Mensajes claves
Capítulo 1 | Recuperación sostenida en medio de nuevos desafíos
La región continúa avanzando en la reducción de la inflación, aunque la convergencia hacia las metas se ha ralentizado, en gran parte debido al aumento de los costos laborales que impulsa al alza los precios de los servicios y los alimentos. Las expectativas inflacionarias siguen ancladas, ya que todos los principales países esperan alcanzar sus objetivos para 2026 y las políticas monetarias siguen relajándose. Las tasas tanto nominales como reales han comenzado a descender, con excepción de la tasa de Brasil. En el Caribe, debido a que muchas monedas están ancladas, el shock inflacionario inicial fue más moderado y manejable, mientras que los regímenes de metas de República Dominicana y Jamaica han conducido a mayor inflación y reducciones más lentas.
La reducción de la pobreza continúa avanzando, aunque más lentamente. Las estimaciones para 2024 indican que la pobreza monetaria disminuirá marginalmente al 24,4 por ciento de la población de América Latina y el Caribe (sobre la base de una línea de pobreza de ingreso medio alto de USD 6,85 por día en términos de paridad del poder adquisitivo de 2017), desde un nivel de 25 por ciento en 2023. Por otro lado, se prevé que la desigualdad se mantenga alta en comparación con los estándares globales, con un coeficiente de Gini del 49,9 por ciento. Alrededor del 65 por ciento de la mejora de la pobreza entre 2018 y 2023 fue impulsada por una combinación de transferencias públicas y mercados laborales más sólidos, en particular mayores ingresos ajustados por inflación.
Las soluciones a largo plazo para el progreso social deben promover el aumento del número de empleos de alta productividad en el sector moderno. Dos cambios en la economía mundial, la aparición de la inteligencia artificial (IA) y la evolución de la economía verde, plantean desafíos y oportunidades para la creación de tales empleos.
Capítulo 2 | América Latina y el Caribe debe priorizar la lucha contra el crimen organizado
Los desafíos del desarrollo en América Latina y el Caribe se multiplican con la expansión del crimen organizado en la región. Los noticieros locales no solo documentan tasas de homicidio en aumento, sino también crímenes ordenados desde las cárceles, a veces involucrando población civil; políticos y funcionarios amenazados; candidatos a cargos públicos asesinados, alterando las elecciones; homicidios asociados con personas con alias y kilos de cocaína perdidos; empresas que deben pagar tarifas de extorsión para operar y partes del territorio —barrios, ciudades y municipios rurales— bajo control criminal.
Este capítulo argumenta que el crimen organizado es uno de los problemas más urgentes de la región y que debe estar en el centro de cualquier conversación sobre desarrollo. Si bien es un problema presente en muchos países y regiones del mundo, y su erradicación requerirá colaboración internacional y soluciones coordinadas más allá de las fronteras nacionales, la forma particular que toma en la región exige una acción urgente.