ARTÍCULO

Favela brasileña fomenta educación de excelencia y transporte seguro

Marzo 06, 2013


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El teleférico del Complexo do Alemao, Rio de Janeiro: la comunidad dispone de 152 cabinas (de ocho pasajeros cada una) y seis estaciones.

Mariana Ceratti / Banco Mundial

TITULARES
  • Después de batallar durante 30 años con la violencia, Complexo do Alemao es hoy una comunidad modelo.
  • En la actualidad, sus habitantes disfrutan de mejores escuelas, centros de salud y servicios de transporte.
  • Un teleférico redujo drásticamente los tiempos de viaje y atrae a los turistas.

Durante décadas, el temor definía la vida de los residentes de Complexo do Alemao, una comunidad pobre situada 16 kilómetros al norte del centro de Río de Janeiro.

A veces, los enfrentamientos entre bandas de traficantes de droga y la policía eran tan intensos que la gente no se atrevía a salir de la casa. “Solo salían si tenían una emergencia médica”, recuerda Tatiana Modesto, directora de un centro local de salud familiar.

Sin embargo, desde que una fuerza policial de mantenimiento de la paz (UPP, por sus siglas en portugués) recuperara la zona en noviembre de 2010, los 110.000 residentes de la favela ahora pueden desplazarse por el vecindario.

También gozan de mejores servicios de salud y educación gracias a UPP Social, iniciativa que cuenta con el apoyo del Banco Mundial. El programa es ejecutado por ONU-Hábitat y por el Instituto Pereira Passos, que coordina los proyectos de promoción económica en Río de Janeiro.

Salud preventiva

La iniciativa suministró fondos para la construcción y mantenimiento de una nueva clínica de salud familiar y para la Unidade de Pronto Atendimento, un centro local de urgencia, entre otros.

En la clínica, la comunidad tiene acceso a atención de salud preventiva. “Si hay una emergencia, el paciente es llevado a la sala de urgencia ubicada en el mismo edificio”, señala Tatiana. “El objetivo de ambos es disminuir la demanda de los servicios hospitalarios públicos”, agrega.

UPP Social también está a cargo del proyecto Escolas do Amanha que se ejecuta en el barrio Alemao. En cinco recintos que reciben apoyo, niños y niñas pueden asistir en jornada parcial o completa.

“Tienen acceso a laboratorios de computación, clases de arte y ahora están aprendiendo a hablar inglés”, dice Eliane Sampaio, directora del plantel escolar Affonso Varzea. En el establecimiento se ven carteles sostenidos por dibujos animados con frases en inglés.


" Los niños tienen acceso a laboratorios de computación, clases de arte y ahora están aprendiendo a hablar inglés "

Eliane Sampaio

Directora del plantel escolar Affonso Varzea

Rápido y seguro

Hasta julio de 2011, subir o bajar los cerros en el Complexo do Alemao podía tomar hasta dos horas. Y cuando se terminaba el transporte público, solamente había dos opciones: tomar un taxi (ya sea auto, van o motocicleta) o subir zigzagueando a pie por las callejuelas del vecindario.

Desde que se abrió el teleférico al público en general, la gente tiene una alternativa más segura y conveniente. Ahora, cubrir la distancia entre la cima y la parte de abajo (3,5 kilómetros) tarda apenas 16 minutos. La comunidad dispone de 152 cabinas (de ocho pasajeros cada una) y seis estaciones.

“El teleférico es rápido y cómodo”, dice Wilmar Raposo, lavador de coches de 58 años de edad. “Y además, los residentes pueden hacer dos viajes diarios gratuitos en su camino de ida y de vuelta hacia y desde cualquier estación del teleférico”, añade.

Más transporte público

El Banco Mundial y el gobierno de Río de Janeiro se asociaron para fomentar el uso del transporte público en la ciudad. Por ejemplo, se adoptaron medidas como tarjetas de transporte, que facilitan el pago de múltiples tarifas a los usuarios. Una de ellas, la TarjetaRío, es válida en el teleférico de Alemao.

Ambas instituciones trabajan juntas en el Segundo Proyecto de Transporte Público de Río de Janeiro, que financiará la adquisición de por lo menos 120 vagones para el sistema ferroviario de la ciudad hasta el año 2017.


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