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Perspectivas económicas | América Latina y el Caribe Octubre 2025

El emprendimiento puede impulsar el empleo y el crecimiento en América Latina y el Caribe

Mensajes claves


Capítulo 1. Inflación persistente y desaceleración del crecimiento en un contexto de incertidumbre global

La mayoría de los países grandes de la región sigue avanzando según lo previsto para cumplir sus objetivos de inflación para 2026, pero la última milla está resultando difícil. Aunque las expectativas de inflación siguen ancladas, el aumento de los costos laborales en el sector de servicios ha llevado a una inflación subyacente persistente en algunas de las principales economías desde el primer trimestre de 2025 y las tasas de interés de política monetaria, en general, descienden con mayor lentitud. 


La lucha contra la pobreza y la desigualdad avanza con lentitud, reflejo de la baja creación de empleo derivada del débil dinamismo económico. En 2025, se prevé que la pobreza monetaria disminuya marginalmente al 25,2 por ciento de la población de la región (sobre la base de una línea de pobreza de ingreso medio-alto revisada de USD 8,30 al día en términos de paridad del poder adquisitivo de 2021), mientras que se prevé que la desigualdad se mantenga alta en comparación con los estándares mundiales, con un índice de Gini de 49,1.

En este complejo escenario, es esencial potenciar el papel de los emprendedores y el sector privado. Ellos pueden ayudar a impulsar un rápido crecimiento y la creación de empleo necesarios, como actores centrales del progreso económico.  


Capítulo 2. El desafío del emprendimiento en América Latina y el Caribe


El emprendedor es una figura central poco estudiada en las economías en desarrollo, que moviliza el capital privado necesario para crear empleo y valor agregado, además de ser el agente individual que identifica las nuevas tecnologías, reconoce su potencial como negocio en el contexto local y luego las lleva al mercado. El emprendimiento es fundamentalmente un proceso de experimentación marcado por la incertidumbre y el riesgo, apostando a qué nuevo producto, proceso o tecnología tiene la posibilidad de crear valor y puestos de trabajo en el contexto local. Su éxito depende no sólo de las personas capaces de identificar y aprovechar nuevas oportunidades, sino también de que exista un entorno propicio que respalde esa asunción de riesgos a través de instituciones y reglamentos propicios. 


América Latina y el Caribe se posiciona alto en materia de actitud emprendedora, el prestigio que ostentan los emprendedores y el número de trabajadores que participan en actividades emprendedoras. Sin embargo, paradójicamente, no parece tener grandes beneficios: las empresas nuevas no tienden a ser más productivas que las ya establecidas, lo que significa que la alta rotación de empresas (entrada y salida) no se traduce automáticamente en aumentos de productividad que conduzcan a mejores empleos.


En el capítulo 2 se sostiene que este enigma se debe en parte a una deficiencia en la calidad de los emprendimientos. Las tasas de emprendimiento aparentemente altas de la región confunden dos tipos muy distintos de emprendedores: los propietarios de operaciones “familiares” versus los emprendimientos transformadores que agregan valor a la economía y crean empleos de mejor calidad. Estos dos tipos de iniciativas deben tratarse conceptualmente por separado, y es necesario comprender y abordaralgunas debilidades importantes del último tipo. 
 

Sin embargo, las deficiencias en el ecosistema emprendedor también son importantes, en particularla escasez de crédito y de trabajadores calificados, desalientan el ingreso y el crecimiento de empresas en transformación.

 

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