En los últimos años, la economía hondureña ha crecido de manera moderada, con un aumento del PIB real del 3.6% en 2024, similar al registrado en 2023. Esta expansión ha sido impulsada por el sólido flujo de remesas, una menor inflación y un mayor acceso al crédito, lo que estimuló el consumo de los hogares y la inversión privada, compensando la débil demanda internacional y eventos climáticos adversos como la tormenta tropical Sara.

Se espera que el crecimiento del PIB desacelere ligeramente al 3.5% en 2025 y 2026, a pesar del aumento de las exportaciones netas, debido a una menor inversión pública y privada. Los desafíos estructurales incluyen una baja capacidad productiva, alta vulnerabilidad ante fenómenos naturales combinada con una limitada capacidad de respuesta, y altos niveles de criminalidad y violencia, que fomentan la migración. La economía depende críticamente de las remesas, que representan más de una cuarta parte del PIB hondureño.

De acuerdo con previsiones, la inflación aminoraría ligeramente al 4.5% en 2025, después de alcanzar el 4.6% en 2024, apoyada por la disminución de los precios de alimentos y combustibles, así como por una política monetaria más estricta.

Honduras ha logrado avances en la reducción de la pobreza, aunque sigue siendo uno de los países más pobres y desiguales de América Latina y el Caribe. Según el umbral de US$8.3 per cápita por día (PPP 2021), la pobreza afecta al 49.8% de la población (3.6 puntos porcentuales menos que en 2023), y se proyecta que disminuirá al 46.1% en 2025 y al 44.5% en 2026. La pobreza bajo el umbral de US$3.0 sigue siendo alta en la comparación regional, con un 15.7% en 2024.

Los indicadores de desarrollo humano en el país se encuentran entre los más bajos de la región. Según el Índice de Capital Humano del Banco Mundial, un niño nacido en Honduras será casi la mitad (48%) de productivo en su vida adulta que lo que podría ser si recibiera una educación completa y gozara de buena salud.

Última actualización: 6 de octubre, 2025

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