El último Marco de Alianza con Nicaragua (CPF por sus siglas en inglés) tiene como objetivo abordar la reducción de la pobreza, y promover que la prosperidad sea compartida y beneficie a más personas.
El Marco de Alianza para 2018-22 se centra en invertir en el capital humano de los nicaragüenses —esto es, salud, educación y habilidades— y en el sector privado para crear empleos mejor remunerados. A su vez, resalta la importancia del trabajo con los jóvenes, las mujeres, las poblaciones indígenas y las comunidades afrodescendientes, y en territorios vulnerables a las crisis climáticas como lo son el Corredor Seco y las zonas del Caribe.
La estrategia incluye una combinación de proyectos de emergencia y de inversión para promover el desarrollo, financiados principalmente por la Asociación Internacional de Fomento (AIF) y fondos fiduciarios. En el programa revisado, el apoyo del Grupo Banco Mundial se centró en las poblaciones en condición de mayor vulnerabilidad,, la creación de empleo y la resiliencia para aumentar la sostenibilidad.
La Corporación Financiera Internacional (IFC), la entidad del Banco Mundial que se ocupa del sector privado también desempeña una rol destacado en la financiación de los sectores agroindustrial y financiero.
La cartera actual del Banco Mundial comprende 3 proyectos de inversión financiados (por un total de USD276 millones) que responden a las emergencias provocadas por la pandemia del Covid-19 y por huracanes recientes. Las actividades están enfocadas en el sector de la pesca, vivienda, caminos de Access y agricultura de subsistencia. Asimismo, 2 operaciones financiadas con recursos de donación (USD17.18m) enfocados en responder a la inseguridad alimentaria y mejorar la agricultura sensible a nutrición para las poblaciones más vulnerables.
Con la ayuda del financiamiento del Programa Mundial para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria, el Banco Mundial procura mejorar la productividad agrícola y la resiliencia climática, así como apoyar la seguridad nutricional en determinados municipios nicaragüenses del Corredor Seco y de las zonas de la costa del Caribe.
En noviembre de 2020, los huracanes Iota y Eta causaron graves daños y pérdidas de vidas en Nicaragua, empeorando los riesgos de transmisión de la COVID-19. Como respuesta, en 2021, se aprobó un crédito de USD 80 millones para ayudar al país a satisfacer las necesidades urgentes de la población, en particular de las personas en situación de pobreza y las más afectadas por estos desastres tropicales.
El Banco aprobó 20 millones de dólares en diciembre de 2020 para apoyar la respuesta de Nicaragua a la COVID-19 y 116 millones de dólares en 2022 para garantizar el acceso a las vacunas contra la COVID-19. Los proyectos buscan restaurar el sistema de salud a los niveles previos al COVID-19 en términos de servicios esenciales, medicamentos, vacunas, e insumos y equipos médicos y de laboratorio.
En Nicaragua, los proyectos de emergencia son ejecutados por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS).
Última actualización: Oct 07, 2025