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ARTÍCULOAbril 24, 2023

La falsa dicotomía entre un gasto público en educación más elevado y más eficiente: enseñanzas extraídas de las experiencias de los países

The World Bank

En el evento de las Reuniones de Primavera, realizado el 13 de abril de 2023, “Effective Public Spending on Education: Lessons from Country Experiences” (Gasto público en educación eficiente: Enseñanzas extraídas de las experiencias de los países), Jaime Saavedra, director de la Práctica Global de Educación del Banco Mundial, describió los desafíos y las medidas en materia de financiamiento para movilizar recursos de manera más eficiente y equitativa en el sector de la educación.

Los cierres de escuelas en todo el mundo producto de la pandemia de COVID-19 han provocado pérdidas de aprendizaje enormes, llevando el nivel de pobreza de aprendizajes a un porcentaje estimado del 70 % (i). Como resultado, muchos países enfrentan ahora costos adicionales considerables asociados con la recuperación de las pérdidas de aprendizaje y el establecimiento de sistemas educativos mejores y más resilientes que puedan impartir enseñanza de calidad a todos los niños.

El financiamiento de la educación no responde a las necesidades de hoy ni de mañana

El financiamiento para la educación como porcentaje del ingreso nacional no ha cambiado significativamente en el último decenio en ningún grupo de ingresos de los países. Sin embargo, la crisis de la COVID-19 puso en riesgo el gasto en muchos países de ingreso bajo y mediano bajo. En 2022, los países con ingresos más altos dieron mayor prioridad a la educación en sus presupuestos. Pero en muchos países con ingresos más bajos, la educación perdió terreno.

Los Gobiernos deben ahora recuperarse y aumentar el espacio fiscal perdido para responder a las necesidades y los objetivos de aprendizaje, según la nueva reseña técnica del Banco Mundial titulada The Adequacy of Public Expenditure on Education and the Needs Post-COVID-19 (PDF, en inglés) (Suficiencia del gasto público en educación y las necesidades posteriores a la COVID-19).

En el informe se señala que muchos países de ingreso bajo y de ingreso mediano bajo que cumplen los parámetros internacionales comunes sobre el gasto en educación (entre el 4 % y el 6 % del PIB o entre el 15 % y el 20 % del presupuesto público) aún gastan muy poco por niño en edad escolar debido a sus bajos presupuestos públicos y a la gran cantidad de población joven. El gasto per cápita en educación en un tercio de los países de ingreso mediano bajo y la mitad de los países de ingreso mediano alto fue menor en 2019-2020 en comparación con 2014-15.

Como resultado, el gasto por niño en edad escolar —el indicador más preciso de la suficiencia de financiamiento— asciende en promedio a USD 53 en los países de ingreso bajo; USD 318, en los países de ingreso mediano bajo; USD 980, en los países de ingreso mediano alto, y USD 7800 en los países de ingreso alto. Estas grandes diferencias sobrepasan ampliamente las desigualdades en los niveles de vida de los países y los costos de los servicios educativos.

Superar la falsa dicotomía entre un gasto en educación mayor y más eficiente

Si bien un gasto en educación mayor no conduce automáticamente a mejores resultados (i), en los países que menos gastan por niño en edad de asistir a la escuela primaria y secundaria algunos resultados clave como la pobreza de aprendizajes (i) y los años de escolaridad ajustados en función del aprendizaje son, en promedio, peores. Desafortunadamente, los aumentos en el gasto público en educación durante la última década se han asociado con mejoras relativamente pequeñas en los resultados educativos. Es esencial garantizar la eficiencia y la equidad del gasto en educación.

En el caso de los países de peor desempeño —aquellos con altos niveles de pobreza de aprendizajes—, el financiamiento de la educación debe aumentar considerablemente para escapar de las actuales trampas de bajo nivel de aprendizaje y de bajo gasto. Los recursos deben destinarse a financiar las inversiones de mayor impacto, que tienen como objetivo superar los déficits y limitaciones críticos en la prestación de servicios educativos de calidad, y deben centrarse en gran medida en los más desfavorecidos. Mientras tanto, en la mayoría de los países de ingreso bajo y mediano, se necesitan que aumenten tanto el nivel como la eficiencia del gasto en educación para alcanzar los objetivos de aprendizaje nacionales, con un fuerte enfoque en la equidad y estrategias de financiamiento sostenible desde el punto de vista fiscal.

En todos los países, los incrementos del gasto público, combinados con las estrategias adecuadas, pueden optimizar los recursos de sus gastos corrientes. Mejorar la calidad de la enseñanza (i), a través de programas de capacitación y apoyo a los maestros más prácticos y específicos, es una de las medidas más importantes para desbloquear la eficiencia: el gasto en docentes representa, en promedio, casi dos tercios del gasto total en educación en los países de ingreso bajo y mediano.

Se puede aumentar la eficiencia fortaleciendo la capacidad de gestión y la gestión de las finanzas públicas. Superar las desigualdades en materia de gasto entre los distintos niveles educativos, garantizando al mismo tiempo el financiamiento para la educación básica y el aprendizaje básico, puede mejorar la equidad. Los mecanismos que diferencian el financiamiento en función de las necesidades regionales y los principios de equidad, y que recompensan las mejoras en los resultados, también pueden mejorar la eficiencia.

Los países deben elaborar estrategias de financiamiento de largo plazo relativas a cómo movilizar más recursos internos y externos y reunir a los actores nacionales en torno a un contrato social que garantice un financiamiento para la educación equitativo, eficiente y sostenible.

La movilización de recursos internos es primordial, junto con un financiamiento externo catalizador

Los Gobiernos son las principales entidades de financiamiento de la educación en todos los grupos de ingresos de los países. Por lo tanto, lograr niveles de gasto considerablemente más elevados dependerá de la ampliación de la movilización de recursos internos. Después de la pandemia, los desafíos macroeconómicos mundiales, las crecientes presiones de la deuda externa, la erosión de las bases impositivas nacionales, el aumento de las tasas de interés y las consiguientes restricciones presupuestarias nacionales están dificultando que la mayoría de los Gobiernos recauden ingresos suficientes y aumenten el gasto en educación a los niveles necesarios, dadas las numerosas demandas de financiamiento contrapuestas. En muchos países, los ingresos internos son demasiado bajos incluso para responder a las necesidades de infraestructura y servicios que se necesitan para lograr un crecimiento y un desarrollo equitativos y sostenibles.

La movilización de recursos internos es una prioridad básica del programa de desarrollo sostenible, y para el Banco Mundial. En la Agenda de Acción de Addis Abeba sobre la Financiación para el Desarrollo de 2015 (i) se destacó que la movilización y el uso eficaz de los recursos internos son fundamentales para el objetivo común del desarrollo sostenible.

Sin embargo, el financiamiento externo puede ser catalizador y aumentar el impacto de las inversiones nacionales. Además, algunos países de ingreso bajo, en particular aquellos afectados por situaciones de fragilidad, se caracterizan por estar atrapados en un círculo de un gasto bajo y un nivel de aprendizaje muy bajo, junto con ineficiencias en el uso de recursos que son escasos. En estos países, es necesario un aumento sustancial del financiamiento externo.

Para facilitar estos debates sobre el financiamiento de la educación, el Banco Mundial organizó, durante las Reuniones de Primavera de 2023, una mesa redonda de alto nivel en que participaron ministros de Finanzas y de Educación.

“Incluso con las múltiples crisis que enfrentan hoy los países —desde el aumento de la inflación y la inestabilidad hasta los crecientes impactos climáticos— la educación debe seguir siendo una prioridad”, subrayó Anna Bjerde, directora gerente de Operaciones del Banco Mundial. “Mantener las inversiones en el capital humano es esencial, ya que son críticas para el crecimiento, la productividad y el bienestar de una sociedad. Dado que la pobreza de aprendizajes —la proporción de niños de 10 años que no pueden leer o entender un texto sencillo— se estima en un 70 % después de la pandemia en los países de ingreso bajo y mediano, es de suma importancia garantizar un financiamiento suficiente, eficiente y equitativo”.

Los participantes reforzaron el mensaje de ir más allá de la falsa dicotomía que impregna los debates sobre el financiamiento de la educación: entre los aumentos del nivel y la eficiencia del gasto.

Mamta Murthi, vicepresidenta de Desarrollo Humano del Banco Mundial, afirmó: “En el actual discurso mundial sobre el financiamiento de la educación, gastar más dinero en educación y gastarlo de manera más eficiente a menudo se presenta como un escenario en que tienes que elegir entre dos alternativas. Debemos ir más allá de la falsa dicotomía: el gasto adicional en educación no mejora automáticamente los resultados de aprendizaje. En la mayoría de los países de ingreso bajo y mediano, se necesitan aumentos tanto en el nivel como en la eficiencia del gasto en educación para acelerar el aprendizaje”.

“La educación está en crisis. Necesitamos un fuerte compromiso político y liderazgo para garantizar una recuperación rápida del aprendizaje de los niños, antes de que la crisis aumente la desigualdad y deje una secuela permanente en esta generación”, señaló Jaime Saavedra, director de la Práctica Global de Educación del Banco Mundial.

Durante el evento, se compartieron experiencias de los países sobre cómo garantizar un gasto público en educación adecuado y eficiente para recuperar las pérdidas de aprendizaje y alcanzar los objetivos nacionales en esta materia.

  • Jaime Perczyk, ministro de Educación de Argentina:

“Debemos invertir más, pero también mejor. ¿Cuáles son las prioridades; dónde invertimos? Cuando todo es una prioridad, entonces nada lo es. Debemos invertir de manera continua y suficiente. Necesitamos inversiones constantes en educación para garantizar el aprendizaje. Esta es una responsabilidad de cada país y de la comunidad internacional”.

  • Dipu Moni, ministra de Educación de Bangladesh:

“Necesitamos grandes cantidades de financiamiento para hacer frente a los desafíos complejos de la falta de financiamiento para la educación y las pérdidas de aprendizaje relacionadas con la COVID-19, reconociendo al mismo tiempo las demandas presupuestarias contrapuestas. Necesitamos apoyo presupuestario directo para el sector educativo. Debemos poner cada centavo a disposición de las futuras generaciones de nuestros países. Invirtamos en educación; invirtamos en nuestro futuro”.

  • Chakib Benmoussa, ministro de Educación Nacional, Educación Preescolar y Deportes de Marruecos:

“No existe una dicotomía entre aumentar el financiamiento de la educación y mejorar la eficiencia de ese financiamiento. Son dos operaciones que se complementan entre sí. En la hoja de ruta para la educación 2022-26 de Marruecos se prioriza la calidad de las escuelas públicas fortaleciendo la eficiencia del gasto público y asignando recursos a medidas que tengan el mayor impacto en el aprendizaje de los estudiantes. Para que tengamos éxito, es esencial el compromiso de todas las partes interesadas, incluidos los asociados para el desarrollo, con la implementación exitosa de la hoja de ruta”.

  • Godwin Obaseki, gobernador ejecutivo del estado de Edo (Nigeria):

“Existen muchas pruebas que muestran los beneficios económicos que generan las inversiones en educación. Sin embargo, no basta con invertir en educación. También debemos priorizar la eficiencia. En la actualidad, nuestra atención se centra en garantizar que invirtamos en el aprendizaje y no solo en el acceso a la educación. Esa es la única manera en que promoveremos el crecimiento económico y el desarrollo social y, al mismo tiempo, reduciremos la pobreza y la desigualdad”.

  • Amenah Pangandaman, secretaria del Departamento de Presupuesto y Gestión de Filipinas:

“Si bien reconocemos que a todos nos queda un largo camino por recorrer para mejorar el nivel y la eficiencia del gasto en educación, nos unimos a la comunidad de naciones para trabajar arduamente y alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de lograr una educación accesible y de calidad para todos”.

  • João Costa, ministro de Educación de Portugal:

“La pandemia dejó al descubierto el problema de la equidad. La equidad siempre ha sido un elemento central de la educación, pero al parecer a algunos no les preocupaba. Si no resolvemos la inequidad en la educación, no estamos abordando los problemas centrales de la educación, sino simplemente reflejando el privilegio de algunos. Y, por supuesto, si estamos pensando en transformar la educación, debemos analizar el financiamiento y la mejor manera de asignar el presupuesto.

Concluiré con una inquietud: todos estamos enfrentando escasez de maestros y si no hacemos que la carrera docente sea más atractiva, y esto requiere dinero, no abordaremos el problema. Por lo tanto, las grandes organizaciones internacionales tienen que dar la libertad a los ministros de Finanzas, para que podamos asignar más fondos para los maestros y su desarrollo profesional”.

  • Shehan Semashinga, ministro de Finanzas de Sri Lanka:

“El papel del capital humano en la economía es ampliamente reconocido. La educación es crítica tanto para el bienestar individual como para el desarrollo microeconómico y social. Se necesitan políticas más ambiciosas para abordar los desafíos causados por la pandemia y la lenta recuperación económica, y lograr avances sociales y económicos de manera más rápida”.

  • Sheku Ahmed Fantamadi Bangura, ministro de Finanzas de Sierra Leona:

“En nuestro país, existe una clara voluntad política en materia de educación, impulsada por ciertos principios. En primer lugar, el hecho de que la calidad del desarrollo de una nación es una función del desarrollo de la calidad de su gente. Por lo tanto, es una decisión política hacer de la educación una prioridad entre las diferentes prioridades que enfrentamos. Hemos mantenido la inversión en educación porque creemos en nuestra gente”.

Por último, Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la Unesco, dijo: “La educación es un derecho humano fundamental y una inversión crítica para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Existe un déficit de financiamiento anual de USD 100 000 millones (i), un financiamiento que es necesario para que los países de ingreso bajo y mediano alcancen sus metas nacionales de educación. Dadas las prioridades contrapuestas, los Gobiernos tienen que tomar decisiones difíciles. Sin embargo, el costo de no financiar la educación es mucho más alto, ya que esta es esencial para el progreso y el desarrollo de los países”.

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