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Última actualización – 15 de abril de 2024

La inflación de los precios internos de los alimentos sigue siendo alta. Se observan niveles superiores al 5 % en el 57,1 % de los países de ingreso bajo (un descenso de 2,9 puntos porcentuales desde la última actualización del 28 de marzo de 2024), en el 63,8 % de los de ingreso mediano bajo (sin variación), en el 36 % de los de ingreso mediano alto (3,0 puntos porcentuales menos) y en el 21,8 % de los de ingreso alto (5,5 puntos porcentuales menos). En términos reales, la inflación de los precios de los alimentos superó la inflación general en el 55,4 % de los 166 países que aportan datos.

Descargar la última reseña sobre el aumento de la inseguridad alimentaria y las respuestas del Banco Mundial (PDF, en inglés)

En comparación con hace dos semanas, los índices de los precios agrícolas y de exportación subieron un 3 % y un 8 %, respectivamente, en tanto que el índice de los precios de los cereales se mantuvo en el mismo nivel. El índice de precios de exportación sigue siendo impulsado por el aumento de los precios del cacao y el café arábica. Entre los cereales, los precios del maíz y del arroz bajaron un 1 %, mientras que los precios del trigo subieron un 3 % comparados con hace dos semanas. En términos interanuales, los precios del maíz son un 34 % más bajos y los del trigo, un 17 % más bajos; los precios del arroz, por otro lado, son un 25 % más altos. En comparación con enero de 2020, los precios del maíz, el trigo y el arroz subieron un 13 %, un 1 % y un 48 %, respectivamente. (Véanse los datos de la “hoja rosada” [i] sobre los índices de precios de los productos básicos agrícolas y de los alimentos básicos, que se actualizan mensualmente).

En el último informe de seguimiento del mercado del Sistema de Información sobre los Mercados Agrícolas (SIMA) (PDF, en inglés) se pone de relieve una disminución mensual de los precios de exportación del trigo y el arroz en marzo de 2024. Lo anterior, junto con una trayectoria descendente de los precios del maíz en el largo plazo, está ayudando a compensar los mayores costos de los fletes y seguros para los importadores, y que se relacionan con las interrupciones del transporte marítimo. En consecuencia, las siembras de trigo de invierno para la cosecha de 2024 disminuyeron en Ucrania y Estados Unidos, aunque las plantaciones de primavera pueden contrapesar esta baja en algunas regiones. También es posible que se cultive soja en vez de maíz, ya que el aumento de los precios del petróleo crudo impulsa las perspectivas de la demanda de biocombustibles. Aunque las condiciones generales de los cultivos para fines de marzo no son motivo de alarma, fenómenos meteorológicos importantes podrían modificar este panorama.

Los alimentos ultraprocesados y poco saludables, como los fideos instantáneos y los refrescos, son cada vez más prevalentes y asequibles (i). El consumo excesivo conduce a resultados de salud más negativos, incluso en los países que luchan contra los efectos de la desnutrición, como el retraso del crecimiento, y en aquellos con crecientes tasas de obesidad, que se vinculan a enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las afecciones cardiovasculares y el cáncer. Los impuestos sobre la nutrición son una herramienta fiscal eficaz para abordar el predominio cada vez mayor de alimentos y bebidas poco saludables al alentar la sustitución por alternativas saludables. El objetivo principal es apoyar las dietas saludables y la salud de la población, con un cobeneficio clave de recaudar posiblemente ingresos fiscales adicionales. Estos impuestos pueden ser aún más eficaces cuando se diseñan para incentivar a los fabricantes a reformular sus productos, por ejemplo, aplicar menores tasas impositivas a los artículos con bajo contenido de azúcar, o combinar medidas para promover alimentos y bebidas saludables, como los subsidios a las frutas y las verduras.

En el segundo informe conjunto sobre la situación de Yemen (i), publicado en marzo de 2024, se combinan sofisticados modelos cuantitativos y análisis cualitativos para hacer un seguimiento bimestral exhaustivo de la seguridad alimentaria y nutricional, con especial énfasis en identificar los riesgos de crisis emergentes. Este modelo, que utiliza datos hasta enero de 2024, proporciona un análisis detallado de la situación de la seguridad alimentaria y nutricional en Yemen. En el informe se indica que aproximadamente 2,5 millones de personas en áreas controladas por el Gobierno y Ansar Allah viven en zonas con riesgo de experimentar una emergencia o condiciones peores de seguridad alimentaria y nutricional (fase 4+ de la IPC), información que es coherente con la de modelos anteriores. Indicadores clave como la sequía, los tipos de cambio, el desplazamiento y el riesgo de conflicto han generado gran preocupación, poniendo de relieve los complejos desafíos que enfrenta la región.

Las partes interesadas del sector de la seguridad alimentaria y nutricional se reunieron para promover la colaboración entre el Banco Mundial y organismos con sede en Roma, como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales (CGIAR). Entre las principales conclusiones del evento se encuentra el reconocimiento de la necesidad de aprovechar las alianzas y ampliarlas más allá de las actividades habituales para facilitar la labor estratégica en el ámbito de la seguridad alimentaria y nutricional con los países clientes y los asociados bilaterales y multilaterales del sector privado.

Después de la invasión de Rusia a Ucrania, se ha incrementado el número de políticas comerciales impuestas por los países. La crisis alimentaria mundial ha empeorado, entre otras cosas, por el creciente número de restricciones al comercio de alimentos y fertilizantes establecidas por los países con el objetivo de aumentar la oferta interna y reducir los precios. Hasta el 8 de abril de 2024, 16 países habían establecido 22 prohibiciones a la exportación de alimentos, y 8 habían implementado 15 medidas que limitan las exportaciones.


Labor del Banco Mundial

En mayo de 2022, el Banco Mundial se comprometió a destinar USD 30 000 millones a lo largo de un período de 15 meses para hacer frente a la crisis. La institución ha superado esa meta. El Banco Mundial ha ampliado su respuesta en el ámbito de la seguridad alimentaria y nutricional y ha puesto a disposición USD 45 000 millones, un monto que comprende USD 22 000 millones en nuevo financiamiento y USD 23 000 millones que provienen de la actual cartera.

La cartera de seguridad alimentaria y nutricional abarca 90 países, e incluye intervenciones a corto plazo, como la ampliación de programas de protección social, y proyectos de resiliencia a largo plazo, como iniciativas sobre el aumento de la productividad y la agricultura climáticamente inteligente.

Se espera que la labor del Banco Mundial beneficie a 335 millones de personas, una cifra que equivale al 44 % del total de personas que sufren desnutrición. Alrededor del 53 % de los beneficiarios son mujeres, quienes se ven desproporcionadamente más afectadas por las crisis. Algunos ejemplos son:

  • En Honduras, la serie de proyectos de competitividad rural (i) (COMRURAL II y III) tiene como objetivo generar actividad empresarial y oportunidades de empleo, promoviendo al mismo tiempo una estrategia que tiene en cuenta el clima y es inteligente desde el punto de vista nutricional en las cadenas de valor agroalimentarias. Hasta la fecha, el programa ha beneficiado a unos 6287 pequeños productores rurales (de los cuales el 33 % son mujeres; el 15 %, jóvenes y el 11 %, indígenas) de café, hortalizas, productos lácteos, miel y otros productos básicos, quienes han tenido acceso a mejores conexiones con los mercados y han podido adoptar tecnologías agrícolas más avanzadas. La iniciativa ha creado, además, 6678 nuevos empleos.
  • En este mismo país, el Proyecto de Seguridad Alimentaria en el Corredor Seco (i) (PROSASUR) procura mejorar la seguridad alimentaria de los hogares rurales empobrecidos y vulnerables en el Corredor Seco de Honduras. Este proyecto ha apoyado a 12 202 familias extremadamente vulnerables a través de subproyectos agrícolas inteligentes con respecto a la nutrición, planes de seguridad alimentaria, planes de nutrición comunitaria, y educación sobre nutrición e higiene. En la población beneficiaria, el 70 % de los niños menores de 5 años y sus madres ahora tienen un puntaje de diversidad dietética de al menos 4 (es decir, consumen como mínimo alimentos de cuatro grupos alimentarios).
  • El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional (i) por valor de USD 2750 millones ayuda a los países de África oriental y meridional a aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios de la región y su capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria. En su tercera fase, el programa reforzará la respuesta interinstitucional ante la crisis alimentaria e impulsará también los esfuerzos a mediano y largo plazo para lograr una producción agrícola resiliente, el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la ampliación del acceso a los mercados y una formulación de políticas con mayor énfasis en la resiliencia de los sistemas alimentarios.
  • Un crédito de USD 95 millones de la AIF (i) para el Proyecto de Comercialización Agrícola de Malawi (AGCOM) busca incrementar el comercio de determinados productos de la cadena de valor de la agricultura y proporcionar una respuesta inmediata y eficaz en caso de una crisis o emergencia admisible.
  • La donación de USD 200 millones de la AIF para Madagascar (i) apunta a fortalecer la prestación de servicios descentralizada, modernizar el suministro de agua, restaurar y proteger los paisajes, y aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia en la zona del Gran Sur del país expuesta a la sequía (i).
  • Un crédito de USD 60 millones para el Proyecto de Desarrollo Comunitario Integrado (i) permite trabajar con refugiados y comunidades de acogida en cuatro provincias del norte de Burundi para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional, construir infraestructura socioeconómica y respaldar el desarrollo de las microempresas a través de un enfoque participativo.
  • El Proyecto de Apoyo a la Iniciativa Regional de Riego en el Sahel (i), por valor de USD 175 millones, ayuda a generar resiliencia y aumentar la productividad de las actividades agrícolas y pastorales en Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania, Níger y Senegal. Más de 130 000 agricultores y miembros de comunidades de pastores resultan beneficiados con iniciativas de riego de pequeña y mediana escala. Además, se está creando una cartera de proyectos de inversión en riego financiables que abarca alrededor de 68 000 hectáreas, y que se enfoca en el riego de mediana y gran escala en la región del Sahel.
  • A través del Proyecto de Respuesta de Emergencia frente a la Seguridad Alimentaria (i) en la República Centroafricana, por valor de USD 50 millones, 329 000 pequeños agricultores han recibido semillas, herramientas agrícolas y capacitación en técnicas agrícolas y de poscosecha para impulsar la producción de cultivos y aumentar su resiliencia a los riesgos climáticos y de conflictos.
  • El Proyecto de Seguridad Alimentaria de Emergencia en Guinea-Bissau (i), de USD 15 millones, ayuda a aumentar la producción agrícola y el acceso a los alimentos a las familias vulnerables. Más de 72 000 agricultores han recibido semillas resistentes a la sequía y de alto rendimiento, fertilizantes, equipos agrícolas, y vacunas para el ganado en el marco del programa nacional de vacunación. Además, 8000 hogares vulnerables han recibido transferencias monetarias para comprar alimentos y hacer frente a la inseguridad alimentaria.
  • En asociación con el Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales (CGIAR), el Proyecto para Acelerar el Impacto de las Investigaciones del CGIAR en África (AICCRA) (i), de USD 60 millones, ha beneficiado a casi 3 millones de agricultores africanos (39 % mujeres), proporcionándoles herramientas y servicios de información críticos relativos a la agricultura climáticamente inteligente, que los ayudan a aumentar la producción y generar resiliencia frente a las crisis climáticas. Estudios indican que, en Malí, los agricultores que aplican las recomendaciones de RiceAdvice, una herramienta digital respaldada por AICCRA, lograron aumentar el rendimiento promedio en 0,9 toneladas por hectárea y los ingresos por hectárea, en USD 320.
  • El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios de África Occidental (i), por valor de USD 766 millones, trabaja para aumentar la preparación frente a la inseguridad alimentaria y mejorar la resiliencia de los sistemas alimentarios en África occidental. La iniciativa ayuda a incrementar los servicios de asesoría digital destinados al sector de la agricultura y dirigidos a la prevención y gestión de las crisis alimentarias; aumentar la capacidad de adaptación de los actores del sistema agrícola, e invertir en el comercio y la integración regional de los mercados de alimentos para aumentar la seguridad alimentaria. Actualmente se está preparando la entrega de un financiamiento adicional de USD 345 millones para Senegal, Sierra Leona y Togo.
  • Una donación de USD 150 millones (i) destinada a la segunda fase del Proyecto de Respuesta y Resiliencia para la Seguridad Alimentaria de Yemen ayudará a abordar la inseguridad alimentaria, fortalecer la resiliencia y proteger los medios de subsistencia.
  • Una donación de USD 50 millones en concepto de financiamiento adicional para Tayikistán (i) se destinará a mitigar los impactos de la inseguridad alimentaria y nutricional en los hogares y aumentar la resiliencia general del sector agrícola.
  • Un proyecto por un monto de USD 125 millones en Jordania (i) tiene como objetivo fortalecer el desarrollo del sector agrícola incrementando su resiliencia climática, aumentando la competitividad y la inclusión, y garantizando la seguridad alimentaria a mediano y largo plazo.
  • Un proyecto de USD 300 millones en Bolivia contribuirá a aumentar la seguridad alimentaria, el acceso a los mercados y la adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes.
  • Un préstamo de USD 315 millones ayudará a Chad, Ghana y Sierra Leona (i) a aumentar su preparación frente a la inseguridad alimentaria y mejorar la resiliencia de sus sistemas alimentarios.
  • El Proyecto de Apoyo de Emergencia para Aumentar la Seguridad Alimentaria y la Resiliencia por valor de USD 500 millones (i) tiene como objetivo impulsar los esfuerzos de Egipto para garantizar que los hogares pobres y vulnerables tengan acceso ininterrumpido al pan, ayudar a fortalecer la resiliencia del país frente a las crisis alimentarias y respaldar reformas que ayudarán a mejorar los resultados nutricionales.
  • Un préstamo de USD 130 millones para Túnez (i) busca reducir el impacto de la guerra en Ucrania, financiando importaciones vitales de trigo blando y proporcionando apoyo de emergencia para cubrir las importaciones de cebada que se utiliza en la producción de productos lácteos y de las semillas que necesitarán los pequeños agricultores durante la próxima temporada de siembra.
  • El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional (i) por valor de USD 2300 millones ayuda a los países de África oriental y meridional a aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios de la región y su capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria. El programa, que reforzará la respuesta interinstitucional ante la crisis alimentaria, impulsará también los esfuerzos a mediano y largo plazo para lograr una producción agrícola resiliente, el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la ampliación del acceso a los mercados y una formulación de políticas con mayor énfasis en la resiliencia de los sistemas alimentarios.

En mayo, el Grupo Banco Mundial y la Presidencia del Grupo de los Siete (G7) convocaron de manera conjunta la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria (i), cuyo objetivo es catalizar una respuesta inmediata y concertada a la crisis mundial del hambre que se está produciendo. La Alianza ha establecido un Panel Global de Seguridad Alimentaria y Nutricional (i), una plataforma de acceso público que proporciona información oportuna a los encargados de tomar decisiones a nivel mundial y local, de modo de mejorar la coordinación de las políticas y la respuesta financiera a la crisis alimentaria.

El 8 de febrero de 2023, las máximas autoridades de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Grupo Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) publicaron una tercera declaración conjunta. En la declaración, se insta a evitar que empeore la crisis de seguridad alimentaria y nutricional y se exigen nuevas medidas urgentes para i) atender los focos de hambre, ii) facilitar el comercio, mejorar el funcionamiento de los mercados y reforzar el papel del sector privado, y iii) reformar y reorientar los subsidios perjudiciales con eficiencia y una cuidadosa focalización. Mientras responden a la crisis, los países deben buscar un equilibrio entre las intervenciones urgentes a corto plazo y los esfuerzos de resiliencia a largo plazo.

Última actualización: Abr 15, 2024

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