Skip to Main Navigation
ARTÍCULO Diciembre 17, 2019

Seguridad alimentaria en el Chad: el éxito de la participación de refugiados y comunidades de acogida en la horticultura

Image

Fotografía: Edmond Dingamhoudou, Banco Mundial


TITULARES

  • Encontrar alimentos asequibles y disponibles durante todo el año es un desafío cotidiano para los 70 000 refugiados y las comunidades de acogida que conviven en Goré, en el sur del Chad.
  • Para impulsar la productividad y mejorar la seguridad alimentaria, en el marco de un proyecto de emergencia se impartió capacitación en horticultura y se distribuyeron semillas a más de 460 000 personas.
  • Las frutas, verduras y legumbres son ahora más baratas y están disponibles todo el año.

Yamena, 17 de diciembre de 2019. Desde hace algún tiempo, la entrada norte de la ciudad de Goré luce adornada de verdes llanuras: en vastas parcelas de huerta se cultivan repollo, zanahorias, mandioca, quimbombó y otras hortalizas. Aquí, en la parte más meridional del Chad, cerca de la frontera con la República Centroafricana, personas refugiadas y repatriadas comparten la tierra con sus comunidades de acogida para aprovechar al máximo las semillas de frutas y verduras que se les han proporcionado.

 

Cultivos más rentables en espacios más pequeños

Al mirar los robustos tallos de sus plantas de berenjena y mandioca, a Malopi Decladore le cuesta creer que tuviera talento para la horticultura. Conseguir lo suficiente para comer es una preocupación constante para él y para los aproximadamente 70 000 residentes de los campos de refugiados de la región de Goré que huyeron de la crisis de la República Centroafricana. Emma Koningar, coordinadora del componente agrícola del Proyecto de Respuesta de Emergencia a la Crisis Alimentaria y Ganadera (PURCAE, por su sigla en francés) explicó: “Nuestro mayor desafío ha sido convencer a los refugiados y repatriados, la mayoría de los cuales eran inicialmente comerciantes, de que cultivaran y produjeran sus propios alimentos para evitar depender siempre de la ayuda alimentaria”.

Tras unas pocas horas de formación, Malopi, que demostró su capacidad para aprender con rapidez, dijo: “La horticultura de mercado es más simple que la agricultura y requiere menos espacio. Esta solución nos ha ofrecido la doble ventaja de resolver el problema de la escasez de tierras que afrontamos y de proporcionar mejores rendimientos que los que se obtendrían de la agricultura a gran escala”.


Image

Conseguir lo suficiente para comer es una preocupación constante para este refugiado y para los aproximadamente 70 000 residentes de los campos de refugiados de la región de Goré que huyeron de la crisis de la República Centroafricana. Derechos de autor: Edmond Dingamhoudou, Banco Mundial.

Fotografía: Edmond Dingamhoudou, Banco Mundial


Este éxito ha impulsado también a un número cada vez mayor de agricultores locales a sortear el problema del acceso a grandes parcelas de tierra y a centrarse en la horticultura, que es menos vulnerable a las inundaciones y las sequías. Y las cifras demuestran que tienen razón. Se han producido 29 664 toneladas métricas de frutas y verduras a partir de las 16 toneladas métricas de semillas de frutas y verduras y de las 53 650 herramientas agrícolas suministradas por el proyecto.

Además, la distribución de 255 toneladas métricas de semillas de arroz y de 6 250 000 esquejes de mandioca han dado lugar a una cosecha de 2625 toneladas métricas de arroz y 14 166 toneladas métricas de mandioca.

 

Productos más baratos disponibles todo el año

Quienes conocen las regiones rurales del Chad saben que es difícil encontrar alimentos durante el período de escasez y que entre junio y septiembre este problema afecta en general a un gran número de familias. El agotamiento de sus reservas da lugar a la escasez de alimentos, en particular para los niños.

Molengar Ngoundo, consultor de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), subrayó que “en el pasado, la gente no tenía prácticamente nada que comer entre julio y agosto”. Ahora, sus parcelas de cultivo no solo les proporcionan alimentos durante todo el año, sino también dinero procedente de la venta de sus productos”.

Con respecto a esta región en particular, que se ha vuelto frágil debido a la afluencia masiva de personas refugiadas en los últimos años, Ngoundo Molengar señaló que “el gran beneficio de este proyecto ha sido la transición desde el enfoque humanitario durante su primera fase a otro centrado en la mejora de la capacidad de recuperación y el fortalecimiento del desarrollo mediante su financiamiento adicional”.

Consciente de la diferencia, Eveline Goïdjé, residente de la comunidad de acogida, dijo: “Ya no hay prisa en Goré por abastecerse de grano durante el período de escasez. Tenemos un abundante suministro de productos de la huerta durante todo el año a precios asequibles”.

Apollinaire Nadji, cultivador de algodón en Goré, coincidió con esta opinión, y comentó que “desde hace poco, nos hemos librado del período de escasez. Los grupos de huertas que se trabajan en las llanuras que rodean la ciudad han mantenido el mercado abastecido regularmente con tomates, coles y maíz. Hay de todo, menos dinero para comprar estos productos”.

Sin embargo, los precios también han disminuido a medida que los puestos del mercado están bien abastecidos, siguiendo el ritmo de la oferta de estos nuevos cultivos. Germaine Memadji, que ha trabajado como coordinadora de la oficina de la FAO en Goré durante tres años, dijo que “gracias a la disponibilidad de estas semillas de frutas y verduras, los precios de ciertos alimentos, que eran altos durante el período de escasez, ahora están bajando. El precio de un saco de sorgo solía oscilar entre CFA 14 500 y 15 000 (alrededor de USD 25). Con la actual competencia de los productos de la huerta, el precio es ahora de CFA 9000 (aproximadamente USD 15)".

Implementado por el Gobierno del Chad y con un financiamiento de USD 16 millones de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) —la institución del Banco Mundial que ayuda a los países más pobres del mundo—, el PURCAE (i) también recibe asistencia técnica de la FAO, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Con este proyecto se han beneficiado 78 221 hogares locales, refugiados y repatriados (aproximadamente 469 326 personas).

François Nankobogo, gerente del Banco Mundial a cargo de las operaciones en el Chad, señaló que “en general, los resultados de este proyecto han sido muy alentadores, pero siguen siendo insuficientes. Por eso, ahora estamos aportando financiamiento adicional (USD 60 millones) a través del Proyecto de Apoyo a los Refugiados y Comunidades de Acogida (PARCA, por su sigla en francés) (i). Su ejecución acaba de comenzar y se espera que contribuya al fortalecimiento de los logros alcanzados, al tiempo que se amplía el acceso a los servicios sociales básicos”.


Image
“En el pasado, la gente no tenía prácticamente nada que comer entre julio y agosto. Ahora, sus parcelas de cultivo no solo les proporcionan alimentos durante todo el año, sino también dinero procedente de la venta de sus productos”, dijo Molengar Ngoundo, consultor de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Fotografía: Edmond Dingamhoudou, Banco Mundial.



Api
Api