Discursos y transcripciones

Declaración inicial de Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial, durante la conferencia de prensa de clausura de las Reuniones Anuales de 2013

Octubre 12, 2013


Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial Reuniones Anuales de 2013 Washington, DC, Estados Unidos

Texto preparado para la intervención

Gracias por haber venido a la conferencia de prensa de clausura de las Reuniones Anuales de 2013 del Grupo del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

En primer lugar, deseo expresar mi profundo agradecimiento al esmerado personal del Grupo del Banco Mundial por las largas horas de trabajo dedicadas a los preparativos de estas reuniones, que congregaron a 13 000 personas de 185 países.

En segundo lugar, quisiera manifestar nuestra preocupación ante los informes procedentes de la región oriental de India, donde el ciclón Phailin ha tocado tierra. Los pronósticos indican que este azotará una zona habitada por 4,5 millones de personas. Desde la ciudad de Washington, expresamos nuestra solidaridad con todos aquellos que viven en la trayectoria del ciclón.

Volvamos ahora a las Reuniones Anuales. Estoy muy agradecido por el apoyo de los gobernadores, que han respaldado unánimemente la estrategia del Grupo del Banco Mundial. Por primera vez en la historia de nuestra organización, contamos con una estrategia que aprovecha las fortalezas de todos sus componentes —el Banco, la Corporación Financiera Internacional (IFC), nuestra institución que se ocupa del sector privado, y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), que otorga garantías contra riesgos— y compagina toda nuestra labor en pos de un propósito común.

Ese propósito común se refleja en nuestros dos objetivos, que hace seis meses fueron respaldados por nuestros gobernadores: poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030 e impulsar la prosperidad compartida para el 40% más pobre de la población de todos los países en desarrollo. Ahora nuestra estrategia orientará todas nuestras actividades y recursos para alcanzar estos dos objetivos.

Ello producirá resultados concretos y maximizará nuestro impacto en el desarrollo. En todo el Grupo del Banco Mundial adoptaremos decisiones que nos permitirán ser más selectivos y elegir proyectos más transformadores que ayuden a los países y regiones a alcanzar sus metas prioritarias. En los países de ingreso bajo e ingreso mediano, esas metas prioritarias son muy similares a las nuestras, a saber: hacer progresos importantes en los próximos años para poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida para quienes han quedado postergados por tanto tiempo.

Quisiera destacar un cambio importante que se deriva de nuestra estrategia. Nos convertiremos más bien en un agente catalizador de acción transformadora que encauzará miles de millones de dólares en capital del sector privado hacia países pobres, países que han tenido dificultades para atraer el tipo de inversiones que generan buenos empleos. En particular, nos valdremos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), nuestro fondo para los más pobres, para atraer otras fuentes de capital con miras a financiar, por ejemplo, escuelas y nuevas fuentes de electricidad, especialmente en los Estados frágiles y afectados por conflictos. Necesitamos una sólida decimoséptima reposición de los recursos de la AIF (AIF-17) para poder realizar estos planes audaces que abrirán un universo de oportunidades para las personas pobres y vulnerables.

Nuestra estrategia propugna un aumento de la inversión en los Estados frágiles y propone también trabajar en diversos frentes para combatir el cambio climático y mejorar los sistemas de salud y educación, especialmente en beneficio de las niñas y las mujeres. Ahora estamos en muy buenas condiciones de aprovechar las ventajas comparativas del Grupo del Banco Mundial. En los próximos meses y años, el mundo verá un Grupo del Banco Mundial renovado y revitalizado que trabaja rigurosamente para poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida.

Permítanme hacer un comentario más sobre el estancamiento fiscal que persiste aquí en la ciudad de Washington.

En cinco días podría producirse un hecho muy peligroso. Pido encarecidamente a los encargados de formular las políticas en Estados Unidos que encuentren rápidamente una solución antes del vencimiento del plazo en lo relativo al tope máximo de la deuda. Mientras más se acerque ese plazo, mayor será el impacto en el mundo en desarrollo. La inacción podría derivar en un aumento de las tasas de interés, el deterioro de la confianza y la desaceleración del crecimiento. Si esto llegara a suceder, podría ser desastroso para el mundo en desarrollo, lo que a su vez perjudicaría considerablemente a las economías desarrolladas. Pido encarecidamente a los encargados de formular las políticas en Estados Unidos que eviten esta posible crisis.

Muchas gracias.

 


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