En la lucha mundial por aliviar la pobreza y elevar los niveles de vida, es probable que 2022 sea uno de los peores años en décadas. La mediana del ingreso real ha disminuido aún más en muchos países, y los trágicos retrocesos en el desarrollo producidos durante la pandemia se han profundizado. En la edición de junio de nuestro informe Perspectivas económicas mundiales, se puso de relieve el riesgo de estanflación y la concentración del daño en los pobres. La desigualdad es un factor importante de desestabilización: los capitales y los ingresos mundiales se asignan principalmente a los países de ingreso alto debido a sus decisiones sobre política fiscal, monetaria y regulatoria. Se prevé que la desigualdad empeorará en los próximos años, por lo que los objetivos de desarrollo quedarán fuera del alcance de muchos países.
El Grupo Banco Mundial está enfrentando estos desafíos con rapidez, claridad, amplitud e impacto. Hemos comprometido dos tandas consecutivas de financiamiento, trabajos analíticos, actividades de promoción y asesoría sobre políticas para brindar apoyo a las personas, preservar los empleos y restablecer el crecimiento: primero brindamos USD 150 000 millones en respuesta a la pandemia de COVID‑19 y ahora USD 170 000 millones en un período de 15 meses para hacer frente a la crisis alimentaria, así como a la guerra en Ucrania y a sus efectos indirectos. Desde el inicio de la pandemia hasta el cierre del ejercicio de 2022, el Grupo Banco Mundial suministró más de USD 14 000 millones para ayudar a más de 100 países a responder a los impactos sanitarios de la COVID‑19 y vacunar a la población.
En el ejercicio de 2022, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) comprometió USD 33 100 millones, gracias a los cuales se brindó, entre otras cosas, apoyo a más de 45 países de ingreso mediano. De ese monto, USD 300 millones se destinaron a ayudar a Türkiye a aumentar la inversión privada en energía geotérmica. Por su parte, la Asociación Internacional de Fomento (AIF) comprometió USD 37 700 millones para otorgar donaciones y préstamos en condiciones sumamente concesionarias a más de 70 países, cifra que incluye USD 645 millones dirigidos a mejorar la resiliencia del sistema alimentario y a la respuesta a la emergencia en Burkina Faso, Camerún, Malí, Mauritania, Níger y Togo. Celebro que en diciembre de 2021 los asociados de la AIF hayan acordado adelantar un año la vigésima reposición de los recursos de la entidad (AIF‑20). Las contribuciones que aportarán a lo largo de tres años y que alcanzan la cifra récord de USD 23 500 millones servirán de base para los USD 93 000 millones de financiamiento total de la AIF en el período comprendido entre los ejercicios de 2023 y 2025, y ayudarán a los países más pobres a abordar sus prioridades apremiantes —como el empleo y la transformación económica, el capital humano, el retroceso en el aprendizaje y la alfabetización, el género, el cambio climático, y la fragilidad, el conflicto y la violencia (FCV)— y a avanzar para restablecer el crecimiento.
A pesar de los factores económicos adversos, en el ejercicio de 2022 la Corporación Financiera Internacional (IFC) brindó un fuerte apoyo al sector privado, con compromisos por un total de USD 32 800 millones (incluidos los fondos movilizados), para los que se tomaron como base los USD 31 500 millones invertidos en el ejercicio de 2021 y con los que se busca lograr el máximo impacto posible. En un momento en que los bancos recortan el financiamiento para el comercio, IFC da un paso al frente para mantener en funcionamiento las empresas de importación y exportación pese a las limitaciones que encuentran. En el ejercicio de 2022, los compromisos de IFC destinados al financiamiento para el comercio alcanzaron los USD 9700 millones, el nivel más alto de su historia; casi el 75 % de esta cifra se invirtió en países clientes de la AIF y en países afectados por FCV. Como ejemplo, cabe citar el Coris Bank de Burkina Faso, que recibió financiamiento de IFC para importar arroz de varios países.
El Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), por su parte, emitió garantías por un total de USD 4900 millones para ayudar a los países a alcanzar sus objetivos de desarrollo. Gracias a estos esfuerzos, unos 15 millones de personas podrán acceder por primera vez al suministro de electricidad o recibir un mejor servicio, y se podrán otorgar préstamos por USD 1900 millones, incluso a empresas locales. Además, MIGA siguió desarrollando su labor en función de sus prioridades estratégicas: en este ejercicio, el 85 % de sus proyectos correspondieron a países afectados por FCV, países clientes de la AIF e iniciativas de mitigación del cambio climático y de adaptación.
La fragilidad, el conflicto y la violencia están intensificándose en gran parte del mundo, por ejemplo, en Afganistán, Etiopía, el Sahel y Yemen. En Ucrania, la guerra ha provocado la pérdida de vidas, hogares y medios de subsistencia, la partida de millones de refugiados y la destrucción de obras de infraestructura. Los costos de la reconstrucción ya se estiman en cientos de miles de millones. Hasta agosto de 2022, movilizamos y ayudamos a transferir USD 13 000 millones en financiamiento de emergencia (de los cuales ya se desembolsaron más de USD 9000 millones) para ayudar a Ucrania a financiar servicios gubernamentales esenciales y atenuar los impactos humanos y económicos. Esto incluye un paquete de USD 1500 millones del Banco Mundial, de los cuales USD 1000 millones corresponden al apoyo excepcional otorgado por la AIF, que tiene como objetivo ayudar a pagar los salarios de los empleados públicos y los de las escuelas. El apoyo del Grupo Banco Mundial también se extiende a los países que reciben refugiados ucranianos.
Con el aumento de los costos de la energía y los alimentos y la enorme demanda insatisfecha de gas natural en Europa, los países en desarrollo enfrentan nuevas presiones sobre su población y sus economías. El repentino aumento de los precios de los alimentos amenaza con agravar las tensiones políticas y sociales en muchos países en desarrollo, con efectos devastadores sobre los sectores más pobres y vulnerables. En algunas zonas de África oriental y meridional, por ejemplo, cerca de 66 millones de personas corren el riesgo de encontrarse en una situación de emergencia alimentaria o de sufrir hambre. En mayo de 2022, anunciamos nuestro apoyo a la respuesta mundial a la crisis de la seguridad alimentaria a través de un financiamiento de USD 30 000 millones, que se entregará hasta fin de agosto de 2023 y que incluye USD 12 000 millones para nuevos proyectos, con el fin de amortiguar el efecto del aumento de los precios e impulsar la producción y el suministro agrícolas. Esta respuesta se basa en la experiencia que adquirimos con la última crisis de los precios de los alimentos, y en ella se tienen en cuenta los datos y los trabajos analíticos de nuestra institución, entre los que figura el informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos). Adicionalmente, en julio de 2022 me uní a las máximas autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de los organismos de las Naciones Unidas para hacer un llamado a la acción urgente con el propósito de mejorar la seguridad alimentaria en el mundo brindando apoyo inmediato a las poblaciones vulnerables, facilitando el comercio y el suministro internacional de alimentos, impulsando la producción e invirtiendo en una agricultura resiliente frente al clima.
La disrupción del suministro de energía frena el crecimiento, en especial en las economías que dependen de la importación de combustible. El aumento de los precios del gas natural y su escasez ponen en riesgo la provisión de fertilizantes y el rendimiento de los cultivos, desestabiliza las redes eléctricas y provoca el aumento del uso de combustibles altamente contaminantes. El mundo necesita incrementar con urgencia el suministro de energía y ampliar enormemente el acceso confiable a la electricidad en los países más pobres. Esto requerirá cuantiosas inversiones en energía no contaminante, eficiencia energética y redes eléctricas y de transmisión. Para lograr el realineamiento fundamental de las fuentes de energía de Europa y que esta deje de depender de Rusia, se debe aumentar de manera significativa la generación de electricidad a partir de gas natural y de energía hidroeléctrica, geotérmica y nuclear, de modo de ofrecer una carga base menos intensiva en carbono que permita mantener y expandir las redes eléctricas.
El cambio climático y los eventos meteorológicos extremos generan una presión creciente sobre las economías y las sociedades, en particular en entornos frágiles. El Plan de Acción sobre el Cambio Climático 2021‑25 del Grupo Banco Mundial tiene el objetivo de integrar el clima y el desarrollo, e identificar y elaborar los proyectos que generen mayor impacto con la finalidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, lograr la adaptación al cambio climático e incrementar el financiamiento directo en todas las entidades que conforman la institución. Este plan ofrecerá diversas vías para que la comunidad internacional aporte mediante donaciones el enorme flujo de fondos que hace falta para generar bienes públicos mundiales en los países más pobres. Será necesario expandir las herramientas financieras innovadoras, como los bonos verdes y el bono para la conservación de la vida silvestre que emitimos en marzo de 2022 (el primero de su tipo). Con el Plan de Acción sobre el Cambio Climático también se ha introducido un nuevo instrumento de diagnóstico básico: los informes sobre el clima y el desarrollo de los países. A fines de julio de 2022, habíamos publicado los primeros estudios sobre Türkiye, Vietnam y la región correspondiente al Grupo de los Cinco del Sahel. Asimismo, me complace que, en este informe anual, presentemos con mucha mayor transparencia la información del Banco relacionada con el clima.
Una de las principales consecuencias de las crisis actuales es la enorme acumulación de deuda pública. Para muchos de los países más pobres, la carga de la deuda es ya insostenible o corre serios riesgos de entrar en esa categoría. Se necesitará reducir fuertemente el endeudamiento para posibilitar nuevas inversiones y propiciar el crecimiento. Trabajamos en estrecha colaboración con el FMI y otros asociados para ayudar a los países a mejorar la transparencia, la gestión y la rendición de cuentas, todos pasos clave para la sostenibilidad de la deuda. También seguimos instando a los acreedores oficiales y privados a participar plenamente y sin demora en los esfuerzos dirigidos a reducir los saldos de las deudas. Con las políticas vigentes hoy en día en los países acreedores, los pagos de los países más pobres previstos para 2022 y 2023 superarán largamente toda la asistencia para el desarrollo de la que dispondrán. En nuestro Informe sobre el desarrollo mundial 2022, se examinan las políticas que pueden mitigar los riesgos financieros interrelacionados y encaminar el mundo hacia una recuperación sostenible y equitativa.
Por otro lado, me dio gusto dar la bienvenida a nuestras oficinas a muchos colegas este año. Continuamos adaptando nuestro modelo de trabajo para proteger la salud y el bienestar del personal, al tiempo que reconocemos el valor de la interacción presencial para el desarrollo profesional y para ofrecer resultados de calidad a nuestros clientes. El Grupo de Trabajo contra el Racismo del Grupo Banco Mundial continúa llevando adelante la importante labor de lucha contra el racismo y la discriminación racial dentro de nuestra institución y en los países en los que trabajamos. Reafirmo mi compromiso de promover una cultura de apertura y confianza y de incrementar la diversidad y la inclusión en toda la organización, también a través de nuestro Grupo de Trabajo sobre Cultura Laboral.
Las crisis que afectan a nuestros países clientes están profundamente arraigadas, pero confío en que podemos generar un cambio. Para hacer frente a estos desafíos, debemos aprovechar las innovaciones y la dedicación de nuestro personal, la fortaleza de nuestras alianzas y la determinación de la comunidad internacional. El Grupo Banco Mundial mantiene su compromiso de ayudar a los países a superar estos desafíos y trabajar en pos de un futuro más resiliente y sostenible.
David Malpass
Presidente del Grupo Banco Mundial y de los Directorios Ejecutivos y las Juntas de Directores de las instituciones que lo integran