La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es un foro único en donde los gobiernos de 35 democracias y economías de mercado trabajan juntos para hacer frente a los desafíos y oportunidades económicos, sociales e institucionales relacionados con la globalización. Como miembro, Argentina podrá mejorar sus prácticas de gobernanza económica que promuevan el desarrollo social, político y financiero del país, y al mismo tiempo, mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Este proceso es además una oportunidad para fortalecer la credibilidad del país, atrayendo inversiones y facilitando el acceso a nuevos mercados.
En las vísperas del Foro Internacional “Argentina en OCDE”, que se realizará el 15 de noviembre en Casa Rosada, hablamos con Jesko Hentschel, director del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay, quien compartió su mirada al respecto.
Jesko Hentschel, Director del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay
P: ¿Cuáles son los beneficios para la Argentina de sumarse a la OCDE?
JH: El proceso de acceso a la OCDE trae importantes ventajas tangibles para Argentina en los ámbitos político, social y económico. En concreto, la implementación de las mejores prácticas y los principios avalados por esta organización permite mejorar la gobernabilidad, hacer más transparente el Estado, fortalecer la productividad y establecer las bases para un crecimiento inclusivo y sostenible. La experiencia en otros países muestra que el compromiso con los principios de la OCDE genera incentivos para la mejora de las capacidades burocráticas del país, así como permite la mejora de su marco legal y regulatorio.
Esto facilita también el avance en las reformas que permitirán liberar el potencial productivo de Argentina y sirve para fortalecer los vínculos de confianza con los otros países colegas de la organización, consolidando el liderazgo regional del país. Adicionalmente, se encuentran importantes beneficios económicos para el país al posibilitar la llegada de nuevas inversiones y facilitar el acceso a los mercados.
Algunos beneficios ya se pueden empezar a ver: el Congreso aprobó la Ley de Responsabilidad Penal Empresaria, que penaliza los delitos de corrupción que involucren a empresarios y miembros de la administración pública. De los países que ratificaron la Convención contra el soborno de la OCDE, el único que no tenía esta ley era Argentina.
P: ¿Cómo ha sido este proceso en otros países de la región?
JH: Hay gran interés en la región en aplicar las mejores prácticas de la OCDE para mejorar la gobernabilidad económica y desde el Banco Mundial somos muy entusiastas con estos avances. Al día de hoy, Chile y México son miembros de la OCDE, Colombia y Costa Rica ya están avanzados en su proceso de adhesión, Brasil es un Socio Clave de la Organización, y Perú tiene un programa específico de cooperación con el objetivo de convertirse en país elegible en los próximos años.
Se destaca el caso de Colombia, ya que una vez comenzado el proceso de incorporación ha implementado importantes cambios y superado gran cantidad de las revisiones necesarias para su ingreso a la OCDE. En sólo cuatro años se ha intensificado la cooperación técnica de expertos que colaboran para encontrar soluciones a los problemas socioeconómicos más sensibles de este país.
P: ¿Cuáles son los desafíos de políticas públicas que Argentina debe superar para acceder a la OCDE?
JH: Hay un número de factores que han limitado el potencial argentino y que provocan que la pobreza afecte a un tercio de la población, según datos del INDEC. El crecimiento argentino promedio en el largo plazo ha sido de solo 2.7%, menos que la mitad que los países de alta performance. Cifras igual de preocupantes se dan en indicadores sociales, como la performance de los estudiantes argentinos en las pruebas PISA. Estos desafíos deben ser resueltos no sólo para acceder a la OCDE sino también a fin de permitir un crecimiento sostenible e inclusivo.
El primer reto del país es lograr una macroeconomía sólida y estable. También, es necesario crear crecimiento inclusivo y empleo productivo, disminuyendo las barreras a la actividad empresarial, incentivando la integración en la economía mundial y mejorando la productividad. Al mismo tiempo, reducir la pobreza, la desigualdad y mejorar los estándares de vida de los argentinos resulta un mandato central para el país.
El proyecto de Acceso a la OCDE representa una herramienta para anclar y potenciar el ambicioso proceso de reformas que sienten las bases del desarrollo del país. Para lograr estos objetivos es necesario encarar objetivos a largo plazo, fortaleciendo las instituciones y vinculándose con el mundo. Se requiere de un trabajo en que todos los poderes del Estado participen y cumplan su rol para potenciar las oportunidades de Argentina.