¿Cuántos de los siguientes conceptos te sirven en tu trabajo o vida diarias?
- "La razón (división) entre el perímetro y el diámetro de una circunferencia recibe el nombre de p (pi) y su valor aproximado es 3,14".
- "Clorofila: Pigmento de color verde presente en hojas y tallos de muchos vegetales, responsable del proceso de fotosíntesis; se emplea en farmacia y cosmética".
- "El pretérito pluscuamperfecto indica una acción pasada ocurrida con anterioridad a otra también pasada, o sea, con anterioridad a otro tiempo pretérito".
Muchos de nosotros crecimos repitiendo una y mil veces estas frases. De niños y jóvenes absorbíamos conocimiento, pero entre dientes cuestionábamos "¿para qué sirve saber esto?", una pregunta que dejaba perplejo a más de un adulto.
Lo que antes parecía una rebeldía, en la actualidad cobra más sentido: mientras los conocimientos básicos se pueden buscar en Google —de hecho, los anteriores fueron tomados de allí—, ¿qué debemos aprender en las aulas?
La respuesta está en la boca de todos los responsables de diseñar políticas educativas: las habilidades.
"Las habilidades son la capacidad de hacer algo bien. Así como el conocimiento alude a la manera en que percibimos, entendemos y recordamos la información, las habilidades se refieren a la manera en que elegimos, utilizamos y aplicamos conocimiento en diferentes circunstancias, al enfrentar retos diversos y frecuentemente impredecibles", explica Paula Villaseñor, economista y consultora del Banco Mundial, quien lideró Construye T, un programa para la adquisición de habilidades socioemocionales desarrollado en México.
El interrogante tiene que ver con qué es lo que se necesita para enseñar las habilidades que buscan los empleadores de hoy y del futuro.
Los expertos apuntan que estamos ante una oportunidad única. Nunca como ahora hubo tantos niños en las aulas. Los niveles de escolarización son altísimos —en América Latina y el Caribe la inscripción escolar en la escuela primaria está al 100% y en el secundario al 75%—, sin embargo, el rendimiento académico es bajo. Lo mismo ocurre con la educación terciaria: hay 20 millones de jóvenes latinoamericanos en las universidades, pero solamente la mitad se gradúa y solo hay 10 instituciones de educación superior entre las 500 más prestigiosas del mundo.
Todos esos años de estudio no siempre se traducen en mejores niveles de aprendizaje, mejor inserción laboral o mejores salarios.
Esto tiene que ver con los requerimientos actuales del mercado laboral. De acuerdo al informe de desarrollo mundial, "Aprender para hacer realidad la promesa de la educación", las deficiencias en el aprendizaje durante los años de escuela se manifiestan más tarde como brechas de habilidades en la fuerza laboral.