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publication 18 de septiembre de 2017

El impacto distributivo de los impuestos y las transferencias monetarias: la experiencia de ocho países en desarrollo

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El actual debate sobre las políticas relativas a la redistribución fiscal en los países de ingreso bajo y mediano se concentra sobre todo en el poder de las políticas fiscales para reducir la desigualdad, pero en menor medida en el impacto de dichas políticas en la calidad de vida de los pobres. Sin embargo, en un nuevo libro publicado por el Banco Mundial titulado The Distributional Impact of Taxes and Transfers: Evidence from Eight Developing Countries (El impacto distributivo de los impuestos y las transferencias monetarias: la experiencia de ocho países en desarrollo) (PDF, en inglés) se señala que si bien los sistemas fiscales siempre son igualadores, con frecuencia reducen el consumo real de bienes de los pobres.

El libro, publicado en colaboración con el Instituto Compromiso con la Equidad (CEQ) de la Universidad de Tulane, proporciona una evaluación de los efectos de la aplicación de impuestos y del gasto público en los ingresos de distintos hogares, individuos y grupos socioeconómicos, así como en la distribución del ingreso en toda la población. El texto usa el marco metodológico común desarrollado por el Instituto CEQ para estimar el impacto combinado de los impuestos y las transferencias monetarias y la contribución marginal de cada intervención individual para reducir la pobreza y la desigualdad, además de suministrar resultados comparables entre países.


En el volumen se analiza el ingreso y el gasto de los Gobiernos de ocho países de ingreso bajo y de ingreso mediano (Armenia, Etiopía, Georgia, Indonesia, Jordania, la Federación de Rusia, Sudáfrica y Sri Lanka), y se puede considerar un texto complementario de la publicación titulada The Redistributive Impact of Taxes and Social Spending in Latin America (El impacto redistributivo de los impuestos y el gasto social en América Latina). (i) Tal como en este último documento, en este nuevo informe se concluye que los impuestos y las transferencias monetarias reducen la desigualdad en todos los países. Los buenos resultados en materia de redistribución están determinados básicamente en gran medida por la cantidad de recursos y la progresividad combinada de los impuestos y las transferencias monetarias. Aunque la combinación de impuestos directos y transferencias directas es siempre igualadora, no se puede aseverar lo mismo respecto de la pobreza. Los resultados indican que los pobres en algunos países de ingreso bajo y de ingreso mediano son contribuyentes netos del sistema fiscal debido a los altos impuestos al consumo que se aplican a los productos básicos.

Otras conclusiones fundamentales:

  • La capacidad de un país para aumentar la equidad en la distribución de los ingresos familiares está determinada por el tamaño y la composición de su presupuesto. En los países estudiados, los ingresos totales oscilaban entre el 12,2 % del PIB en Guatemala y alrededor del 35 % del PIB en la Federación de Rusia. Los impuestos indirectos constituían una gran proporción del ingreso total en todos los países, salvo en México y Sudáfrica. El gasto social total fluctuaba entre el 5,6 % del PIB en Indonesia y el 25,3 % del PIB en Brasil. Independientemente del nivel de ingresos del país, el gasto en educación tendía a conformar una parte importante del gasto social mientras que el gasto en salud variaba de manera más marcada entre países de tamaño similar.
  • Los impuestos y las transferencias monetarias pueden aumentar la pobreza aun cuando reduzcan la desigualdad. En la mitad de los países analizados –Georgia, Indonesia, Jordania, México, Perú, Rusia, Sudáfrica y Uruguay– los impuestos y las transferencias monetarias redujeron la pobreza. Sin embargo, en Bolivia, Etiopía, Ghana, Guatemala y Sri Lanka la pobreza aumentó después de que se aplicaron impuestos y se entregaron transferencias directas. En sus casos, la carga de los impuestos indirectos, como el impuesto al valor agregado (IVA), superó los beneficios de las transferencias directas a la población ubicada en la parte inferior de la distribución del ingreso, empeorando la pobreza.
  • Los impuestos y las transferencias directas son, en general, progresivos e igualadores. Las transferencias directas son particularmente igualadoras en Armenia, Georgia y Sudáfrica. El impacto de los impuestos directos en la reducción de la desigualdad fue mayor que el de las transferencias directas.
  • Los impuestos indirectos con frecuencia aumentan la desigualdad, pero a veces son prácticamente neutros. Aunque, en general, los impuestos indirectos son regresivos (esto es, la proporción pagada disminuye con los ingresos del mercado), quizás no aumentarían la desigualdad si las ganancias benefician en gran medida a la población ubicada en la parte inferior de la distribución del ingreso.
  • El gasto total en educación dirigido a los pobres es proporcionalmente más alto que la proporción de población en todos los países para los cuales se dispone de datos. El gasto en la educación preescolar tiende a favorecer a los pobres en todos los países, así como el gasto en la educación primaria, salvo en Etiopía, donde el gasto en la educación primaria tiende a ser neutral en relación con los ingresos. El gasto en educación secundaria es progresivo en términos relativos e igualador en Etiopía, Ghana y Guatemala; aproximadamente neutro en Armenia e Indonesia, y favorece a los pobres en los demás países. El gasto en educación terciaria es desigual en Etiopía, Ghana, Guatemala e Indonesia, pero igualador en el resto de los países.
  • El gasto en salud está orientado hacia los pobres en Brasil, República Dominicana, Georgia, Sudáfrica, Sri Lanka y Uruguay. Es básicamente neutro en Armenia, Bolivia y México y progresivo solo en términos relativos e igualador en Etiopía, Guatemala, Indonesia, Perú y Rusia. Aunque el gasto general en salud y educación ha favorecido a los pobres, garantizar el acceso y facilitar el uso de servicios públicos de salud y educación entre los pobres no son medidas suficientes para igualar las oportunidades, en particular si la calidad de la educación y de la atención de salud provistas por el Gobierno es baja.

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