En 2014, lluvias torrenciales y deslizamientos de tierra en los Balcanes afectaron a más de 1 millón de personas, provocando un retroceso en la economía de Bosnia y Herzegovina que significó una caída de alrededor del 15 % del producto interno bruto (PIB). En la medida que las temperaturas se vuelvan más cálidas, se espera un aumento en la frecuencia y la intensidad de las tormentas y sequías.
En este contexto, más de 9000 personas se están reuniendo en Sendai (Japón) esta semana con ocasión de la Conferencia Mundial sobre la Reducción del Riesgo de Desastres, (i) con el objetivo de formular un nuevo marco internacional que oriente la implementación de los esfuerzos en materia de gestión del riesgo de desastres en todo el mundo en los próximos años. La importancia y el valor de la gestión del riesgo de desastres se hace evidente cuando sucede cada nueva catástrofe. Justo antes de la conferencia, el ciclón Pam amenazaba a varias islas en el Pacífico.
“En la medida que los desastres se vuelven más comunes y frecuentes con un clima que cambia de manera permanente, ‘la planificación para lo peor’ debe jugar un rol central en el desarrollo”, dijo el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim. “Necesitamos más financiamiento para ayudar a aumentar la resiliencia de las personas, sus comunidades y sus países frente a los impactos del cambio climático y los desastres. No podemos solo esperar que las catástrofes nos golpeen”.
Un nuevo marco de acción
El nuevo marco para después de 2015 sucederá al Marco de Acción de Hyogo (2005-2015), (i) que ha sido una herramienta eficaz para motivar y seguir los avances de los países en materia de resiliencia frente a los desastres.
Se han logrados bastantes progresos durante la década pasada, pero queda mucho por hacer. Esto es particularmente cierto en los países en desarrollo, donde las ciudades se están expandiendo rápidamente y se está invirtiendo en nueva infraestructura, hogares y escuelas. Se espera que se construya más en las próximas dos décadas que en los últimos 6000 años. Para evitar poner en peligro a las personas, es crucial cerciorarse de que tanto en la planificación como en la construcción de esta nueva infraestructura se considere el tema de la resiliencia.
La meta propuesta de la versión preliminar del nuevo marco reconoce la necesidad de prevenir la creación de nuevos riesgos así como de reducir los existentes. Este nuevo marco proporciona una oportunidad de avanzar en las fortalezas del Marco de Hyogo, mejorar las insuficiencias que se reconocen e impulsar la incorporación de la gestión del riesgo de desastres en los enfoques de desarrollo sostenible y de reducción de la pobreza de los países.
También se reconoce y se considera importante la disminución del riesgo acumulado. No se puede lograr que cada hogar o cada escuela tengan capacidad de adaptación, pero se podrían salvar millones de vidas si se contara con mejores sistemas de detección temprana y de respuesta, sistemas de drenaje mejorados e infraestructura reforzada.