El Banco Mundial fue la principal fuente de nuevo financiamiento neto para los 78 países más vulnerables
CIUDAD DE WASHINGTON, 3 de diciembre de 2025. Los países en desarrollo pagaron USD 741 000 millones más en concepto de capital e intereses de su deuda externa de lo que recibieron en nuevo financiamiento entre 2022 y 2024. Se trata de la mayor diferencia en al menos 50 años, de acuerdo con la última edición del International Debt Report (Informe sobre la deuda internacional) del Banco Mundial que se dio a conocer hoy.
Aun así, la mayoría de los países lograron cierto margen de maniobra con respecto a su deuda el año pasado, a medida que las tasas de interés alcanzaron su punto máximo y los mercados de bonos reanudaron sus operaciones. Eso permitió a muchos países mantener a raya el riesgo de cesación de pagos y reestructurar su deuda. En total, los países en desarrollo reestructuraron USD 90 000 millones de deuda externa en 2024, más que en cualquier otro período desde 2010. Los inversionistas en bonos, en tanto, aportaron USD 80 000 millones más en nuevo financiamiento de lo que recibieron en reembolsos de capital e intereses. Esto ayudó a que se completaran varias emisiones de bonos por miles de millones de dólares. Sin embargo, los fondos tuvieron un alto precio: las tasas de interés rondaron el 10 %, aproximadamente el doble que antes de 2020.
“La situación financiera mundial podría estar mejorando, pero los países en desarrollo no deberían engañarse: no están fuera de peligro”, dijo Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Grupo del Banco Mundial. “Su acumulación de deuda continúa, a veces de formas nuevas y perjudiciales. Los responsables de formular políticas de todo el mundo deberían aprovechar al máximo el margen de maniobra que existe hoy para poner sus finanzas públicas en orden, en lugar de volver de prisa a los mercados de deuda externa”.
En 2024, el saldo combinado de deuda externa de los países de ingreso bajo y mediano alcanzó un máximo histórico de USD 8,9 billones, con una cifra récord de USD 1,2 billones adeudados por los 78 países, principalmente de ingreso bajo, que pueden recibir financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial, según se señala en la publicación. La tasa de interés promedio que las economías en desarrollo pagarán a sus acreedores oficiales por la nueva deuda pública contraída en 2024 alcanzó el nivel más alto de los últimos 24 años. El monto promedio pagado a acreedores privados fue el más elevado de los últimos 17 años.
En total, estas naciones desembolsaron una cifra récord de USD 415 000 millones tan solo en intereses, recursos que podrían haberlos destinado a educación, atención primaria de la salud e infraestructura esencial. Por ejemplo, un promedio de una de cada dos personas en los países más endeudados no pudo asumir el costo de la dieta diaria mínima necesaria para tener una buena salud a largo plazo.
El financiamiento de bajo costo se volvió más difícil de obtener, excepto el procedente de los bancos multilaterales de desarrollo como el Banco Mundial, que fue la principal fuente de recursos para los países que pueden recibir fondos de la AIF. En 2024, el Banco Mundial les proporcionó un monto sin precedentes de USD 18 300 millones adicionales en nuevo financiamiento que lo que recibió en pagos de capital e intereses, y también les otorgó una cifra récord de USD 7500 millones en forma de donaciones.
Los acreedores bilaterales oficiales —principalmente Gobiernos y entidades relacionadas con el Gobierno— se retiraron después de participar en una serie de reestructuraciones que redujo la deuda externa a largo plazo de algunos países en hasta un 70 %. En 2024, los acreedores bilaterales recibieron USD 8800 millones más en capital e intereses de lo que desembolsaron en nuevo financiamiento para los países en desarrollo. Ante las menores opciones de financiamiento de bajo costo, muchos países en desarrollo acudieron a los acreedores internos: bancos comerciales e instituciones financieras locales. De los 86 países para los que se dispone de datos sobre deuda interna, en más de la mitad la deuda pública interna creció más rápido que la deuda pública externa.
“La creciente tendencia en muchos países en desarrollo de utilizar fuentes internas para satisfacer sus necesidades de financiamiento refleja un logro importante en materia de políticas”, dijo Haishan Fu, estadística en jefe y directora del Grupo de Gestión de Datos sobre el Desarrollo del Grupo Banco Mundial. “Demuestra que sus mercados de capitales locales están evolucionando. Pero, el elevado endeudamiento interno puede incentivar a los bancos nacionales a acumular bonos gubernamentales cuando deberían estar otorgando préstamos al sector privado local. La deuda interna también tiene vencimientos más cortos, lo que puede aumentar el costo de refinanciamiento. Los Gobiernos deben tener cuidado de no excederse”.
En el informe también se ofrecen nuevas perspectivas preocupantes sobre cómo los altos niveles de deuda han afectado la vida cotidiana de las personas en los países en desarrollo. Se concluye que entre los 22 países más endeudados —aquellos cuya deuda externa sobrepasa el 200 % de los ingresos de exportación— un promedio del 56 % de los habitantes no puede asumir el costo de la dieta diaria mínima para tener una buena salud a largo plazo. De esos 22 países, 18 pueden recibir financiamiento de la AIF, y en ellos casi dos tercios de la población no está en condiciones de costear la dieta necesaria.