ARTÍCULO

Finanzas del siglo XXI: ¿Un amortiguador contra los desastres de la naturaleza o una prima sobre la destrucción que provocan?

Septiembre 21, 2016


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Reconstrucción de un camino tras la erupción del Monte Merapi, Indonesia
Photo: Nugroho Nurdikiawan Sunjoyo/World Bank


Los desastres naturales no discriminan; afectan a las costas y los pueblos de las montañas, praderas y mesetas, ciudades grandes y pequeñasen corredores poblados mayoritariamente por los pobres. Una investigación reciente del Grupo del Banco Mundial indica que comprometer recursos financieros de manera previa a posibles desastres es una decisión inteligente. Una evaluación del impacto del FONDEN, el fondo de desastres naturales de México, encontró que aumentó el producto interno bruto post-desastre entre 2 y 4 por ciento, lo que representa un gran beneficio.

Los enfoques ex ante para financiar posibles desastres requieren cumplir con tres condiciones:

Los enfoques ex ante son la base para brindar una respuesta rápida, fiable y costo-eficiente, así como para la reducción de, y la adaptación a, riesgos cambiantes. Estas soluciones minimizan el costo y optimizan el tiempo para satisfacer las necesidades de financiamiento post-desastre sin comprometer los objetivos de desarrollo, la estabilidad fiscal o el bienestar. Y son una parte integral de la gestión de los riesgos de desastres y climáticos.

El desarrollo de estas soluciones también requiere de la colaboración de científicos, funcionarios públicos, ejecutores de primera línea y especialistas financieros:

  • Los avances tecnológicos permiten a los científicos entender mejor y modelar la probabilidad de desastres; esto ayuda a reducir el sesgo cognitivo y a equilibrar la planificación para desastres.
  • Los funcionarios públicos ayudan a hacer elecciones difíciles sobre quién o qué proteger y explicarlas al público; un buen plan es el resultado de una decisión política bien comunicada.
  • Los ejecutores de primera línea proporcionan el conocimiento y la experiencia para elaborar un plan práctico, preparar su aplicación potencial y, en última instancia, ejecutar el plan en el campo.
  • Los especialistas financieros establecen el costo de posibles desastres asegurando a la vez que las promesas hechas sean creíbles y se cumplan; la planificación financiera es el pegamento que mantiene la cohesión de un plan de riesgos de desastres.

La implementación de soluciones ex ante requiere de un fuerte liderazgo por parte del ministerio de finanzas del país, de la participación de sus socios en el sector privado y de sistemas integrales para recopilar, procesar y difundir datos.

Los gobiernos están demostrando cómo es posible un mejor sistema cuando se ha preestablecido un financiamiento contingente ante posibles desastres. En 1985, un terremoto en la Ciudad de México causó más de 10,000 muertes, costó más de US$ 11 mil millones, y provocó un diálogo nacional seguido por la acción del gobierno en la preparación para desastres. Desde 1999, el FONDEN sirvió para asegurar la oportuna reconstrucción de la infraestructura federal, y parte de la subnacional, y la recuperación de las pérdidas por desastres. En 2012, un terremoto de 7.4 grados de magnitud en la Ciudad de México no dio lugar a pérdidas de vidas humanas (gracias a los sistemas de alerta temprana y una mayor conciencia ciudadana sobre seguridad pública) y el daño a los edificios fue insignificante (gracias a códigos de construcción más estrictos).

El Programa de Financiamiento y Aseguramiento del Riesgo de Desastres funciona en más de 60 países de todo el mundo para desarrollar, implementar y aprender de las soluciones de protección financiera ex ante contra desastres. Estas soluciones funcionan.

NOTES

1. Un plan – pero no cualquier plan (back to top)

  • La planificación para los desastres naturales es una decisión política, no sólo un ejercicio técnico.
  • Una buena planificación para los desastres naturales se basa en un diálogo constante entre los científicos, los burócratas, los ejecutores y los actores financieros sobre qué o a quién se va a proteger, cómo va a ser protegido, y cuál será el costo. Una mala planificación sucede cuando al menos una de estas partes no forma parte del diálogo.
  • Las declaraciones de política útiles se centran en resultados específicos y dejan los detalles sobre el "cómo" serán implementadas a los organismos ejecutores y financieros.
  • Los benefactores que desean maximizar el impacto en el desarrollo de su apoyo deben pensar en los diferentes escenarios de desastres naturales, evaluar qué tipo de apoyo proporcionarían en cada escenario, y asumir esta responsabilidad contingente cuando se encuentren en conversaciones con otros socios.
  • Los sesgos de comportamiento en contra de una buena planificación son más fuertes para los tipos de desastres que no han ocurrido en el pasado reciente, es decir, para casi todos los desastres en el futuro.

-        Para combatir estos sesgos, la inversión en la información del riesgo basada en la ciencia y en la clara comunicación de esta información asegura que todos conozcan cuáles son las contingencias para las que necesitan contar con protección.

2. Una toma de decisiones sólida – pero basada en buenas reglas y buenos datos (back to top)

  • Las reglas pueden promover una acción decisiva y oportuna, reduciendo al mínimo la necesidad de tomar decisiones en el momento del desastre.
  • Las decisiones basadas en datos deben resistir la manipulación y equilibrar el costo, la velocidad y la precisión.
  • La inversión en un sistema de recopilación de datos, incluyendo una función de auditoría, y en la capacidad humana y tecnológica para capturar las entradas oportunas, es crítica.
  • Las opciones para que los datos activen la intervención post-desastre incluyen:

-    Datos en el terreno sobre el daño a, o pérdida de, personas y edificios
-    Datos del índice promedio del área sobre daños y pérdidas
-    Índices paramétricos

  • Ninguna regla es perfecta; debe existir un sistema discrecional de respaldo para hacer frente a situaciones en las que las reglas fallan.

3. Financiamiento contingente – pero basado en elecciones inteligentes de Instrumentos y disparadores (back to top)

  • El financiamiento del riesgo de desastres es el pegamento que mantiene la cohesión de los planes creíblessorteando los torbellinos de gran carga política que son comunes tras un desastre.
  • Al diseñar e implementar estrategias de financiamiento del riesgo de desastres, los detalles importan.

-      Los expertos financieros agregan valor; pagar por asesoramiento financiero, así como la construcción de experiencia interna son importantes.
-      Es ideal que los disparadores de la estrategia financiera y los del plan coincidan entre sí.
-      El reaseguro tradicional puede ser útil para mantener en su lugar los planes de reconstrucción.
-      El reaseguro indexado puede ser útil para mantener en su lugar los planes para financiar acciones indexadas tempranas.
-      Se pueden utilizar instrumentos financieros parcialmente subsidiados para estimular a otros a contribuir al costo de planes que han sido bien definidos.

  • Los líderes deben centrarse en proporcionar protección, no alivio, y en el uso de incentivos financieros para estimular a otros a asumir su responsabilidad y a financiar su parte por adelantado.
  • El soporte post-desastre a la medida no debe ser la primera línea de defensa ante las sequías, inundaciones, terremotos, ciclones tropicales o pandemias. Todavía es necesario, pero debe usarse como último recurso.

Instrumentos financieros y presupuestarios

Meta

Instrumento ex ante
(Acordado antes de un desastre)

Instrumento ex post
(Acordado después de un desastre)

Retención del riesgo
(cambiar el cómo o el cuándo se paga)

Fondo de contingencia o asignación presupuestaria
Línea de crédito contingente
 
Reasignación presupuestaria
Aumento de impuestos
Crédito post-desastre
 

Transferencia del riesgo
(remover el riesgo del balance contable)

Seguros o reaseguros tradicionales
Seguros, reaseguros o instrumentos derivados indexados
Instrumentos del mercado de capitales
 

Alivio discrecional post-desastre

Fuente: Clarke y Dercon (2016).

 


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