La estrategia mundial de educación del Banco Mundial se centra en garantizar que todos los niños puedan aprender. Nuestro objetivo es lograr que todas las personas puedan desarrollar su pleno potencial a través del acceso a una educación de calidad y el aprendizaje permanente. La Organización concibe un mundo en el que todos los países preparen a sus niños y jóvenes para que prosperen como ciudadanos.
El Banco Mundial ayuda a los países a desarrollar habilidades básicas como la alfabetización, los conocimientos aritméticos elementales y las capacidades socioemocionales, que son los pilares para el resto del aprendizaje. En todos los niveles educativos los niños y jóvenes reciben asistencia para adquirir las habilidades para avanzar en la escuela, el mercado laboral y durante toda su vida.
La institución proporciona a los Gobiernos, asistencia técnica, préstamos y donaciones, y ayuda a los países a difundir y aplicar soluciones innovadoras para los desafíos en el ámbito de la educación. El apoyo que brinda el Banco Mundial a los países abarca todo el ciclo del aprendizaje con el objetivo de respaldar sistemas educativos resilientes, equitativos e inclusivos que garanticen que todos aprendan. Con ese fin, genera y publica datos, garantiza la alineación con los procesos de formulación de políticas y subsana la brecha entre las investigaciones y la práctica.
Nuestro trabajo, en cifras
Durante la última década el Banco Mundial ha estado a la vanguardia contra la crisis de aprendizaje en la región. Entre los años fiscales 2013 y 2023, la Organización ejecutó 48 proyectos de educación en 19 países de América Latina y el Caribe, con una inversión de USD$ 5.000 millones de dólares en compromisos.
La cartera activa anual combinada de AIF y BIRF en la región, a lo largo de diez años, ha registrado una tendencia al alza. A 1 de febrero de 2024, la cartera del Banco para el año fiscal 2024 cuenta con 21 proyectos en 15 países, por un valor cercano a los USD$ 2.600 millones de dólares.
El tamaño promedio de los proyectos se ha triplicado, pasando de una media de USD 55 millones de dólares en 2013, a USD$ 150 millones de dólares para el 2023, y más de la mitad de la cartera se basa en resultados. Esta tendencia refleja una estrategia de dar prioridad a proyectos de mayor envergadura que tengan un impacto transformador en las comunidades.