“Es como cuando enciendes un fuego: comienza siendo pequeño y de repente se vuelve grande. Conseguimos que se inscribieran 20 personas, luego 40, y así sucesivamente. Esa fue la manera como empezamos”.
Mary Njiraini, directora de márquetin de Kenya Power (i) para Nairobi Norte, contó que el nuevo enfoque que adoptó la empresa nacional de electricidad para enfrentar uno de sus desafíos más difíciles consistió en dar suministro eléctrico a los barrios marginales del país.
Kenya (i) tiene una de las mayores áreas urbanas pobres en el mundo. Solo en Nairobi, una ciudad de 3,4 millones de habitantes, se estima que 2 millones de personas viven en asentamientos informales. Una de estas áreas, Kibera, es habitualmente mencionada como uno de los barrios marginales más grandes de África.
Hasta hace poco, muchas zonas de estos asentamientos contaban con servicios de electricidad de mala calidad y poco confiables. Las personas tenían que comprar conexiones ilegales a las bandas locales. Las actividades comerciales y los servicios eran muy restringidos, la inseguridad estaba extendida, y los incendios por desperfectos eléctricos y las electrocuciones eran comunes.
Esta situación está cambiando, rápidamente.
Kenya Power and Lighting Corporation, la empresa nacional de electricidad, con el apoyo de una alianza multifacética con el Banco Mundial, está observando ahora una significativa ampliación de las conexiones eléctricas en los asentamientos urbanos pobres: estas aumentaron 30 veces en solo un año. El éxito, sin embargo, se ha logrado después de largas luchas, la aplicación de un enfoque centrado en la comunidad que tuvo como objetivo asentamientos específicos y un compromiso decidido de la gerencia superior de la compañía.
“Nuestro programa comenzó en Kibera, pero durante mucho tiempo estuvimos estancados”, dijo el Dr. Ben Chumo, director gerente y director ejecutivo de Kenya Power. “Ingresamos en Kibera, y sentimos una resistencia. Finalmente descubrimos que la razón de esta resistencia era la falta de participación de la comunidad”.
Entre 2011 y 2013, Kenya Power se concentró en retirar las conexiones eléctricas ilegales, solo para volver a encontrarlas instaladas pocos días después. Muchos de los clientes “legales” estaban vendiendo la electricidad a otras personas.
“Luchamos durante dos años”, contó Harun Mwangi, un antiguo alto funcionario de Kenya Power y encargado del programa en ese momento. “Nos dimos cuenta de que debíamos buscar otra manera”.
A mayo de 2014, el equipo había instalado solo 5000 nuevas conexiones legítimas. Un año después, en mayo de 2015, esa cifra había llegado a 150 000 y seguía aumentando.