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The World Bank
El agua es un insumo fundamental para la producción agrícola y desempeña un papel importante en la seguridad alimentaria. La agricultura de regadío representa el 20 % del total de la superficie cultivada y aporta el 40 % de la producción total de alimentos en todo el mundo. Es, en promedio, al menos el doble de productiva por unidad de tierra que la agricultura de secano, lo que permite una mayor intensificación de la producción y diversificación de los cultivos.

Debido al crecimiento demográfico, la urbanización y el cambio climático, se espera que aumente la competencia por los recursos hídricos, lo que tendrá un impacto particular en la agricultura. Las proyecciones indican que para 2050 la población del planeta superará los 10 000 millones de habitantes y, ya sea en zonas urbanas o rurales, dicha población deberá contar con alimentos y fibras para satisfacer sus necesidades básicas. Se estima que para 2050 la producción agrícola deberá aumentar aproximadamente un 70 %; por otra parte, como consecuencia del aumento de los ingresos en gran parte del mundo en desarrollo, se incrementará el consumo de calorías y de alimentos más complejos.

Sin embargo, para satisfacer la demanda de agua en el futuro se deberá reasignar entre el 25 % y el 40 % de dicho recurso a actividades más productivas y que generen más empleo, sobre todo en regiones afectadas por estrés hídrico. En la mayoría de los casos, se prevé que la reasignación provendrá de la agricultura, debido a la elevada participación de este sector en el consumo de agua. Actualmente, la agricultura representa (en promedio) el 70 % del agua dulce que se extrae en el mundo (y una proporción aún mayor del “uso consuntivo del agua”, debido a la evapotranspiración de los cultivos).

Los desplazamientos del agua deberán ser tanto físicos como virtuales. El desplazamiento físico puede producirse a través de cambios en las asignaciones iniciales de los recursos hídricos superficiales y subterráneos, principalmente de los usuarios agrícolas a los usuarios urbanos, ambientales e industriales. El agua también puede desplazarse virtualmente cuando la producción de alimentos, bienes y servicios de elevado consumo hídrico se concentra en áreas que tienen abundantes recursos hídricos y se vende a lugares donde dichos recursos escasean.

Las reasignaciones intersectoriales del agua y la importante reducción de los recursos hídricos que se destinan a la agricultura también deberán ir acompañadas de mejoras de la eficiencia en el uso del agua y mejoras en los sistemas de abastecimiento de dicho recurso. El aumento de la eficiencia en el uso del agua en la agricultura también dependerá de que el sistema principal de mejoras (no agrícola) se corresponda con los incentivos adecuados para las inversiones agrícolas destinadas a mejorar la gestión del suelo y el agua. Estas opciones requerirán mejores sistemas de abastecimiento de agua para proporcionar un servicio adecuado bajo demanda, así como el uso de tecnologías avanzadas (es decir, sensores de humedad del suelo y mediciones satelitales de evapotranspiración) para mejorar la eficiencia y la productividad del agua en la agricultura.

Para resolver los desafíos del futuro es necesario reconsiderar seriamente la gestión del agua en el sector agrícola y su reposicionamiento en el contexto más amplio de la gestión de los recursos hídricos en general y la seguridad hídrica. Además, los esquemas de riego y drenaje, sean grandes o pequeños, se traducen en obras públicas destacadas y dispersas espacialmente en los espacios rurales. Por lo tanto, representan un medio lógico para movilizar oportunidades de empleo en las comunidades

Desafíos prácticos relacionados con el agua en la agricultura

La capacidad de mejorar la gestión del agua en la agricultura normalmente se ve limitada por políticas inadecuadas, deficiencias en el desempeño institucional y restricciones financieras. Las instituciones públicas y privadas fundamentales (entre ellas, los ministerios de agricultura y de aguas, las autoridades responsables de las cuencas hidrográficas, los organismos encargados de gestionar los sistemas de riego, los usuarios de agua, y las organizaciones de agricultores) por lo general carecen del entorno propicio y las capacidades necesarias para desempeñar sus funciones de manera eficaz.

Por ejemplo, las autoridades responsables de las cuencas a menudo tienen una capacidad limitada para hacer cumplir las asignaciones de agua y convocar a las partes interesadas. Las instituciones encargadas de desarrollar los sistemas de riego suelen abocarse únicamente a sistemas de gran escala que requieren un uso intensivo de capital, y tienden a depender de estrategias basadas en el sector público en lugar de generar oportunidades de financiamiento privado y gestión privada del riego a pequeña escala. Los agricultores y sus organizaciones también suelen responder a marcos de incentivos altamente distorsionados en términos de fijación de precios del agua y de políticas de apoyo agrícola, que obstaculizan aún más los avances del sector.

Asimismo, la mayoría de los Gobiernos y usuarios de agua no invierten lo suficiente en el mantenimiento de los sistemas de riego y drenaje. Si bien la mala gestión y la operación deficiente pueden influir en el mal desempeño de estos sistemas, la falta de mantenimiento disminuye su buen rendimiento y obliga a realizar reparaciones constantes. Este tipo de contexto en el que no se proporcionan los fondos necesarios para mantener el sistema de riego y drenaje genera el ciclo “construir-descuidar-recuperar-descuidar” que normalmente se observa en el sector.

Dadas las limitaciones existentes, hoy en día el sector de la gestión de los recursos hídricos para uso agrícola se está reorientando hacia la prestación de servicios modernos y sostenibles. Se propone un enfoque singular sobre el agua para crear servicios hídricos resilientes y preservar los recursos hídricos, al tiempo que se gestionan los riesgos relacionados con los impactos sociales y económicos más amplios relacionados con el agua. Esto incluye transformar la gobernanza y la prestación de servicios, así como apoyar la gestión de cuencas hidrográficas y ecologizar el sector, y puede lograrse proporcionando mejores incentivos a la innovación, las reformas y la rendición de cuentas.

Última actualización: Oct 05, 2022

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