Es más de medianoche en Buenos Aires. Las casas que se dejan ver desde el Parque Chass emiten luces intermitentes de televisores aun encendidos. Calle abajo, en un edificio de tamaño no muy grande, la luz de una lámpara se mantiene firme y ajena al movimiento de imágenes que la rodean. Nos metemos por esa ventana y vemos a un joven licenciado en computación, de 33 años, concentrado en su escritorio.
Durante un mes, Andrés Quijano trabajó sin pausa en esa habitación para desarrollar una aplicación informática –Ecofacts- que le valió el reconocimiento internacional del concurso de “Aplicaciones por el Clima” (i) del Banco Mundial, por delante de competidores de todos los lugares del planeta. “Desde cualquier lugar del mundo se puede crear una buena aplicación… aunque obviamente si uno vive en Silicon Valley es mucho más fácil”, dice cuando se le pregunta sobre las posibilidades de desarrollar su talento en Argentina.
Al otro extremo de Latinoamérica, en Colombia, al sol de Cali el ingeniero Ernesto Girón también desarrolló una aplicación que le valió para colarse entre los quince finalistas del concurso que se llevó Andrés para Buenos Aires. Con quince años de experiencia en el mundo de la programación, diseñó WBPanorama, que entre otras ventajas dice la temperatura que tendremos en los próximos años. Aunque su ciudad natal le llama, confiesa que le tienta armar su maleta y marcharse a trabajar a Estados Unidos, donde los salarios son más altos y se encuentran más oportunidades en el mundo de las nuevas tecnologías. ¨La investigación en Latinoamérica es limitada y pocas empresas ofrecen trabajo¨, se lamenta.
Andrés y Ernesto son dos ejemplos visibles del talento que está brotando a lo largo y ancho de la geografía de la región, especialmente en el ámbito de las nuevas tecnologías, un sector en boga y con cada vez más relevancia a nivel internacional. Además de trasnochadas, cafés y códigos de computación, ambos comparten la incertidumbre de si deben quedarse o marcharse de sus países de orígen para desarrollar su carrera profesional.
¿Por qué? Bajos salarios, poco reconocimiento profesional, desempleo o falta de apoyo a la investigación, se presentan como principales inconvenientes para quedarse.
Lo paradójico -y preocupante- de la situación es que, a pesar de haber brillado en un concurso internacional, los dos desarrolladores latinoamericanos no tienen una estabilidad laboral acorde a su talento.