En el informe marco de seguimiento mundial, se identifican los países con mayor potencial para lograr avances “de alto impacto” en materia de energía sostenible y se especifican las políticas para multiplicar los esfuerzos.
Ciudad de Viena, 28 de mayo de 2013. Alrededor de 1200 millones de personas, lo que equivale casi a la población de la India, no tienen acceso a la electricidad; 2800 millones utilizan leña u otro tipo de biomasa para cocinar y caldear sus viviendas; la energía renovable representa el 18% de la combinación de energía mundial, y el ahorro de energía más importante y la mayor expansión de fuentes de energía renovables se lograron en China.
Estas son solo algunas de las conclusiones de un nuevo y singular informe elaborado por un equipo compuesto por varios organismos y liderado por el Banco Mundial. Dicho informe, compilado por expertos pertenecientes a 15 organismos, es el primero de una serie destinada al seguimiento de los avances logrados para alcanzar los tres objetivos de la iniciativa Energía Sostenible para Todos, lanzada en 2011 por el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. La iniciativa, cuya junta asesora está copresidida por el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim, moviliza una coalición mundial de gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para hacer realidad sus tres objetivos en 2030: lograr el acceso universal, duplicar las fuentes de energía renovable y duplicar las mejoras relativas a la eficiencia energética.
En el informe, se indican las cifras relacionadas con estos tres objetivos y se determina qué es necesario cambiar, dónde y cómo lograrlo.
“La demanda de electricidad sigue superando la oferta. La electricidad debe ser asequible, generarse, cada vez más, de manera sostenible y utilizarse en forma más eficiente”, dijo la vicepresidenta del Banco Mundial, Rachel Kyte, durante la presentación del informe. “Está claro que, para afrontar este desafío, es decir, satisfacer las necesidades básicas de la población y hacerlo de manera sostenible, se requieren medidas de una magnitud nunca antes vista”.
Alrededor del 80% de las personas que no tienen acceso a la energía moderna vive en zonas rurales. A pesar de que 1800 millones de personas obtuvieron acceso a la electricidad entre 1990 y 2010, dicha cantidad apenas supera el crecimiento demográfico de 1600 millones durante el mismo período. El ritmo de expansión tendrá que duplicarse para alcanzar la meta de lograr el 100% de acceso en 2030. Proporcionar electricidad a esos mil millones adicionales de personas por medio de fuentes convencionales de energía daría como resultado un incremento de las emisiones globales de dióxido de carbono de menos del 1%.
En los informes se considera que, desde 1990, solo se han logrado avances “limitados” con respecto al aumento del acceso a la electricidad y los combustibles hogareños no contaminantes, lo que incrementa la proporción de energía renovable y mejora la eficiencia energética.
Veinte países de Asia y África representan aproximadamente dos tercios de aquellos que no tienen acceso a la electricidad y tres cuartas partes de las personas que utilizan combustibles sólidos, es decir, madera, carbón vegetal, desechos de origen animal y residuos de cultivos, y carbón mineral, para cocinar o caldear sus viviendas.
En el estudio se estima que, en 2010, la energía renovable representó el 18% de la combinación de energía mundial, y que la tasa de mejora de la eficiencia energética, descripta por una tasa de crecimiento anual compuesta de la intensidad energética, fue de -1,3% entre 1990 y 2010.
Los veinte países denominados de “alto impacto” que se identifican en el informe, y que representan el 80% del consumo de energía, deberán tomar la iniciativa para duplicar la proporción de fuentes de energía renovables y alcanzar el 36% de la combinación de energía mundial, y también deberán duplicar la eficiencia energética.
En el informe se llega a la conclusión de que se requieren cursos de acción decisivos para lograr estos objetivos, con más del doble de inversiones en energía, así como también “un conjunto integral de políticas, que incluyan incentivos fiscales, financieros y económicos; la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles y la fijación del precio del carbono”.
En el informe se señala que China registró el mayor ahorro de energía y la mayor expansión en materia de energía renovable a nivel mundial. La India proporcionó electricidad a un promedio anual de 24 millones de personas y facilitó el acceso a los combustibles modernos para cocción y calefacción a 20 millones de personas por año desde 1990.
“En el informe, nos referimos a los países de alto impacto que ofrecen el mayor potencial para lograr avances en la consecución de los objetivos de manera rápida”, indicó Vivien Foster, gerente del sector de energía del Banco Mundial, quien dirigió el equipo que elaboró el informe. “En este informe se sugiere que es posible extraer enseñanzas a partir de la experiencia de los que denominamos países de avance rápido. Cabe señalar que China y la India pertenecen a ambas categorías”.
También se insta a los países, las organizaciones internacionales, los inversores del sector privado y la sociedad civil a incrementar las inversiones en energía centradas en los tres objetivos mencionados a razón de, al menos, US$600 000 millones por año hasta 2030, lo que representa más del doble de la inversión actual estimada de US$409 000 millones. Los US$600 000 millones adicionales incluirían US$45 000 millones para facilitar la expansión de la electricidad, US$4400 millones destinados a la cocción en forma moderna, US$394 000 millones para lograr la eficiencia energética, y US$174 000 millones en concepto de energía renovable.
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El informe marco de seguimiento mundial en virtud de la iniciativa Energía Sostenible para Todos cuenta con la coautoría del Banco Mundial, su Programa de Asistencia a la Gestión del Sector de la Energía y el Organismo Internacional de Energía, en colaboración con otros 13 organismos, que incluyen la Alianza Mundial para Cocinas No Contaminantes, el Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados, la Asociación Internacional de Cooperación para la Eficiencia Energética, la Agencia Internacional de Energía Renovable, Practical Action, la Red de Políticas de Energía Renovable para el siglo XXI, la Red de Conocimientos sobre Energía de las Naciones Unidas, la Fundación pro Naciones Unidas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, el Consejo Mundial de la Energía y la Organización Mundial de la Salud.