publication20 de octubre de 2025

Inhabitable: Enfrentando el calor urbano extremo en América Latina y el Caribe

Portada Enfrentando el Calor Urbano Extremo en América Latina y el Caribe

Portada/Inhabitable:Enfrentando el Calor Urbano Extremo en América Latina y el Caribe

Grupo Banco Mundial

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América Latina y el Caribe enfrenta una nueva realidad climática: temperaturas en aumento, olas de calor más frecuentes y récords históricos. El número de días extremadamente calurosos, aquellos que superan el percentil 95, van en aumento. Este cambio ya está teniendo consecuencias, la mortalidad asociada al calor creció 140% en dos décadas, y solo en 2023 se estima que 48.000 adultos mayores murieron prematuramente por causas relacionadas con el calor.

El informe Inhabitable: Enfrentando el Calor Urbano Extremo en América Latina y el Caribe” del Banco Mundial advierte que el cambio climático, sumado al efecto isla de calor urbano, está intensificando el riesgo térmico en una región altamente urbanizada —con 82% de su población viviendo en ciudades para 2025— y donde millones de personas habitan viviendas precarias sin condiciones adecuadas para mantenerse frescas.

Este reporte analiza las proyecciones de aumento de temperatura, sus impactos sobre la salud, la infraestructura y las economías urbanas, y propone medidas urgentes para mitigar los efectos del calor, proteger a los más vulnerables y fortalecer la resiliencia climática de las ciudades de la región.

Principales hallazgos: 

  • Las ciudades de la región son cada vez más calurosas. Las temperaturas están subiendo en todas las zonas climáticas y se proyecta que las máximas diarias en las zonas urbanas aumenten entre y entre 2,3 y 2,7 °C hacia finales de siglo. Regiones como el Caribe y la cuenca amazónica serán las más afectadas por este aumento.
  • El calor urbano es mortal y desigual. Causa decenas de miles de muertes cada año y afecta de manera desproporcionada a las personas mayores y a los grupos más vulnerables. Los hogares de bajos ingresos son los más expuestos, viviendo en barrios con poca vegetación, viviendas de baja calidad y opciones de transporte limitadas al caminar o al transporte público.
  • La infraestructura y los servicios no están preparados: las redes eléctricas, los sistemas de transporte, las viviendas y las escuelas no están diseñados para resistir el calor extremo, lo que genera apagones, fallas en los servicios, pérdida de aprendizaje y malestar térmico generalizado.
  • El calor urbano amenaza la prosperidad: el calor extremo reduce la productividad laboral, aumenta los costos de salud y ya está frenando la actividad económica en muchas ciudades, con pérdidas proyectadas del PIB en los principales centros urbanos que podrían alcanzar el 5 % o más en las próximas décadas.

Manos a la obra:

  • Las soluciones existen y las ciudades están avanzando: muchas ya están invirtiendo en resiliencia frente al calor, desde la ampliación de áreas verdes hasta la adaptación de viviendas. Escalar estos esfuerzos puede salvar vidas, proteger las economías y generar nuevas oportunidades de empleo digno.
  • El trabajo debe ser parte de la solución: hasta un 70 % de los trabajadores en América Latina y el Caribe están expuestos al calor extremo. Fortalecer las normas de salud y seguridad ocupacional, los sistemas de protección social adaptativa y las alertas tempranas basadas en impactos puede salvar vidas, proteger ingresos y asegurar que las inversiones en resiliencia generen empleos de calidad.
  • Diseñar espacios urbanos más frescos: ampliar la cobertura arbórea, los corredores sombreados y los parques; adaptar edificios con techos verdes o reflectantes; y aplicar diseños pasivos que mejoren la ventilación y reduzcan el calor interior.
  • Fortalecer los servicios públicos y la vivienda resilientes: modernizar las redes eléctricas, los sistemas de agua, las escuelas, el transporte y la vivienda asequible para que soporten olas de calor prolongadas, garantizando servicios continuos y condiciones de vida seguras.

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El calor urbano extremo ya no es una preocupación lejana del futuro: es una crisis actual. Históricamente, las ciudades de la región han estado protegidas por la altitud, las brisas marinas y la sabiduría del urbanismo de siglos pasados. Sin embargo, a medida que aumentan las temperaturas globales, estas defensas se erosionan rápidamente. La expansión urbana descontrolada, la infraestructura envejecida y las desigualdades sociales solo agravan los peligros, exponiendo a millones de personas a un mayor riesgo.
Marcela Silva
Directora Regional de Infraestructura, América Latina y el Caribe

*Este informe ha sido elaborado por un equipo dirigido por Carina Lakovits y Paula Restrepo Cadavid y financiado por el Mecanismo Mundial para la Reducción de Desastres y la Recuperación (GFDRR). 

The World Bank