ARTÍCULO

No olvidar a los olvidados

Julio 21, 2015

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En la periferia de Lima aún persisten símbolos de pobreza. Para superar esto, se recomienda motivar a la población a través de más oportunidades.

El Comercio / Banco Mundial

Una revisión al reciente estudio del Banco Mundial, “Los Olvidados, pobreza crónica en América Latina y el Caribe”.

El crecimiento económico sostenido de Latinoamérica ha sido la base para que la pobreza en la región disminuya. Según cifras del Banco Mundial (BM) la pobreza pasó de un 41,6% en el 2003 a un 25,3% en el 2012. Y en el mismo período la pobreza extrema se redujo a la mitad: de 24.5% a 12.3%. En la última década, cerca de 90 millones de personas salieron de la pobreza en la región.

No olvidar a los olvidados

 

El informe del BM “Reducción de la pobreza: Círculos viciosos y círculos virtuosos”, destaca que la reducción de la pobreza en pro del crecimiento debería ser una preocupación política, y que la inversión para sacar a los pobres de la pobreza debería verse como un buen negocio para la sociedad en conjunto.

Germán Muñoz, profesor principal del Departamento de Economía y miembro del Consejo Directivo de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP, coincide con ello y resalta la necesidad de invertir en políticas y no sólo en programas. “Los programas sociales alivian la pobreza pero no la superan. Lo que la supera es el crecimiento económico la aplicación de políticas públicas educativas, de vivienda, de salud, etc.”, sostiene.

Este problema se contempla con especial atención en el estudio de pobreza crónica elaborado por el BM: “Los Olvidados, pobreza crónica en América Latina y el Caribe”. Renos Vakis, economista, investigador principal en la Práctica Global de la Pobreza del BM y uno de los autores de estudio, recalca: “En la década pasada el crecimiento fue positivamente atípico y ayudó a que gente que estaba cerca de
la línea de salida de la pobreza salga más rápidamente. Pero, a pesar de eso, uno de cada cuatro latinoamericanos aún es pobre”.

Muñoz recuerda que muchos de los que han salido de la pobreza siguen en situación precaria. “La pobreza se mide por la línea de ingreso. Si una familia pobre pasa esa línea por uno o por cinco soles, se puede decir que ‘salió de la pobreza’, pero su situación es vulnerable. Basta un evento para que regresen a ella: una enfermedad, un accidente, un robo”, explica.

Vakis coincide con Muñoz y resalta que la pobreza es un fenómeno dinámico: quienes están afectados por ella pueden transitar de una categoría a otra, no solo para mejorar (salir de esa condición), sino también para regresar a ella luego de haberla abandonado. ¿Qué hacer ante este panorama? Vakis cree que Latinoamérica anda por buen camino, pero que aún tiene problemas para optimizar los programas sociales y sistematizar las herramientas de la economía del comportamiento. En referencia a ello, el informe pone énfasis en la salud mental como un factor para salir de la pobreza crónica. “Introdujimos la salud mental porque es un tema que nos afecta a todos, pero a quienes viven en pobreza extrema o pobreza crónica les afecta más y es cierto que los países no le ponen especial atención al tema”, dice.

No olvidar a los olvidados

 

Una mirada clínica
El estudio del BM muestra que un estado mental abatido es una importante barrera para la salida de la pobreza. La percepción de las personas sobre el futuro difiere muchísimo según el sector socioeconómico. Los pobres crónicos son los más pesimistas en lo que concierne a sus actitudes frente al futuro: uno de cada cinco considera que su situación económica empeorará en el próximo año, el doble en comparación con aquellos que salieron de la pobreza o que nunca fueron pobres. “Quienes viven en pobreza crónica no son para nada optimistas, mientras quienes han salido de la pobreza sí lo son, así hayan regresado a ella, pues tienen un mejor contexto de referencia”, explica Vakis.

No olvidar a los olvidados

 

La salida para esto, según Vakis, requiere creatividad, pensar en modelos no pensados hasta ahora y que incluyan la salud mental entre las prioridades. Pone como ejemplo el mayor acceso a servicios, pues “esto significa mayor acceso, y la multiplicación de oportunidades se traduce en una motivación para la población”, explica.

Germán Muñoz añade: “La salud mental es importante, porque es un tema que tiene que ver con capacidad de decisión, de elección, de revisión de opciones de las personas. Y en el Perú este es un tema en que los pobres no suelen tener ayuda”.

El informe de Pobreza Crónica enfatiza la necesidad de coordinar las intervenciones que inciden en el estado mental de los pobres crónicos en los programas sociales, a pesar del grado de complejidad que supone. “Es imperativo idear nuevas formas de llegar a ellos”, dice textualmente. Como dice Renos Vakis, la creatividad es clave para encontrar maneras de sacar a más latinoamericanos de la pobreza.

No olvidar a los olvidados

 

Lo dicen las estadísticas
Según el informe “Evolución de la Pobreza Monetaria 2009 – 2014” del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el año 2014 el 4,3% de la población del país (1’325.000 personas) se encontraba en situación de pobreza extrema. El mismo informe señala que entre el 2013 y 2014 la pobreza extrema disminuyó en 0.4%, lo que equivale a 107 mil personas. Otro informe del INEI titulado “Cifras de la Pobreza 2014”, detalla que la mayor reducción de pobreza extrema se dio en la sierra (9.2%) y que esta zona del país la que alberga la mayor proporción de pobres extremos: 69,7%.



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