Dentro de un año, los negociadores sobre el clima que representan a los países de todo el mundo estarán en París completando un acuerdo internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y comenzar la desaceleración de los impactos del cambio climático. Su éxito dependerá en gran medida de cómo los líderes den forma a sus políticas económicas para responder a los riesgos durante el próximo año.
Para estabilizar en menos de 2 ºC el calentamiento, en observancia del acuerdo alcanzado por la comunidad internacional en 2009, el mundo debe reducir antes de 2100 a un nivel cero neto las emisiones de gases de efecto invernadero. La política económica es la clave para movilizar esa respuesta mundial, dijo hoy Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, en un discurso que esbozó el camino a seguir, ante el Consejo de Relaciones Exteriores en la ciudad de Washington.
“París habrá de ser el lugar en el que invoquemos una gestión efectiva de las economías locales, nacionales y globales”, señaló Kim. “A diferencia de los tratados del pasado, el acuerdo de París deberá pronunciarse tan categóricamente sobre la transformación económica como lo hace en materia de objetivos de emisiones de carbono”.
Transformar la economía
Durante el próximo año, los países estarán desarrollando sus compromisos y contribuciones nacionales para el acuerdo de París con el fin de reducir las emisiones y fortalecer la capacidad de adaptación al cambio climático. Para eliminar el carbono de las economías en una trayectoria necesaria para conseguir un nivel cero neto de emisiones antes de 2100, sus compromisos de esfuerzos encaminados a la mitigación y adaptación tendrán que ser ambiciosos.
“Comprendemos que muchos de nuestros clientes siguen enfrentando enormes desafíos para el desarrollo y que muchos países alcanzarán sus propias emisiones máximas en diferentes momentos”, agregó Kim.
“Realizar una gestión de sus economías que les permita, por ejemplo, reducir las emisiones de carbono en sus sectores de la energía a lo largo del tiempo y, al mismo tiempo, disponer de la energía que necesitan para el desarrollo constituye un desafío que ningún país desarrollado tuvo que enfrentar en su historia. No obstante, todos los países, cualquiera sea su nivel de desarrollo, pueden esforzarse por realizar una gestión eficaz de su economía, reducir sus emisiones de carbono mientras ponen fin a la pobreza y aumentan la prosperidad compartida”.
Políticas
Todos los países deberían comprometerse a establecer un precio del carbono, dijo el presidente. La fijación del precio del carbono, ya sea mediante sistemas de fijación de límites e intercambio de cuotas de emisión como los que se pusieron en marcha en China, impuestos sobre el carbono, como los que usa Columbia Británica, o a través de regulaciones, proporciona la señal económica a las empresas para ayudarlas a orientar la innovación y las inversiones hacia una tecnología de energía limpia.
También se necesitan otros instrumentos para reorientar las inversiones hacia tecnologías limpias: eficiencia energética y energías renovables, normas de desempeño para edificios, vehículos y artefactos, y un precio del carbono pueden en conjunto proporcionar a los inversores y las empresas la seguridad política para invertir en desarrollo limpio.
La eliminación paulatina de los perjudiciales subsidios a los combustibles fósiles, que normalmente benefician mucho más a los más pudientes que a los pobres, también está retrasada, dijo el presidente. Ese gasto puede ser reorientado para crear un apoyo específico para los pobres.
Una gestión eficaz de la economía significa también el hallazgo de vías que permitan invertir más en capacidad de adaptación. Como la ciencia ha demostrado que un calentamiento cercano a unos 1,5 °C ya es una realidad, la adaptación y la integración de la gestión de riesgo de desastres resultan esenciales. El Grupo del Banco Mundial usará su registro de seguimiento en innovación financiera para incrementar una inyección de fondos única, fortalecer la cobertura asegurada para los que corren mayor riesgo y construir resiliencia en forma inmediata, señaló Kim.