ARTÍCULO

Trabajar deja de ser un sueño para miles de salvadoreños

Mayo 09, 2014


TITULARES
  • El Programa de Apoyo Temporal al Ingreso (PATI) ha proporcionado a más de 61,000 un apoyo monetario a cambio de asistir a cursos de formación y participar en actividades productivas

En la cadena de sueños de muchos salvadoreños la prioridad número uno es lograr un trabajo formal. Un empleo remunerado que les permita no sólo ingresar algo de dinero sino también aprender. Capacitarse en algún oficio. Realidades de las que cada vez más salvadoreños se sienten cerca.

Muchos nunca creyeron que iban a tener esta posibilidad. “Antes solo cuidaba a mis hijos”, explica Ana Miriam Ramírez Serna, mientras elimina la maleza de una cuneta en la carretera de Cantón Valle Nuevo, en el departamento de Sonsonate. Hoy, además de acumular varias formaciones, acumula deseos. El más grande el de tener su propia panadería.

“Tuvimos una capacitación de cosmetología y estamos esperando de pastelería”, explica, haciendo énfasis en que aguarda este curso “con ansias”. La idea de tener su empresa está alimentada por el ejemplo de otros. “Yo tengo muchos vecinos que se beneficiaron porque han aprendido, algunos implementaron esas capacitaciones y tienen sus propios negocios”, explica.

Para Ana Miriam, como para muchos otros salvadoreños, conseguir un empleo formal es un gran desafío. De cada 100 personas que forman parte de la población económicamente activa en El Salvador, 6 están desempleadas y 46 subempleadas, según el Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2013 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El informe también detalla que la tasa de informalidad, por su parte, equivale al 50.4%. “Está complicado conseguir trabajo. No es que no haya, es que a veces no tenemos las herramientas o los estudios que son necesarios para algunos trabajos”, especifica Ana Miriam.

Precisamente para intentar dar solución a estos dos problemas, la falta de formación y de empleo, el Gobierno de El Salvador puso en marcha en 2009 el Programa de Apoyo Temporal al Ingreso (PATI), que cuenta con el apoyo del Banco Mundial (BM).

Creado para paliar las graves consecuencias de la crisis internacional del 2008 y 2009, que dejó a más de 100,000 salvadoreños en situación de desempleo o subempleo, “el programa busca proteger de manera temporal los ingresos de los hogares urbanos más vulnerables”, explica Pablo Acosta, experto en protección social del BM.

Proteger a las mujeres y los jóvenes

“El PATI proporciona a los beneficiarios un apoyo monetario de 100 dólares al mes a cambio de que asistan a cursos de formación y participen en actividades productivas o sociales”, detalla Acosta. El objetivo último es que los participantes mejoren sus capacidades y su empleabilidad, un reto que tiene fecha de caducidad: seis meses. Este es el tiempo máximo en que uno puede participar en el proyecto.

A través del PATI se busca proteger a los más vulnerables, en general las mujeres y los jóvenes, estos últimos castigados, además, por la inexperiencia laboral. “Este es mi primer empleo. Gracias a esto podemos salir un poco adelante”, explica Aldina Elena López, de 18 años, mientras aprende a coser a máquina en un taller de costura en el municipio de Sonsonate.

“El año pasado terminé el bachillerato y por falta de dinero no pude ir a la universidad”, relata Aldina Elena. Participar en el PATI le ha permitido recuperar sus sueños. “Mi plan es luego de terminar acá, buscar un empleo y con eso estudiar en la universidad”.

Aunque admite que los 100 dólares “no es para lujos”, con “el poquito ingreso que entra” puede adquirir los alimentos para pasar el mes. “A todos nos beneficia porque había muchas personas desempleadas”, relata.

Un éxito que se podría replicar en otras regiones

Cinco años después de haberse iniciado, el PATI ha brindado oportunidades a más de 61,000 personas. Además, ha contribuido a aumentar la inserción laboral de los beneficiarios y a reducir la pobreza, explica Acosta.

“Los resultados del programa han sido tales que ha generado interés en otros países, como Kenia, Ghana, Guatemala, Honduras o Perú”, agrega Acosta. ¿El secreto? Haber permitido a decenas de jóvenes y mujeres vislumbrar un futuro con posibilidades. O tal y como dijo Aldina Elena, haberse dado cuenta de que tenía “que hacer algo”. Haber logrado salir adelante.


Api
Api

Bienvenidos