OPINIONES

Abordar el cambio climático con un precio sólido del carbono

Mayo 16, 2013


Rachel Kyte Publicado por primera vez en Carbon Finance



A pesar de que la primera generación del mercado del carbono trastabilla, ahora es más importante que nunca tener un precio sólido el carbono si queremos evitar el peligroso cambio climático.

Aunque se cumplan plenamente, los actuales compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero colocan al mundo en una trayectoria de aumento de más de 2 grados de temperatura. Ahora sabemos que el objetivo adoptado por la comunidad internacional para mantener el incremento de la temperatura media del planeta en 2°C conlleva graves riesgos. Un calentamiento desastroso del planeta no representa solo un problema ambiental, sino que es una amenaza fundamental para cualquier intento de acabar con la pobreza y amenaza la prosperidad de millones de personas.

Para entender mejor el impacto del cambio climático en el desarrollo, el Banco Mundial encargó el informe científico Turn Down the Heat: Why a 4°C Warmer World Must Be Avoided (Bajemos la temperatura: Por qué se debe evitar un planeta 4°C más cálido). El documento concluyó que se producirá un aumento de 4°C en la temperatura media de la Tierra a fines de este siglo, con consecuencias devastadoras si no se toman medidas concertadas ahora.

En el Grupo del Banco Mundial, estamos intensificando nuestro trabajo de mitigación, adaptación y gestión del riesgo de desastres, y aumentando de manera inmediata nuestra colaboración con otros para:

i) Crear ciudades con un bajo nivel de emisiones de carbono y con capacidad de adaptación al cambio climático mediante la movilización de financiamiento directo y conocimientos, y la ayuda a las urbes de rápido crecimiento para que eviten la infraestructura contaminante;

ii) avanzar en la agricultura climáticamente inteligente a través de la creación de una alianza de acción para el logro de una ganancia triple: aumento de rendimientos e ingresos, mayor resistencia de los cultivos al cambio climático, y ayuda para el secuestro del carbono del suelo, y

iii) trabajar con otros para acelerar la eficiencia energética, la inversión en energías renovables y el acceso universal a modernas formas de energía.

Pero reconocemos que nuestro trabajo no es suficiente. Se necesita una respuesta mundial que impulse actividades de mitigación en los principales países emisores, obtenga incentivos y precios justos, y logre que el financiamiento fluya para estimular el crecimiento con bajas emisiones de carbono. Se requiere una respuesta de la misma magnitud que el problema del cambio climático, una respuesta que nos sitúe en un nuevo camino para acabar con la pobreza y generar prosperidad compartida.

Según nuestro punto de vista, esa respuesta mundial deberá incluir el respaldo a la eliminación de los subsidios a los dañinos combustibles fósiles y la fijación de un precio del carbono sólido y predecible. Nos comprometemos a seguir trabajando con otros para llevar a cabo ambas ideas.

Fijación del precio del carbono

Seamos claros: como primer paso hacia la acción en materia de cambio climático, necesitamos un compromiso político de alto nivel y objetivos nacionales ambiciosos de reducción de las emisiones.

Una clara señal en materia de precios en las principales economías es esencial para establecer incentivos adecuados y dirigir los flujos financieros hacia inversiones en bajas emisiones en lugar de un crecimiento con altas emisiones de carbono.

Se puede lograr un precio del carbono a través de mercados o impuestos, y diferentes instrumentos serán apropiados en distintos países para diversos sectores de la economía. Sin embargo, los mecanismos basados en el mercado tienden a generar reducciones de emisiones a gran escala de manera más eficiente y rápida, y con el problema del clima, el paso del tiempo no nos beneficia.

Un mercado mundial más grande y de mayor liquidez también respaldará el nivel de ambición necesario para disminuir las emisiones ya que reducirá los costos de mitigación, catalizará la innovación y movilizará la inversión en tecnologías de bajas emisiones de carbono en el mundo.


" Una clara señal en materia de precios en las principales economías es esencial para establecer incentivos adecuados y dirigir los flujos financieros hacia inversiones en bajas emisiones en lugar de un crecimiento con altas emisiones de carbono. "
Rachel Kyte, Vice President for Sustainable Development, World Bank

Rachel Kyte

Vicepresidenta de Desarrollo Sostenible, Banco Mundial

La buena noticia es que cada vez más países, provincias y ciudades de todo el planeta están desarrollando y creando planes para bajar las emisiones y comercializar las reducciones de carbono resultantes.

El respaldo a los Gobiernos nacionales o subnacionales para poner en marcha estos mecanismos debe ser una prioridad. Muchos querrán participar en algún nivel de la negociación en los mercados y algunos ya están iniciando conversaciones bilaterales formales con tal propósito. La adopción de enfoques y marcos comunes facilitará la colaboración y ya están en curso significativos esfuerzos para compartir experiencias e ideas. Sin embargo, considerando que los países elegirán el método más apropiado para sus circunstancias específicas y que el resultado será probablemente heterogéneo a través de los mercados, es necesario tener un enfoque flexible. Necesitamos una perspectiva que reconozca y se adapte a las diferencias entre los países y que apoye el comercio eficiente en los distintos mercados del carbono nacionales y regionales actuales y en aquellos que emergerán, y además una variedad de tipos de activos.

A medida que se desarrollan estos acontecimientos, creemos que vale la pena explorar la idea de un mercado del carbono conectado a nivel global con las siguientes características: precios y tipos de cambio que respalden el carácter fungible de los tipos de activos; una “moneda” de reserva del carbono para la conversión y comercialización de activos de reducción de emisiones, y servicios e instituciones que  apoyen un mercado de escala mundial. Por supuesto, el principio de integridad del medio ambiente deberá sostener cualquier esfuerzo de este tipo.

Algunos posibles elementos podrían incluir sistemas independientes de clasificación de activos de carbono para dar información al mercado y a los reguladores nacionales sobre el riesgo relativo y la integridad del medio ambiente o una Reserva Internacional de Carbono que apoye, según sea necesario, las reservas nacionales y regionales para ayudar a evitar fluctuaciones extremas de precios. Podría tener una función de mecanismo de facilitación para establecer tipos de cambio y posiblemente actuar como una entidad creadora de mercados para nuevos activos. También podría supervisar una plataforma de liquidación transfronteriza para hacer el seguimiento de las operaciones más allá de las fronteras y las tenencias de varias clases de activos de carbono.

Pero hay quienes dudan de que cualquier forma de mercado del carbono pueda aún funcionar. Lo que nos da confianza es el nivel de innovación en los países que exploran mecanismos de mercados internos. Existen pruebas de que la fijación de precios del carbono puede funcionar si es flexible y está alineada con las iniciativas de políticas nacionales, en particular las prioridades económicas.

Si bien  los precios en los principales mercados del carbono existentes -como el Régimen para el comercio de derechos de emisión de la Unión Europea-, tambalean, están surgiendo muchas nuevas iniciativas nacionales de determinación de precios del carbono. Y  no es sorprendente que muchas de ellas incluyan características en el diseño para manejar la extrema volatilidad de los precios.

Asociación para la Preparación del Mercado

En marzo, el Banco organizó una reunión de la Asociación para la Preparación del Mercado (PMR, por sus siglas en inglés), una creciente coalición de más de 30 naciones desarrolladas y en desarrollo que trabajan en diferentes soluciones para la fijación de precios del carbono. El Banco Mundial actúa como Secretaría, depositario y asociado en la elaboración de principios para la iniciativa. Vemos que cada vez más países toman medidas nacionales innovadoras.

China está mostrando un extraordinario liderazgo en este campo. Tiene previsto poner en marcha este año siete programas piloto, que abarcan cinco ciudades y dos provincias con una población total de 246 millones de personas y que representan un producto interno bruto (PIB) acumulado de US$1,6 billones. Shenzhen lanzará su piloto en junio de 2013, y Beijing y Shanghai lo harán poco después. Estas pruebas allanarán el camino para el establecimiento de un mercado nacional del carbono, y China ya está pensando cómo podrá vincular su régimen de comercio de derechos de emisión (ETS, por sus siglas en inglés) con otros.

La PMR también respalda a Chile, que está definiendo los elementos básicos que necesita para un ETS en el sector energético, incluida la elaboración de un sistema de registro de gases de efecto invernadero para rastrear los permisos de emisión.

Por su parte, Sudáfrica impulsa un impuesto al carbono que aplicará en 2015. El diseño del sistema incluye un plan de reducción de emisiones que ayuda a las empresas a cumplir con sus obligaciones.

Fuera de la PMR, Corea del Sur está preparando la primera fase de su ETS, que comenzará en 2015. Y en California, las obligaciones de cumplimiento entraron en vigor a principios de este año para su programa de emisiones de carbono negociables con límites máximos que, cuando se amplíe en 2015 a los proveedores de combustibles, cubrirá el 85% de las emisiones del estado.

Respaldo a la innovación

Los avances en los países son alentadores: la innovación, energía y visión de futuro entre las personas que desarrollan estos sistemas nacionales y subnacionales convencen al Banco Mundial de que la determinación de precios del carbono está emergiendo y los mercados en esta área tienen un futuro.

Esperamos iniciar un nuevo debate. No sabemos si estas son las respuestas correctas, y seguramente no son las únicas posibles, pero sabemos que tenemos que trabajar con todo el mundo –los responsables de la formulación de políticas, el sector privado y la sociedad civil– para desarrollar nuestras ideas, aprender de los demás, y decidir juntos la mejor manera de catalizar una ambición política más fuerte y la transformación de esta en precios del carbono sólidos y predecibles.

En el Grupo del Banco Mundial, seguiremos respaldando la innovación y ofreciendo análisis técnico a los países a medida que exploren sus opciones en este campo, y realizaremos investigaciones sobre los mecanismos que permitan ampliar los mercados a una escala que sea proporcional a los desafíos que enfrentamos.

No podemos darnos el lujo de fracasar en nuestros esfuerzos para detener el cambio climático.



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