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ARTÍCULOMayo 11, 2023

Ecuador: microempresas que buscan escribir una nueva historia de crecimiento y superación

Verónica Cevallos, propietaria de Sushi Friends.

Para muchos emprendedores, el financiamiento es clave para crecer y generar empleo

“Empezamos en una pequeña cocina, con un pequeño bolso y una moto que se quedaba dañada y teníamos que llegar al cliente como sea”, narra Verónica Cevallos, propietaria de Sushi Friends, un negocio de sushi que empezó hace 4 años. 

Hoy en día, Verónica cuenta su historia en medio de un moderno local, decorado con fotos profesionales de apetitosos bocados de sushi. La cocina es más cómoda, los meseros uniformados atienden con amabilidad y las mesas están listas para los comensales.

Esta es la historia de más de 3500 micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) que recibieron créditos de la Corporación Financiera Nacional (CFN) a través de la banca privada.  Estos fondos son parte del proyecto Promoción del acceso al financiamiento con fines productivos para las MiPymes un proyecto de inversión que el Banco Mundial apoya en el país.

Entre diciembre de 2020 y diciembre de 2022, el proyecto ha desembolsado USD$213 millones de dólares, de los cuales USD$ 99,1 millones de dólares ya han sido prestados a MiPymes. Se espera que esa cifra continúe creciendo a medida que los bancos terminen de colocar todos los fondos de la línea de crédito en nuevas MiPymes. 

“En Ecuador, una de las oportunidades que se identificaron para apoyar al desarrollo del país era a través de las pymes que son una de las fuentes más importantes de empleo y que pueden tener más efecto cascada sobre la economía de las familias”, comenta Federico Diaz Kalan, Especialista Financiero y Co-gerente del proyecto por parte del Banco Mundial.

Subir al segundo piso

El préstamo realizado por el Banco Mundial a la Corporación Financiera Nacional vino acompañado de diversos componentes que han sido clave para el éxito de la iniciativa.  Uno de ellos fue reconvertir a la CFN en un banco de segundo piso, es decir, incentivar el desarrollo a través de líneas de créditos a instituciones financieras privadas para expandir la cobertura geográfica y llegar a más MiPymes.

Los resultados son muy positivos porque comparando lo que hacía la CFN como banca de primer piso con lo que hace ahora, ha permitido triplicar la cartera colocada en el año y llegar a más lugares; pues la banca comercial ya esta, ya atiende, ya tiene infraestructura, conoce los clientes y hace los esfuerzos por llegar a las ciudades más pequeñas o los sectores más rurales.

Esta transformación permitió fortalecer la institución e iniciar un proceso de saneamiento de la hoja de balance basado en un diagnóstico de la calidad de la cartera de préstamos (AQR, por sus siglas en inglés). Es decir, se revisó la cartera de préstamos para proponer mejoras en la misma, y, además, se amplió la cobertura para que más MiPymes puedan acceder a más créditos. 

Además este programa ha impulsado que el sistema financiero, incluida la CFN y la banca privada,  incorporen en sus programas criterios de monitoreo ambiental y social, de forma que los proyectos financiados trabajen con prácticas y tecnología que sea sostenible y cumpla con criterios de adaptación y mitigación al cambio climático.

Empezamos en una pequeña cocina, con un pequeño bolso y una moto que se quedaba dañada y teníamos que llegar al cliente como sea
Verónica Cevallos
Propietaria de Sushi Friends

Giovanny Estrada, agricultor de Pitahaya.

Inclusión financiera

Uno de los enormes beneficios de esta iniciativa es que el 50% de los créditos entregados han sido destinados a pequeñas y medianas empresas que por primera vez obtienen un préstamo. Normalmente, los bancos no prestan a iniciativas productivas que no conocen o que no tienen antecedentes bancarios con ellos. Sin embargo, con el proyecto se brindaron créditos y productos financieros especializados a empresas pequeñas que buscaban su desarrollo y crecimiento. Una relación de ganar – ganar – ganar; en donde gana el pequeño empresario, gana el banco que hace el préstamo y finalmente gana el país con la generación de empleo, pago de impuestos y generación de divisas.

La mayoría de las Pymes que han accedido a los créditos están bajo la dirección o son propiedad de mujeres, con lo cual el proyecto también ha logrado aportar desde la perspectiva de género.

 “Estamos creciendo una hectárea por mes, mes y medio, eso quiere decir que tenemos fuente de trabajo para cualquier cantidad de personas.  Desde que el proyecto inició incrementamos de 12 a 32 personas con empleo directo y unas 100 plazas de empleo indirecto”, comenta Giovanny Estrada mientras sonríe. Él planta pitahaya desde 2018 en Montecristi, Manabí. Arrancó con dos hectáreas y actualmente ya cuenta con 12.

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