollo.

Con el apoyo de las instituciones internacionales, la cooperación Sur-Sur se ha convertido en un mecanismo para hacer frente “desde adentro” a los retos del desarrollo. Las habilidades y soluciones que proponen este conjunto de países resultan más fáciles de replicar para sus socios y pares. A la vez que se mejoran los indicadores económicos, se genera un vínculo de aprendizaje mutuo y se posibilita compartir experiencias positivas y soluciones.

A lo largo de estas casi cuatro décadas, los proyectos de colaboración han abarcado una gran diversidad de temas. Por ejemplo, en 2014 los gobiernos de Argentina y Uruguay trabajaron en conjunto con los funcionarios de Marruecos para mejorar el estado de sus rutas y caminos, formulando un conjunto de buenas prácticas a implementar con el fin de reducir costos de transporte. De esta manera, la economía marroquí potenció su acceso a los mercados y a los servicios, aumentando el nivel de empleo y fortaleciendo la economía del país. Gracias a este intercambio, las exportaciones de Marruecos cuentan con ventajas similares a las que tiene el transporte de productos agropecuarios rioplatenses, al tiempo que se mejora la calidad de vida de los habitantes y se propician nuevas oportunidades económicas.

Estos acuerdos de intercambio y cooperación también se dan ante tendencias que afectan a todo el planeta, como la automatización en el mercado laboral. Los gobiernos de Colombia y México han trabajado junto con las autoridades de Nicaragua para avanzar hacia la transformación económica y social del país, a través de la promoción de la ciencia, tecnología, innovación y emprendedurismo. Al mismo tiempo que se desarrollan proyectos de infraestructura digital con la ayuda del Banco Mundial, este intercambio de conocimiento busca impulsar el sector tecnológico nicaragüense generando un crecimiento sostenible mientras a través de un incremento de la productividad, competitividad y la creación de empleos de calidad. Así, oficiales nicaragüenses se capacitan en el desarrollo de oportunidades de incentivos a este tipo de industria, a partir de la experiencia de sus pares colombianos y mexicanos. Este conjunto de actividades contribuye al desarrollo de una nueva industria de alto valor agregado, al mismo tiempo que se da una mejora de servicios para el sector privado que apuntala el crecimiento económico general del país.

Desde 1978 a la actualidad, la cooperación sur-sur continúa contribuyendo al desarrollo de los Estados, brindando soluciones y mejorando la vida de sus ciudadanos. A su vez, esta metodología es particularmente adecuada ante los nuevos desafíos climáticos, energéticos y de protección social. No es una forma más de asistencia financiera, sino que incorpora transferencia de conocimientos y tecnologías en pos de enfrentar en conjunto las dificultades que detienen el progreso de los países del Sur. Juntos y con muchas miradas, es posible encontrar las mejores soluciones.

 


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