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COMUNICADO DE PRENSA Abril 09, 2020

La COVID 19 (coronavirus) lleva a África al sur del Sahara hacia su primera recesión en 25 años

CIUDAD DE WASHINGTON, 9 de abril de 2020. Según la última edición de Africa’s Pulse (El Pulso de África), la actualización económica semestral del Banco Mundial para la región, el crecimiento en África al sur del Sahara se ha visto considerablemente afectado por el actual brote de coronavirus, y se prevé que caerá bruscamente del 2,4 % registrado en 2019 a entre el -2,1 % y el -5,1 % en 2020, lo que constituiría la primera recesión que experimenta la región en los últimos 25 años.

“La pandemia de COVID‑19 está poniendo a prueba los límites de las sociedades y economías de todo el mundo, y es probable que los países africanos se vean especialmente afectados”, declaró Hafez Ghanem, vicepresidente del Banco Mundial para África. “Estamos reuniendo todos los recursos posibles para ayudar a los países a atender las necesidades inmediatas de salud y supervivencia de las personas y, al mismo tiempo, salvaguardar los medios de vida y los empleos a largo plazo. En este sentido, estamos realizado un llamamiento para que se suspendan los pagos del servicio de la deuda bilateral oficial, lo que liberaría fondos para consolidar los sistemas de salud para hacer frente a la crisis de la COVID‑19 y salvar vidas; las redes de seguridad social para salvaguardar los medios de subsistencia y ayudar a los trabajadores que pierden sus empleos; el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, y la seguridad alimentaria”.

Los autores de Africa’s Pulse recomiendan que los encargados de la formulación de políticas en África se centren en salvar vidas y proteger los medios de subsistencia, haciendo hincapié en el fortalecimiento de los sistemas de salud y en la adopción de medidas rápidas para minimizar las perturbaciones en las cadenas de suministro de alimentos. Asimismo, recomiendan que se pongan en marcha programas de protección social, que incluyan transferencias monetarias, distribución de alimentos y exención de tasas, para apoyar a los ciudadanos, especialmente a los que trabajan en el sector informal.

El análisis muestra que la pandemia le costará a la región entre USD 37 000 millones y USD 79 000 millones en pérdidas de producción para 2020 debido a una combinación de factores. Entre ellos figuran la disrupción del comercio y de las cadenas de valor —que afecta a los exportadores de productos básicos y a los países que tienen una fuerte participación en dichas cadenas—; la reducción de los flujos de financiamiento externo procedente de las remesas, el turismo, la inversión extranjera directa y la ayuda externa, en combinación con la fuga de capitales, y los efectos directos sobre los sistemas de salud y las perturbaciones causadas por las medidas de contención y la respuesta pública.

Si bien la mayoría de los países de la región se han visto afectados en distinto grado por la pandemia, se prevé que, como resultado de la persistente tendencia a la baja que registran el crecimiento y la inversión, el producto interno bruto real se reducirá bruscamente, sobre todo en las tres economías más grandes de la región: Nigeria, Angola y Sudáfrica. En términos generales, los países exportadores de petróleo también se verán muy afectados, y se prevé que, a causa del debilitamiento de la demanda externa y las perturbaciones en las cadenas de suministro y en la producción interna, el crecimiento se reducirá sustancialmente en las dos zonas de más rápido crecimiento: la Unión Económica y Monetaria del África Occidental y la Comunidad de África Oriental. El sector turístico de la región se contraerá drásticamente debido a las fuertes restricciones impuestas a los viajes.

La grave situación generada por la COVID‑19 también podría desencadenar una crisis de seguridad alimentaria en África: la producción agrícola podría contraerse entre un 2,6 % en un escenario optimista y hasta un 7 % si se producen bloqueos comerciales. Las importaciones de alimentos disminuirían sustancialmente (hasta un 25 % o un mínimo del 13 %) debido a la combinación de dos factores: el aumento de los costos de transacción y la reducción de la demanda interna.

Varios países africanos han reaccionado con rapidez y decisión para frenar la posible entrada y propagación del nuevo coronavirus, en plena consonancia con las directrices internacionales. No obstante, en la última edición de Africa’s Pulse se señalan varios factores que plantean problemas a las medidas de contención y mitigación, en particular los grandes asentamientos urbanos informales densamente poblados, el escaso acceso al agua potable y a las instalaciones sanitarias, y la fragilidad de los sistemas de salud. En última instancia, la magnitud del impacto dependerá de la reacción de la población en los respectivos países, la propagación de la enfermedad y la respuesta política. Además, la combinación de estos factores podría generar una reducción de la participación en el mercado laboral, infrautilización del capital, menor acumulación de capital humano y efectos a largo plazo en la productividad.

“Además de las medidas de contención, hemos visto que, al responder a la COVID‑19, los países están optando por una combinación de medidas de política fiscal y monetaria de emergencia, y que muchos bancos centrales de la región están adoptando medidas importantes como el recorte de las tasas de interés y la prestación de asistencia extraordinaria en materia de liquidez”, afirmó Albert Zeufack, economista en jefe del Banco Mundial para África. “Sin embargo, es importante asegurarse de que la política fiscal cree un espacio para las intervenciones relacionadas con la protección social, dirigidas especialmente a los trabajadores del sector informal, y siembre la semilla de la resiliencia para nuestras economías”.

Los autores de Africa’s Pulse subrayan la necesidad de una respuesta política específica que refleje la estructura de las economías africanas (en especial el vasto sector informal) y las peculiares limitaciones a las que se enfrentan actualmente los encargados de formular políticas, en particular el deterioro de la situación fiscal y la mayor vulnerabilidad de la deuda pública, y la escasa capacidad de reacción operativa general.

“Las medidas inmediatas son importantes, pero no cabe duda de que será necesario que los acreedores bilaterales concedan algún tipo de alivio de la deuda como medio de garantizar los recursos que se necesitan con urgencia para luchar contra el nuevo coronavirus y ayudar a gestionar o mantener la estabilidad macroeconómica en la región”, concluyó César Calderón, economista principal del Banco Mundial y autor principal del informe.

Como consecuencia de la pandemia de COVID‑19, las circunstancias económicas de los países y las regiones son fluctuantes y cambian a diario. El análisis macroeconómico del informe se basa en los datos disponibles en el primer trimestre de marzo de 2020.

El Grupo Banco Mundial está adoptando medidas amplias y rápidas para ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su respuesta ante la pandemia, aumentar la vigilancia sanitaria, mejorar las intervenciones en el ámbito de la salud pública y lograr que el sector privado siga llevando a cabo sus operaciones y mantenga los puestos de trabajo. Durante los próximos 15 meses destinará hasta USD 160 000 millones en respaldo financiero para ayudar a los países a proteger a las poblaciones pobres y vulnerables, apoyar a las empresas e impulsar la recuperación económica.


COMUNICADO DE PRENSA N.º 2020/099/AFR

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