En Armenia, desde 2014, el Banco ha apoyado a 285 000 personas a mejorar la crianza de ganado (i) y la gestión de los pastizales. En el marco de este proyecto, más de 110 000 cabezas de ganado —o alrededor del 17 % del total de ganado de Armenia— recibieron mejores servicios de sanidad animal.
En Azerbaiyán, desde 2013 (i), el Banco ha ayudado a pequeñas y medianas agroempresas a lograr una mejora de la productividad de más del 60 %, ha respaldado el 70 % de toda la ganadería del país a través de su programa de control de las enfermedades animales, y ha invertido en investigaciones y en la elaboración de semillas para mejorar su calidad y producción.
En Brasil, desde 2019, 7400 habitantes de comunidades rurales (i) de Ceará se han beneficiado gracias a la mejora de la producción agrícola y el acceso a servicios de agua y saneamiento, y se han financiado 26 000 conexiones de agua a hogares. Se prevé que este programa ayudará a más de 90 000 personas en el curso de los próximos cinco años.
En Bhután, a través de un proyecto financiado por el Banco (i) se respaldan los esfuerzos del Gobierno para reducir la pobreza rural y los altos niveles de malnutrición a través de la implementación de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. La tecnología de riego y los invernaderos introducidos a través del proyecto han permitido que los agricultores tengan más acceso a los mercados locales y de exportación. Más de 6500 personas han aumentado la calidad y la cantidad de su producción, que incluye arroz, maíz, papas, hortalizas, quinua, cítricos y manzanas, así como especias de alto valor, como el cardamomo y el jengibre.
En Burkina Faso, entre 2000 y 2018, el Banco apoyó el Programme National de Gestion des Terroirs (Programa Nacional de Gestión de las Tierras) (i) mediante el cual se descentralizó el desarrollo rural y se generó capacidad local para prestar servicios básicos. El programa incluyó también inversiones en conservación del agua y el suelo, agrosilvicultura, y cocinas que ahorran energía y otras tecnologías ambientales, todo lo cual ayudó a proteger más de 200 000 hectáreas.
En China, desde 2014, un proyecto respaldado por el Banco (i) ha ayudado a ampliar las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. Con el uso más eficiente del agua en 44 000 hectáreas de tierras agrícolas y de nuevas tecnologías, se mejoraron las condiciones del suelo y se aumentó la producción de arroz un 12 % y la de maíz un 9 %. Más de 29 000 cooperativas de agricultores declaran tener ingresos más altos y mayor resiliencia climática.
En Colombia, desde 2010, con la adopción de sistemas de producción silvopastoriles inocuos para el medio ambiente (i) en más de 4100 establecimientos ganaderos se han convertido 100 522 hectáreas de pastizales degradados en paisajes más productivos y se han capturado 1 565 026 toneladas de dióxido de carbono.
En Côte d’Ivoire, entre 2013 y 2017, con el Proyecto de Apoyo al Sector Agrícola (i) se aumentó la productividad de 200 000 agricultores y se rehabilitaron 6500 kilómetros de caminos rurales. Esto último facilitó el transporte de los productos a los mercados y redujo las pérdidas de los productores después de las cosechas. Para ayudar a los productores de castaña de cajú, el Banco también apoyó un programa de investigación que participó en la distribución de 209 genotipos de árboles de alto rendimiento y en el establecimiento de 18 viveros. El proyecto financiado por el Banco también ayudó a movilizar USD 27,5 millones en inversión privada para aumentar la productividad de por lo menos 26 500 hectáreas.
En Croacia (i), el Banco ayudó al Ministerio de Agricultura a formular la Estrategia Nacional de Desarrollo Agrícola y Rural, en la que se armonizan las necesidades del país con la Política Agrícola Común de la Unión Europea.
En la República Democrática del Congo (i), entre 2011 y 2017, unas 105 556 personas obtuvieron mayor acceso a servicios agrícolas e infraestructura rural. Los rendimientos de sus cultivos de mandioca aumentaron de 7 a 19 toneladas por hectárea. También recibieron 2884 toneladas de semillas mejoradas de maíz, arroz, maní y sorgo, y movilizaron USD 400 000 a través de cooperativas de ahorro.
En Djibouti (i), el Banco apoyó la construcción de 112 unidades de movilización de aguas que mejoraron el acceso a este recurso de 9762 hogares. El Banco también ayudó a introducir la agricultura hidropónica entre 30 beneficiarios, recuperar 96 hectáreas de tierras cultivables de regadío y producir 14 000 plántulas.
En Etiopía, desde 2015 (i), 2,3 millones de agricultores se han beneficiado en forma directa con intervenciones orientadas a mejorar la prestación de servicios de apoyo a la agricultura, investigación agrícola, riesgo en pequeña escala y desarrollo de la infraestructura de mercado. Además, se han financiado proyectos comunitarios de 4800 grupos de intereses comunes (i), que beneficiaron a 82 715 agricultores de subsistencia y jóvenes.
En Honduras, desde 2010 (i), 11 678 pequeños agricultores, entre ellos 3162 mujeres y 4076 personas de ascendencia indígena o africana, han empleado alianzas productivas para aumentar la productividad y el acceso a los mercados, lo que ha movilizado USD 24,4 millones en financiamiento de bancos comerciales e instituciones de microfinanzas. La productividad de la tierra aumentó un 24 % y las ventas brutas de las organizaciones de productores crecieron un 23 %. Además, gracias al apoyo proporcionado a la Alianza para el Corredor Seco de Honduras, 5450 hogares han podido implementar planes de negocios agrícolas y de seguridad alimentaria, y se ha logrado aumentar los rendimientos agrícolas y mejorar la nutrición y la diversidad de los alimentos para 20 000 personas.
En Bihar (India), en 2016, el proyecto Jeevika (i) favoreció a 9,8 millones de mujeres y sus familias. A la fecha, las mujeres han ahorrado más de USD 100 millones y han movilizado USD 1100 millones del sector financiero formal. Casi 900 000 hogares se beneficiaron con los ingresos adicionales obtenidos de las nuevas oportunidades de subsistencia, como la explotación avícola familiar, la producción láctea y actividades agrícolas y no agrícolas. El 65 % de los hogares entrevistados informó un aumento de sus ingresos. Para ayudar a las comunidades, el proyecto también proporcionó equipos de protección y administró comedores populares durante la pandemia de COVID-19 (i).
Desde 2013, el apoyo del Banco ha fortalecido el sistema de investigación agrícola de Indonesia (i). Unos 33 centros del Instituto de Evaluación de Tecnología Agrícola (AIAT) tienen ahora la capacidad de desarrollar mejores variedades de arroz, hortalizas y frutas. El proyecto ha apoyado a 161 investigadores agrícolas a través de programas académicos (68 doctorados y 93 maestrías), ha modernizado 58 laboratorios y 54 centros de investigación, y ha financiado 1134 actividades de investigación, incluidos 44 esfuerzos de colaboración en investigaciones internacionales.
En Jamaica, entre 2009 y 2017 (i), una iniciativa centrada en el crecimiento sostenible y cadenas de valor más sólidas ayudó a más de 4320 agricultores de 13 distritos. El proyecto introdujo sistemas de riego por goteo, almacenamiento de agua, producción ganadera y plantas de procesamiento; organizó 180 invernaderos para la producción de cultivos durante todo el año, y ayudó a establecer relaciones entre los agricultores y los compradores.
En Kenya, desde 2016 (i), casi 1 millón de agricultores (i) —más del 60 % de los cuales son mujeres— han aumentado su productividad y tienen acceso a los mercados. En el marco de una asociación con 15 nuevas empresas de tecnología agrícola, se están aprovechando las tecnologías digitales para ayudar a casi 50 000 agricultores a entregar sus productos a los consumidores, lo que fue especialmente crucial durante la pandemia de COVID-19.
En Kosovo, desde 2011 (i), el Banco ha otorgado 727 donaciones a agricultores y 111 donaciones a agroprocesadores con el propósito de aumentar las capacidades de producción y mejorar la competitividad del mercado en el sector de ganadería y horticultura. Con ese fin, se modernizaron las instalaciones, se adoptaron nuevas tecnologías y se implementaron normas en materia ambiental y de seguridad alimentaria.
En Madagascar, desde 2016 (i), el Banco ha aumentado la productividad de más de 130 000 agricultores. Se recuperaron 60 000 hectáreas de arrozales de regadío. Además, el Banco brindó apoyo al sector del cacao por medio de investigaciones, el desarrollo de semillas certificadas y la promoción de técnicas más adecuadas de producción y procesamiento. Estas medidas permitieron que 4000 productores de cacao aumentaran sus ingresos e incrementaran en un 50 % los volúmenes de producción y exportación. El Banco también financió la mayor iniciativa de registro de los derechos sobre la tierra emprendida por el país, en cuyo marco se entregaron más de 200 000 títulos de propiedad a agricultores.
En México, hasta 2018 (i), 1842 pequeñas y medianas empresas agroindustriales habían adoptado tecnologías energéticas ambientalmente sostenibles, que les permitieron reducir sus emisiones de dióxido de carbono en 6,02 millones de toneladas.
En Moldova, desde 2012 (i), el Banco ha ayudado a más de 7500 agricultores a obtener acceso a mercados locales y regionales de alto valor para frutas y hortalizas frescas, y ha incrementado la productividad del suelo a través de la promoción de prácticas sostenibles de gestión de la tierra en 120 000 hectáreas de tierras agrícolas.
En Montenegro (i), el Banco ayudó a 2870 agricultores que se dedican al cultivo de huertos, viñedos y plantas aromáticas, a cumplir con los requisitos de la Unión Europea sobre seguridad alimentaria, sanidad animal y protección ambiental, mejorando su competitividad y sostenibilidad.
En Nepal, el Fondo para el Alivio de la Pobreza (i) —apoyado por el Banco— ayudó a pequeños agricultores y personas pobres de zonas rurales a obtener microcréditos, activos, servicios y capacitación. Desde 2004, el fondo ha creado más de 30 000 organizaciones comunitarias y ha beneficiado a más de 900 000 hogares.
En Nicaragua, entre 2015 y 2019 (i), se aumentó la seguridad alimentaria de 563 comunidades situadas en la costa del Caribe, beneficiándose a 75 000 personas. Casi 11 000 familias adoptaron tecnologías agrícolas más adecuadas y la productividad aumentó un 78 %.
En Paraguay, desde 2008, unos 20 863 agricultores (i) aumentaron sus ingresos agrícolas en al menos un 30 %, y 18 951 adoptaron prácticas agrícolas mejoradas que incrementaron la productividad de sus tierras.
En Perú, desde 2013 (i), se han identificado casi 600 innovaciones agrícolas y se han aplicado de manera experimental con ayuda de donaciones de contrapartida competitivas. Más de 110 de dichas innovaciones se han validado en establecimientos agrícolas y, hasta septiembre de 2020, casi 32 000 productores habían adoptado una o más de ellas.
En Filipinas, desde 2015 (i), el Banco ha ayudado a elevar los ingresos rurales, aumentar la productividad de los establecimientos agrícolas y pesqueros, mejorar el acceso al mercado e introducir reformas institucionales y operativas, así como la planificación basada en evidencias científicas para los productos agrícolas básicos en 81 provincias. El proyecto ha beneficiado a 323 50 personas —46 % de las cuales son mujeres— a través de la construcción de caminos agrícolas y sistemas de riesgo y mediante proyectos de empresas agrícolas, todo lo cual permitió aumentar los ingresos en un 36 %.
En Rwanda, entre 2010 y 2018 (i), el Banco prestó asistencia a más de 410 000 agricultores —50 % de los cuales eran mujeres— para mejorar su producción agrícola, preparando más de 7400 hectáreas para construir pantanos de riego, proporcionando riego para más de 2500 hectáreas de laderas, y mejorando la conservación del suelo y la erosión en más de 39 000 hectáreas de laderas. Los rendimientos de los cultivos de maíz, arroz y papas se han duplicado y alrededor de 2,5 toneladas de hortalizas se exportan a Europa cada semana.
En Tayikistán, desde 2014 (i), el Banco respalda la diversificación agrícola a través del desarrollo de las cadenas de valor, entre ellas las de productos lácteos, albaricoque, manzana, pera, tomate, pepino y limón. Gracias a ello, 2127 agricultores —49 % de los cuales son mujeres— han podido adquirir equipos agrícolas e invertir en la producción de cultivos y ganado, el procesamiento de frutos secos y la construcción de invernaderos.
En Togo, desde 2012, el Banco ha ayudado a los agricultores a adoptar mejores técnicas de reproducción, permitiendo a 19 332 productores (i) aumentar sus ingresos y criar ganado más saludable. El Banco también distribuyó materiales de siembra para mejorar la producción de 33 817 agricultores —10 % de los cuales eran mujeres— que trabajaban en 21 209 hectáreas de cacao y 25 505 hectáreas de cafetales.
En Túnez, el Banco ayudó a 113 aldeas rurales remotas a mejorar (i) sus prácticas de gestión de la tierra en 37 000 hectáreas para aumentar su productividad. Además, apoyó la rehabilitación de 930 kilómetros de caminos rurales que conectan a unas 160 aldeas.
En Uruguay, desde 2014, se han aplicado técnicas de agricultura climáticamente inteligente (i), adoptadas por 5087 agricultores en 2,4 millones de hectáreas, que han generado un potencial de secuestro de carbono de hasta 9 millones de toneladas de dióxido de carbono anuales.
En Uganda, desde 2015 (i), el Banco trabaja con empresas locales de tecnología agrícola para lograr que 150 000 agricultores reciban vales electrónicos para la adquisición de insumos y servicios. La ampliación de los servicios de dichas empresas permitirá a 450 000 agricultores alquilar tractores, utilizar sistemas de riego alimentados con energía solar (i), recibir los resultados de los análisis de suelo, recibir asesoramiento agrícola preciso (i) a través de teléfonos móviles, obtener crédito en forma oportuna a través de billeteras móviles (i), y vender sus cosechas a través de plataformas de mercado electrónico (i).
En Uzbekistán, desde 2017 (i), el Banco ha proporcionado ayuda a los sectores de horticultura y ganadería, contribuyendo a la creación de 32 502 empleos, incluidos 12 76 para mujeres. La productividad de la horticultura creció un 24 %, mientras que las ventas de productos hortícolas aumentaron, en promedio, un 370 %.
En Vietnam, desde 2010, el Banco ha promovido medios de subsistencia sostenibles ayudando a crear 9000 “grupos de intereses comunes” que abarcan más de 15 500 hogares, y asociándolos con empresas agrícolas. También ha ayudado a más de 20 000 agricultores (i) a mejorar su producción ganadera, y ha beneficiado a otras 130 000 personas con programas de fortalecimiento de la capacidad en materia de seguridad alimentaria.
En el marco del Programa sobre Productividad Agrícola en África Occidental (i), el Banco respaldó una iniciativa de investigación y desarrollo orientada a promover la generación y difusión de tecnologías y el apoyo tecnológico destinado a sistemas agrícolas locales en 13 países miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental. El proyecto llegó a más de 2,7 millones de beneficiarios —41 % de los cuales eran mujeres— y generó 112 tecnologías que se aplicaron en más de 1 850 000 hectáreas. A través de un estudio de impacto, se estableció que los ingresos anuales promedio de los agricultores beneficiarios en Ghana aumentaron en USD 307.
Última actualización: Abr 01, 2022