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ARTÍCULO Agosto 05, 2019

Agricultores colombianos presentan el «oro amazónico» al mundo


TITULARES

  • En Colombia, el cultivo del cacay está brindando oportunidades de subsistencia rentables en toda la región de Orinoquía.
  • El potencial de obtener flujos de ingresos más altos y estables derivados del árbol del cacay puede también incentivar a las comunidades agrícolas a proteger aún más el medio ambiente local.
  • Un nuevo programa nacional puesto en marcha en conjunto con la Iniciativa sobre Paisajes Forestales Sostenibles (ISFL) del Fondo del Biocarbono del Banco Mundial se centra en promover la producción agrícola sostenible, como la del cacay, para ayudar a reducir las emisiones derivadas del sector vinculado con el uso de la tierra.

Jhon Muñoz corta un fruto verde del cacay con su navaja de bolsillo, y sonríe mientras tres vainas pequeñas caen sobre la palma de su mano sucia llena de tierra. Muñoz, de 41 años, está a cargo de una finca de cacay de 1090 acres en la región colombiana de Orinoquía. Él se gana la vida con el cultivo de este árbol nativo de la zona, muy raro y polivalente.

Trabajó inicialmente en Kahai, una empresa en Villavicencio que estaba empezando a explorar si los usos comerciales de la nuez de cacay podrían ser un negocio viable. Después de 10 años de abrirse camino, Muñoz administra ahora las operaciones de Kahai en Puerto Gaitán, y tiene a su cuidado más de 100 000 árboles de cacay.

El fruto del cacay, que se asemeja en su exterior a una lima, tiene tres nueces segmentadas que se pueden consumir luego de ser procesadas o se pueden usar para producir harina o leche. El fruto también produce un aceite conocido como el «oro amazónico», que se usa con fines cosméticos. Se dice que la nuez de cacay tiene propiedades antienvejecimiento dado su alto contenido de vitamina A (retinol), vitamina E y vitamina F (ácido linoleico).

En la actualidad, la empresa exporta tres toneladas de aceite de cacay a mercados de todo el mundo como Estados Unidos, el Reino Unido, Corea del Sur, Francia, España, Australia, Canadá y Tailandia. Los precios del aceite de cacay de alta calidad son significativos. En las tiendas minoristas de Estados Unidos una botella de casi 30 milímetros puede llegar a costar más de USD 30.

«Somos el primer lugar en el mundo en producirlo a gran escala», dijo Henry Sánchez, técnico agrícola de Kahai. «Estamos llevando una nuez colombiana desde nuestra biodiversidad, desde la Orinoquía y la Amazonía, al mundo».

La empresa espera aumentar sus exportaciones en los próximos años, pero necesitará ayuda en lo que respecta a aumentar los volúmenes, expandir su capacidad de elaboración y asegurar nuevos mercados.


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Photo: Nadège Mazars/World Bank


Descifrar el mercado de las nueces

El potencial de obtener flujos de ingresos más altos y estables puede también incentivar a las comunidades agrícolas a proteger aún más el medio ambiente local. Esta es la razón por la cual Colombia está analizando de qué manera puede ayudar a ampliar las fincas de cacay, como la de Kahai.

El nuevo programa nacional puesto en marcha en conjunto con la Iniciativa sobre Paisajes Forestales Sostenibles del Fondo del Biocarbono (ISFL)* (i) del Banco Mundial se centra en promover la producción agrícola sostenible para ayudar a reducir las emisiones derivadas del sector vinculado con el uso de la tierra. El programa es dirigido por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en estrecha coordinación con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Departamento Nacional de Planeación y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia. El proyecto se ejecuta en los departamentos de Meta, Vichada, Casanare y Arauca en Orinoquía, y procurará incorporar sistemas de producción sostenibles en zonas de conservación estratégicas.

«Los mayores desafíos que enfrentamos son: realizar un análisis para probar que los productos de cacay son seguros para el consumo, y así obtener mejor acceso al mercado internacional de las nueces. Aquí es donde el programa de la ISFL podría realmente ayudarnos a avanzar al siguiente nivel”, dijo Sánchez.

El programa de la ISFL en Colombia procura catalizar alianzas entre el Gobierno y el sector privado en la región de Orinoquía para fomentar y ampliar prácticas de negocios sostenibles, e incentivar la sostenibilidad mediante pagos para la reducción de emisiones.

«El programa de la ISFL en Orinoquía aprovechará el creciente compromiso de los agricultores y las empresas locales para regenerar las tierras degradadas debido al pastoreo, y producir de una manera respetuosa con el medio ambiente», dijo Franka Braun, especialista senior en gestión de recursos naturales y encargada de la ISFL en Colombia. «La iniciativa ofrece la oportunidad de promover una economía basada en la naturaleza en la región de la Orinoquia, una de las fronteras agrícolas que aún existen en el mundo».

«Nos sentimos muy optimistas de que esta labor del Fondo del Biocarbono hará una diferencia crítica para esta importante región al proteger el medio ambiente y al mismo tiempo ayudará directamente a las comunidades a mejorar sus medios de subsistencia», agregó Braun.

*La ISFL es un fondo multilateral apoyado por Gobiernos donantes —el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU) de Alemania; la Iniciativa Internacional sobre el Clima y los Bosques (NICFI) de Noruega; la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE); el Departamento de Empresas, Energía y Estrategia Industrial (BEIS) y el Departamento de Asuntos Ambientales, Alimentarios y Rurales (DEFRA) del Reino Unido, y el Departamento de Estado de los Estados Unidos (DOS) y es administrado por el Banco Mundial.



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