Labor dirigida a alcanzar los objetivos de desarrollo

Asignar al clima un papel central en el desarrollo

Abordar el cambio climático es fundamental para propiciar el desarrollo y la lucha contra la pobreza. En el ejercicio de 2023, nuestro financiamiento climático total ascendió a la cifra récord de USD 29 400 millones, o el 40 % del financiamiento total del BIRF y la AIF. De cara al futuro, no nos enfocaremos exclusivamente en la cantidad de dinero que destinamos a luchar contra el cambio climático; tenemos previsto mostrar el panorama amplio en el que se reflejan los impactos de nuestras inversiones. Sabemos que nuestros proyectos generan múltiples beneficios, como la reducción de las emisiones, aire más limpio, agua de mejor calidad y mejores resultados de salud para las personas. Sin embargo, ¿en qué medida esto es consecuencia del financiamiento climático? ¿Cómo contribuye dicho financiamiento a las trayectorias de desarrollo que encaminan al mundo hacia la consecución de cero emisiones netas y mantienen a las personas a salvo de los impactos climáticos?

Para abordar en forma conjunta el clima y el desarrollo, identificamos diversas estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los países y, al mismo tiempo, respaldar el desarrollo sostenible a través de un nuevo estudio de diagnóstico central, el CCDR. 

El primer conjunto de estos informes, que abarca más de 20 países, indica que el cambio climático representa una grave amenaza para los objetivos de desarrollo a largo plazo; no obstante, los países pueden crecer y, a la vez, reducir las emisiones si llevan a cabo grandes cambios. El financiamiento necesario para impulsar la transición asciende, en promedio, a alrededor del 1,4 % del PIB, lo que constituye una cifra viable cuando la participación del sector privado es adecuada. En los países de ingreso bajo, sin embargo, las necesidades de financiamiento pueden superar el 5 %, por lo que se requerirá más apoyo, así como más recursos en condiciones concesionarias, de los países de ingreso alto. En el informe sobre el clima y el desarrollo de Sudáfrica, se analizó la transición energética. El Banco está proporcionando USD 497 millones para contribuir al desmantelamiento de la central de carbón de Komati, la primera de las 12 que dejarán de funcionar en el país de aquí a 2030. A través del proyecto, se apoyará la reconversión de la central de Komati y se crearán nuevas oportunidades para las comunidades y los trabajadores afectados.

Asimismo, el GBM asumió el compromiso de alinear sus nuevas operaciones de financiamiento con los objetivos del Acuerdo de París, lo que representa un paso importante hacia la meta de mantener el calentamiento de la Tierra muy por debajo de los 2 oC, y preferentemente 1,5 oC, mientras se avanza hacia el desarrollo sostenible y se pone fin a la pobreza. A partir del 1 de julio de 2023, todas las nuevas operaciones de financiamiento del Banco Mundial se ajustarán a este compromiso. Según lo convenido en el Plan de Acción sobre el Cambio Climático 2021‑25, se evaluará cada operación del Banco utilizando metodologías detalladas compatibles con el enfoque conjunto de los bancos multilaterales de desarrollo para la alineación con el Acuerdo de París.

El GBM alberga la secretaría de la Coalición de Ministros de Finanzas para la Acción Climática.  La coalición, que está integrada por 86 ministerios de Finanzas y 26 asociados institucionales, se reunió con ocasión de las Reuniones de Primavera del GBM y el FMI de 2023 con el objetivo de lograr que el cambio climático y una transición socialmente justa fueran los primeros temas de la agenda económica, analizar sus respectivos desafíos normativos e intercambiar las mejores prácticas en materia de políticas. Además, puso en marcha una nueva guía para ayudar a los ministros de Finanzas a integrar la acción climática en sus agendas. Por otra parte, los responsables de la formulación de políticas analizaron el “financiamiento para la transición”, que apunta a la descarbonización de los sectores y las actividades más contaminantes, y ampliaron los programas orientados a fortalecer la capacidad e implementar nuevas políticas y procesos verdes. Indonesia y los Países Bajos serán los encargados de dirigir la coalición.

Abordar la crisis de la deuda en el mundo en desarrollo

La crisis de la deuda en los países en desarrollo se ha agravado durante el último año. Los datos más recientes indican que la deuda pública de dichos países se ha duplicado en el curso de la última década. A raíz de los aumentos de las tasas de interés y la desaceleración del crecimiento, los países han tenido más dificultades para efectuar los reembolsos de este mayor saldo de la deuda. Alrededor del 60 % de los países de ingreso bajo están en situación de sobreendeudamiento o tienen un alto riesgo de caer en él.

El Banco Mundial ha intensificado el apoyo que ofrece a los países que enfrentan una situación de sobreendeudamiento ayudándolos a mejorar la gestión y la transparencia de la deuda, al tiempo que fortalece sus posiciones fiscales a través de un mejor cumplimiento de las obligaciones tributarias, un aumento de la eficiencia del gasto público y una movilización más adecuada de los recursos nacionales. Además, desempeña un papel único y crucial en el sistema financiero internacional, dado que ofrece una reducción implícita de la deuda a través de grandes donaciones no reembolsables a los países con el mayor grado de vulnerabilidades derivadas de la deuda, así como financiamiento en condiciones concesionarias que proporciona grandes flujos externos de bajo costo a los países que más los necesitan.

Por otra parte, estamos ayudando a la comunidad internacional a superar la situación de parálisis en que se encuentran los acreedores y la consiguiente lentificación de las reestructuraciones de la deuda soberana, que deben completarse rápidamente para evitar retrocesos en el desarrollo. Junto con el FMI y la presidencia del G20 ejercida por India, establecimos la Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana a fin de identificar y abordar los problemas técnicos recurrentes relacionados con la reestructuración de la deuda. Por primera vez, la mesa redonda incluyó a los países deudores, los que, junto con un grupo diverso de acreedores (tanto multilaterales, oficiales bilaterales como comerciales), analizaron varias medidas para mejorar la arquitectura de la deuda soberana.

Los análisis de sostenibilidad de la deuda para países de ingreso bajo, que elaboramos en asociación con el FMI, son bienes públicos mundiales de vital importancia. Además, ayudamos a los países en desarrollo a gestionar su deuda de manera más adecuada a través de proyectos específicos del país financiados por el Mecanismo de Gestión de la Deuda y los fondos fiduciarios del Programa de Gestión de Deuda y Riesgo del Gobierno, lo que constituye un paso crucial para promover la transparencia y otras prácticas adecuadas que permiten prevenir futuras crisis de endeudamiento.

International Debt Report

En la edición de 2022 del informe, se señala que los riesgos relacionados con la deuda están aumentando en todos los países en desarrollo, y se pone de relieve la urgente necesidad de mejorar la transparencia y de proporcionar información más completa sobre la deuda, de modo que los países puedan gestionar los riesgos conexos 

y utilizar sus recursos de manera eficiente en favor del desarrollo sostenible. La deuda externa total de los países de ingreso bajo y mediano se ha duplicado con creces desde 2011, y ascendía a USD 9 billones a fines de 2021. Cerca del 60 % de los países más pobres del mundo presenta un alto riesgo de sobreendeudamiento o ya se encuentra en esa situación. La proporción de la deuda externa con acreedores privados y acreedores gubernamentales que no pertenecen al Club de París también aumentó marcadamente durante la última década, lo que plantea aún más obstáculos para la reestructuración.

En la edición de este año se ha agregado una cantidad significativa de análisis y se ha incrementado tanto el alcance como la especificidad de los datos. La base de datos de estadísticas de la deuda internacional incluye la cifra real del servicio de la deuda diferido en 2021 por cada acreedor bilateral y las proyecciones de los pagos mensuales del servicio de la deuda correspondientes a todos los acreedores bilaterales en el año calendario 2022. Durante los últimos cinco años, en la base de datos se han identificado y agregado compromisos de préstamo no declarados previamente por valor de USD 631 000 millones; de estos, en 2021 se identificaron USD 44 000 millones.

Crear sistemas de salud más resilientes para promover la cobertura sanitaria universal y la seguridad sanitaria

Ayudamos a los países en desarrollo a crear sistemas de salud más resilientes, a adoptar medidas más adecuadas de prevención, preparación y respuesta ante pandemias, y a fortalecer la salud pública. La cartera de salud mundial del Banco, de casi USD 34 000 millones, incluye más de 200 proyectos orientados a mejorar los resultados en materia de salud y la seguridad sanitaria, especialmente para las personas pobres y vulnerables, fortaleciendo la atención primaria y la salud pública. El Banco Mundial es la entidad que más financiamiento destina para la respuesta sanitaria mundial a la pandemia de COVID‑19, con USD 14 200 millones comprometidos a más de 100 países, entre ellos más de 30 países afectados por situaciones de FCV. La pandemia puso en evidencia que los países necesitan sistemas de salud más sólidos y resilientes, en los que se puedan adoptar medidas de prevención, preparación y respuesta más adecuadas ante futuras conmociones y, al mismo tiempo, mantener los servicios de salud esenciales. En nuestro informe titulado Change Cannot Wait (El cambio no puede esperar), se describe el modo en que los países pueden mejorar los resultados en materia de salud anticipándose a las dinámicas sanitarias y adaptándose a ellas, por ejemplo, el envejecimiento, el retraso del crecimiento, las enfermedades no transmisibles, las desigualdades y las enfermedades relacionadas con el clima. Trabajamos con los países para analizar los riesgos sanitarios relacionados con el clima —entre ellos, la inseguridad alimentaria y las dietas insuficientes, que afectan sobre todo a las personas vulnerables— y para identificar medidas eficaces para abordarlos. Además, ayudamos a hacer frente a la doble carga de la obesidad y el retraso del crecimiento, que es una cuestión fundamental para mejorar el capital humano.

Estamos abordando el riesgo de futuras pandemias a través de un enfoque integral que incluye conocimientos, asociaciones y financiamiento. En la publicación Preventing, Preparing for, and Responding to Disease Outbreaks and Pandemics (Prevenir pandemias y brotes de enfermedades y adoptar medidas de preparación y respuesta), describimos una agenda ambiciosa para que el GBM mejore la preparación y la respuesta ante pandemias a nivel nacional, regional y mundial como parte de un enfoque más amplio para fortalecer los sistemas de salud. En África occidental y el Sahel, nuestra labor abarca el mejoramiento de la cooperación regional en materia de salud pública, la modernización de los laboratorios veterinarios y la prevención de la resistencia a los antimicrobianos. En África oriental, respaldamos una red de laboratorios que ha incrementado la capacidad regional para detectar brotes de enfermedades y organizar respuestas rápidas. La AIF también profundizará el apoyo a los países de ingreso bajo para que estén mejor preparados para enfrentar crisis en el futuro, incluidas las pandemias. En septiembre de 2022, colaboramos en la creación del nuevo Fondo para Pandemias, con sede en el Banco, que está dirigido por una junta integrada por representantes de Gobiernos, fundaciones y organizaciones de la sociedad civil. El fondo proporciona un flujo específico de financiamiento catalizador a largo plazo para reforzar la preparación y la respuesta ante pandemias en los países en desarrollo y ofrecer apoyo técnico. La primera invitación a presentar propuestas se realizó en marzo de 2023.

El Programa de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias proporciona recursos adicionales para responder a la COVID‑19 y a otras emergencias sanitarias, además de ayudar a los países a prepararse mejor para las futuras emergencias. Ofrece financiamiento de desembolso rápido a los países más necesitados, algunos de los cuales no pueden acceder al financiamiento tradicional del Banco. Desde su creación en abril de 2020 hasta junio de 2023, el programa asignó USD 126 millones de fondos fiduciarios para respaldar iniciativas nacionales y regionales.

Debido a las conmociones económicas mundiales, se prevé que la capacidad de gasto de los Gobiernos disminuirá o se estancará en muchos países de ingreso bajo y mediano bajo. Para muchos de ellos, el aumento de los pagos de intereses sobre la deuda pública amenaza aún más su capacidad para invertir en salud. Según una actualización del informe From Double Shock to Double Recovery (De la doble conmoción a la doble recuperación), estas tendencias restringirán la capacidad de los países para reforzar la preparación para casos de pandemia, limitarán los avances para lograr la cobertura sanitaria universal y generarán un aumento de las desigualdades entre los países. Ayudamos a los países a adoptar medidas de políticas concertadas mediante la redefinición de las prioridades en materia de salud, el aumento de la eficiencia del gasto público y la búsqueda de oportunidades de movilización de recursos, como la aplicación de impuestos relacionados con la salud sobre el consumo de tabaco, bebidas alcohólicas y bebidas azucaradas, con el objeto de mejorar los resultados de salud y aumentar los ingresos.

El Mecanismo Mundial de Financiamiento, con sede en el Banco, es una alianza liderada por los países que promueve la salud y los derechos de las mujeres, los niños y los adolescentes. Vincula las donaciones con el financiamiento del Banco y libera y coordina un mayor volumen de recursos para lograr que las inversiones generen más beneficios para las mujeres, los niños y los adolescentes de las comunidades a las que es más difícil llegar. Entre los ejercicios de 2015 y 2022, el financiamiento de la AIF destinado a la salud de las mujeres, los niños y los adolescentes aumentó un 12 %, lo que se tradujo en fondos adicionales por valor de USD 1700 millones para los países asociados al mecanismo, dirigido específicamente a las mujeres, los niños y los adolescentes. Desde 2015, el mecanismo y el Banco han contribuido a que más de 96 millones de mujeres embarazadas recibieran atención prenatal; más de 103 millones de mujeres tuvieran un parto seguro; 111 millones de recién nacidos se alimentaran inicialmente con leche materna, y más de 500 millones de personas tuvieran acceso a anticonceptivos modernos, lo que ayudó a evitar más de 187 millones de embarazos no deseados. En Kenya, entre 2014 y 2021, un 46 % más de mujeres dieron a luz en instalaciones con personal de salud calificado; Vietnam y Uganda capacitaron a un mayor número de trabajadores sanitarios de la primera línea de acción, y Guatemala incrementó las transferencias monetarias para nutrición. Asimismo, el mecanismo ayuda a los países a reformar el financiamiento a fin de aumentar los presupuestos de salud y alinear mejor los recursos de los asociados. Entre ellos, cabe citar a Côte d’Ivoire, donde el Gobierno amplió la cobertura de seguro al 89 % de la población, e incluyó especialmente a los habitantes de las comunidades más pobres, lo que contribuyó a que un 36 % más de mujeres embarazadas tuvieran acceso a atención prenatal entre 2020 y 2021.

Hacer frente a la crisis mundial del aprendizaje

La educación está en crisis. Se calcula que la pobreza de aprendizajes, es decir, la proporción de niños que no pueden leer ni comprender un texto simple a los 10 años, ha aumentado del 57 % al 70 % en los países en desarrollo debido a la pandemia de COVID‑19, que provocó la peor conmoción para la educación y el aprendizaje de la historia. En promedio, por cada 30 días de cierre de escuelas, los estudiantes perdieron alrededor de 32 días de aprendizaje. La actual generación de estudiantes corre el riesgo de perder USD 21 billones de ingresos potenciales a lo largo de su vida, o el equivalente al 17 % del PIB mundial actual. Las pérdidas de aprendizajes no recuperadas también generarán una mayor desigualdad, ya que los estudiantes de hogares más pobres y con menor nivel de educación se vieron más afectados por el cierre de las escuelas. El problema es especialmente grave en el caso de las niñas, que enfrentan obstáculos adicionales para recibir una educación de calidad, en particular en los países afectados por situaciones de FCV.

El financiamiento interno destinado a educación durante los últimos dos años no ha guardado proporción con la necesidad de recuperar y acelerar el aprendizaje. En los países de ingreso bajo y mediano bajo, la proporción media de los presupuestos gubernamentales destinada a educación disminuyó durante la pandemia y, en 2022, se mantuvo por debajo de los niveles de 2019. La mejor oportunidad para lograr un futuro más próspero es invertir en la educación. En un contexto de presiones fiscales, la protección del gasto que reditúa beneficios a largo plazo, como el gasto en educación, tendrá el efecto de maximizar el impacto.

Nuestro Marco para la Recuperación y Aceleración del Aprendizaje (el Marco RAPID) contiene una síntesis de las medidas de política eficaces, entre ellas: llegar a todos los niños y lograr que sigan asistiendo a la escuela; evaluar los niveles de aprendizaje en forma periódica; priorizar la enseñanza de los saberes fundamentales; aumentar la eficiencia de la instrucción (incluso mediante programas de recuperación de aprendizajes), y promover la salud y el bienestar psicosociales. Los países también deben desarrollar competencias básicas para los estudiantes de nivel postsecundario. En muchos países, los estudiantes necesitan tanto clases de refuerzo de estas competencias como educación sobre las habilidades técnicas que requiere el mercado laboral.

El Banco es la mayor fuente de financiamiento externo para la educación en los países en desarrollo. Nuestros proyectos están beneficiando a más de 432 millones de estudiantes y 18 millones de docentes, lo que equivale a un tercio de los estudiantes y casi un cuarto de los docentes de los países en desarrollo. Somos también el principal organismo de ejecución de las donaciones activas de la Alianza Mundial para la Educación, dado que administramos cerca del 59 % de su cartera de USD 3600 millones.

Asimismo, estamos ayudando a los Gobiernos a implementar ambiciosos programas de recuperación pedagógica para lograr que los niños regresen a la escuela y recuperen el aprendizaje perdido, garantizar el bienestar de los estudiantes y los docentes, brindar apoyo a los niños marginados y acelerar el progreso. En el estado de Edo (Nigeria), estamos ayudando al Gobierno local a mejorar la enseñanza y el aprendizaje en la educación básica, y también hacemos hincapié en el desarrollo de habilidades digitales y empresariales. En Rumania, proporcionamos apoyo a estudiantes del nivel secundario que pasan a la educación terciaria, así como a estudiantes del nivel terciario durante sus primeros años de universidad, a través de un conjunto de donaciones para que las instituciones educativas elaboren programas de apoyo social para los estudiantes. En Afganistán, proporcionamos financiamiento de emergencia para aumentar el acceso de las niñas y los niños a la escuela y para mejorar el estado de los establecimientos, incluida la construcción de instalaciones de agua, saneamiento e higiene. Además, estamos extendiendo la educación a niños que no asisten a la escuela a través de programas comunitarios de educación.

Trabajamos en estrecha colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), los Gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido, y la Fundación Bill y Melinda Gates en actividades relacionadas con el aprendizaje básico. Estos esfuerzos se centran principalmente en el nivel primario, aunque también se pone énfasis en el desarrollo en la primera infancia, de modo que los niños estén preparados para aprender cuando comiencen la escuela. Se incluye, además, un programa acelerador, que combate la pobreza de aprendizajes en los países, y la Coalición sobre el Aprendizaje Básico, una red mundial de actores que han asumido el compromiso de reducir a la mitad la pobreza de aprendizajes para 2030, como se ha plasmado en el Compromiso para la Acción sobre el Aprendizaje Básico. El programa mundial sobre educación terciaria y habilidades, establecido con apoyo de la Fundación Mastercard, prepara a los jóvenes y los adultos para el futuro del trabajo y la sociedad a través de medidas orientadas a mejorar el acceso a oportunidades pertinentes, equitativas y de calidad en materia de adquisición de nuevas habilidades y educación postsecundaria. Asimismo, colaboramos con el Panel Asesor Internacional sobre Educación, un grupo independiente de expertos mundiales convocados por el Banco Mundial, Unicef y los Gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido. El informe de 2023 del panel, titulado Smart Buys (Intervenciones inteligentes), se elaboró a partir de 400 evaluaciones de impacto de alta calidad y contiene evidencias sobre intervenciones que mejoran el aprendizaje de los estudiantes de manera eficaz en función de los costos. Se basa en el informe de 2020 e incluye la actualización y ampliación de la base de evidencias, así como la incorporación de importantes áreas nuevas, entre ellas las medidas en materia de salud y nutrición.

Nuestro compromiso financiero en relación con la educación en situaciones de FCV asciende a más de USD 5000 millones, lo que representa alrededor de un cuarto de nuestra cartera de educación. En consonancia con la Estrategia sobre Fragilidad, Conflicto y Violencia del GBM, en nuestro enfoque se reconoce que la educación es crucial para minimizar los impactos de la fragilidad y el desplazamiento en los niños y los jóvenes, y para prevenir conflictos violentos a largo plazo.

Fortalecer el capital humano

En un momento en que los países enfrentan múltiples crisis mundiales, las inversiones son fundamentales para abordar las brechas de capital humano: el conocimiento, las habilidades y la buena salud que las personas necesitan para alcanzar su potencial. El Proyecto de Capital Humano del Banco Mundial apoya estos esfuerzos con una combinación de investigaciones, datos, análisis y actividades a nivel nacional y mundial. Con una red de 89 economías miembros, ayuda a los responsables de la formulación de políticas a definir los planes y las prioridades nacionales y crea consenso para abordar los desafíos mundiales a través de inversiones en capital humano. En paralelo con los eventos en los que participaron los coordinadores nacionales de los ministerios de Finanzas y el personal del Banco, en el ejercicio de 2023 nuestros cónclaves ministeriales bianuales se centraron en medidas orientadas a abordar la inseguridad alimentaria y acelerar la acción climática. Además, el capital humano se convirtió en un tema especial del paquete de políticas de la AIF‑20, lo que garantizó que se centrara la atención en abordar las disparidades y en movilizar inversiones en las personas de los países más pobres.

Desde la presentación del Índice de Capital Humano en 2019, hemos sacado provecho de las investigaciones y los datos para contribuir al seguimiento de los resultados en materia de capital humano y para identificar las áreas en las que se pueden introducir mejoras. Las reseñas de países contienen resúmenes y mediciones de los avances realizados en cada ciclo de la vida para 172 países. Se están llevando a cabo más de 46 exámenes del capital humano, que ayudan a los Gobiernos a identificar las limitaciones y mejorar el financiamiento y la eficiencia del gasto público para lograr mejores resultados. También implementamos planes regionales de capital humano para África, América Latina y el Caribe, Asia meridional, y Oriente Medio y Norte de África. Estas herramientas ponen de relieve las inversiones y las intervenciones que son necesarias, y promueven la formulación de políticas sobre capital humano basadas en la evidencia.

En nuestro informe Collapse and Recovery (Colapso y recuperación), proporcionamos el primer examen integral de los datos mundiales sobre los jóvenes durante la pandemia de COVID‑19. El examen permitió establecer que la pandemia interrumpió la acumulación de capital humano en momentos clave del ciclo de la vida, lo que alteró negativamente el curso del desarrollo de millones de niños y jóvenes de los países en desarrollo. Adicionalmente, publicamos informes de políticas sobre el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y sobre el capital humano, el género y el cambio climático, para ayudar a los países y los asociados a integrar las políticas sobre capital humano al abordar las crisis en el contexto de un espacio fiscal cada vez más reducido.

El programa del Mecanismo General para el Capital Humano, financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates y el Gobierno de Canadá, ofrece un modelo de financiamiento flexible que permite a los donantes y los asociados respaldar reformas institucionales y normativas más amplias y sistemáticas. Ha proporcionado análisis y asistencia técnica para abordar los desafíos en materia de capital humano a 18 países de África y Asia meridional. Además, ha orientado más de 15 operaciones del Banco por un total de más de USD 4000 millones, que beneficiaron a más de 35 millones de personas.

Invertir en el desarrollo digital para abordar desafíos mundiales

La infraestructura y las tecnologías digitales ayudan a los países a fortalecer su resiliencia y a responder a los complejos desafíos de desarrollo actuales —que abarcan desde el cambio climático y las pandemias hasta los conflictos y la inseguridad alimentaria— a través del aumento de la conectividad, la inclusión y el acceso a servicios. La digitalización, sin embargo, también puede acrecentar las diferencias económicas y sociales y exponer a los países a riesgos para la privacidad y la ciberseguridad más elevados. El Banco Mundial está trabajando para maximizar los beneficios de la digitalización y, al mismo tiempo, mitigar los riesgos. En más de 100 países en desarrollo, colaboramos con los Gobiernos para sentar bases sólidas en cuyo marco las economías digitales puedan prosperar. Esto incluye la conectividad de banda ancha, la infraestructura de datos digitales, las salvaguardas, el crecimiento facilitado por las tecnologías de la información y las comunicaciones, las habilidades y los empleos digitales, y el punto de confluencia entre la digitalización y la mitigación del cambio climático.

En Uganda, ayudamos a mejorar el acceso a la infraestructura de comunicaciones del país, así como su asequibilidad, lo que aumentó en un 25 % la penetración de internet y redujo en un 74 % el precio del servicio de banda ancha móvil. Además, respaldamos la digitalización de los servicios electrónicos y las inversiones en ciberseguridad, lo que contribuyó a mejorar los servicios públicos. En Maldivas, proporcionamos apoyo a plataformas digitales que facilitan la difusión de datos relacionados con el clima y mejoran la planificación y la formulación de políticas basadas en datos que permitan mitigar el aumento del nivel del mar y la erosión costera. En Argentina, estamos ayudando a fortalecer la infraestructura de datos y a cerrar la brecha digital. En este marco, se proporcionará capacitación en habilidades digitales a más de 300 000 personas que residen en zonas sin conexión a internet, con especial énfasis en las mujeres.

Nuestras investigaciones indican que las tecnologías y las plataformas digitales son importantes para aumentar el empleo y promover la transformación económica. En nuestro informe Digital Africa (África digital), se establece que la disponibilidad de internet contribuye a crear empleos y a reducir la pobreza en los países africanos. Por otra parte, en el informe Working Without Borders (Trabajar sin fronteras), se señala que el trabajo en línea, a menudo informal, está creciendo más rápido en los países en desarrollo y genera oportunidades de inclusión. Para participar en el trabajo en línea y obtener los beneficios de la economía digital, los grupos vulnerables necesitarán tener acceso a dispositivos digitales y a servicios de internet de alta velocidad confiables y asequibles.

Bajo la presidencia de India del G20, el Banco respaldó la elaboración de un marco común para la infraestructura pública digital. Asimismo, se asoció con la presidencia de Japón del G7 en la promoción de una infraestructura digital inclusiva, segura y resiliente. Trabajamos con varias iniciativas y fondos fiduciarios que apoyan la transformación digital, como la Alianza para el Desarrollo Digital, el Fondo Fiduciario de Múltiples Donantes sobre Ciberseguridad, la iniciativa Identificación para el Desarrollo, la iniciativa Pagos de Gobiernos a Personas y el Programa de Desarrollo Digital de Corea.

Construir sistemas de protección social más adaptativa

Los sistemas de protección social eficaces resguardan a las personas pobres y vulnerables, así como a las personas mayores y con discapacidad, y las ayudan a salir de la pobreza y a aumentar su resiliencia. No obstante, todavía existen grandes deficiencias en la cobertura, y las múltiples crisis generadas por las conmociones climáticas, las guerras y la inflación acrecientan la necesidad de apoyo. Las transiciones demográficas, que abarcan el envejecimiento de las sociedades, la necesidad de nuevos empleos como parte de la transición verde y las perturbaciones causadas por los rápidos cambios tecnológicos, implican que los países deben establecer políticas, programas y enfoques más adecuados para proteger y empoderar a sus habitantes. En nuestra nueva estrategia, denominada la Guía, se reconoce que es fundamental realizar avances para lograr la protección social universal con el objetivo de amparar a las personas frente a las conmociones, fortalecer el capital humano y sentar las bases para sociedades inclusivas, equitativas y resilientes. Así pues, es necesario establecer programas de protección social adaptativa para aumentar la resiliencia frente a las crisis climáticas, económicas y sanitarias, la inseguridad alimentaria y la inflación, así como garantizar la transición a una economía verde a través del apoyo a los ingresos y la adquisición de nuevas y mejores habilidades. Ayudamos a los países a implementar políticas en materia de asistencia social, mercados laborales, seguro social y pensiones, y a ampliar los sistemas de prestaciones para beneficiar a un mayor número de personas. En el ejercicio de 2023, comprometimos USD 7300 millones para protección social, cifra que incluye USD 4100 millones de la AIF.

Encabezamos iniciativas para monitorear las respuestas de protección social frente a las conmociones, incluidas la guerra en Ucrania y las crisis de los precios de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes, que se profundizaron debido a la guerra. Hasta abril de 2023, la herramienta de seguimiento de la inflación había registrado más de 1300 medidas de protección social en 178 economías, lo que representa un aumento del 30 % desde diciembre de 2022. Asimismo, en el ejercicio de 2023 realizamos grandes avances en materia de recopilación de datos, incluido nuestro Atlas de Indicadores de Protección Social relativos a la Resiliencia y la Equidad, sobre programas de seguro social, asistencia social y trabajo.

En el ejercicio de 2023, ayudamos a ampliar los programas de inclusión económica y a mejorar la coordinación entre las políticas de asistencia social y trabajo. El apoyo que proporcionamos a los mercados laborales para mejorar la resiliencia frente al cambio climático incluyó la promoción de políticas orientadas a la creación de empleos verdes, la formación en nuevas habilidades y la capacitación en consonancia con las necesidades de dichos mercados, en particular para los jóvenes. Generamos oportunidades para las personas pobres y vulnerables brindando protección y apoyo a los trabajadores informales, a las personas con discapacidad, a los migrantes y a los refugiados, y empoderando a las mujeres y a las niñas. Pusimos de relieve los impactos del envejecimiento de las sociedades y el cambio demográfico en las pensiones y el seguro social. En Zambia, el programa Educación de las Niñas y Empoderamiento y Medios de Subsistencia de las Mujeres (GEWEL) ha permitido reducir las tasas de deserción escolar entre las adolescentes y ha propiciado un aumento del 63 % en las utilidades de las empresas a través de donaciones y grupos de ahorro para mujeres. En Malawi, se amplió el programa emblemático de transferencias monetarias con el propósito de dotarlo de capacidad de respuesta ante las crisis y de ayudar a más de 100 000 hogares en caso de sequía. Por otra parte, en Camerún ayudamos al Gobierno a elaborar sistemas básicos de protección social que benefician a casi un tercio de las personas pobres (2,3 millones), cifra que incluye a los refugiados provenientes de países afectados por conflictos. También proporcionamos apoyo técnico a los países, entre ellos Albania y México, para ayudarlos a ampliar la cobertura de sus sistemas de pensiones a fin de tener en cuenta el envejecimiento de la población.

Nuestra labor en materia de políticas relacionadas con los trabajadores migrantes y los refugiados incluye la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD), que hace un seguimiento de los flujos de migración y remesas y la evolución de las políticas, y el Centro de Empleo y Movilidad Laboral de Roma, que promueve los flujos migratorios ordenados y seguros a través de la creación de empleos más adecuados. KNOMAD señaló que las remesas a los países en desarrollo aumentaron aproximadamente un 5 % en 2022 y ascendieron a USD 626 000 millones. Los flujos de refugiados también han crecido, en particular debido a la guerra en Ucrania; se prevé que el cambio climático aumentará la migración, principalmente dentro de los países, y es probable que las personas pobres sean las más afectadas.

Acelerar la igualdad de género para promover el crecimiento sostenible y la resiliencia

El mundo está sufriendo un conjunto de crisis interconectadas sin precedentes, con impactos especialmente negativos en las mujeres, las niñas, las minorías sexuales y de género, y los grupos marginados. Estas crisis ponen en peligro los avances logrados con gran esfuerzo para aumentar el capital humano, el empoderamiento económico y la voz y capacidad de acción. Los impactos negativos se ven agravados por leyes y políticas discriminatorias, por normas sociales restrictivas, por la violencia de género y por el aumento de las reacciones adversas contra la igualdad de género.

El GBM ayuda a los países a trabajar en favor de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres con el objetivo de lograr un desarrollo sostenible, resiliente e inclusivo. Esta labor se guía por nuestra Estrategia sobre Igualdad de Género para los ejercicios de 2016‑23, que apunta a reducir las disparidades entre hombres y mujeres en cuatro pilares clave: dotaciones de capital humano (salud, educación y protección social), empleo, activos, y voz y capacidad de acción. En el ejercicio de 2023, se identificaron brechas de género, se elaboraron intervenciones para abordar las brechas y se hizo el seguimiento de los resultados en el 95 % de las operaciones financiadas por el Banco, cifra muy superior al 50 % registrado en el ejercicio de 2017. En junio de 2023, publicamos nuestras retrospectivas sobre la igualdad de género y el desarrollo y sobre la prevención y respuesta a la violencia de género en las operaciones del Banco Mundial, en las que se analizan los avances logrados en estas áreas durante la última década. Asimismo, a través de nuestra campaña #AccelerateEquality (Acelerar la igualdad), organizamos un conjunto de estudios analíticos, asociaciones y eventos para analizar los avances realizados en el mismo período. Por otra parte, continuamos trabajando con las partes interesadas para orientar la Estrategia de Género del GBM para los ejercicios de 2024‑30.

A través de la AIF, abordamos los desafíos centrales en materia de igualdad de género y empoderamiento de las niñas y las mujeres, entre ellos los relativos a la salud sexual y reproductiva, el cuidado infantil, la inclusión económica, el ingreso de las mujeres a empleos más calificados, la violencia de género y las reformas de la política fiscal y el sistema presupuestario. Desde el ejercicio de 2015, la AIF ha destinado recursos a más de 300 iniciativas impulsadas por los países en áreas específicas, que han beneficiado a más de 700 millones de mujeres y niñas.

El Mecanismo Financiero General para la Igualdad de Género financia evaluaciones de impacto para orientar la formulación de soluciones que los Gobiernos, los asociados en la tarea del desarrollo y el sector privado pueden adaptar a sus circunstancias. Recopilamos y conservamos datos a través del Portal de Datos sobre Género, donde se proporcionan datos desglosados por sexo para más de 900 indicadores, que abarcan, entre otros temas, demografía, educación, salud, actividades económicas, activos, liderazgo y violencia de género, para orientar la elaboración de políticas y programas.

Ayudamos a las mujeres a participar en la actividad económica y promovemos la inclusión económica productiva. Respaldamos programas de dinero en efectivo a cambio de trabajo, un mayor apoyo al cuidado infantil, servicios de extensión agropecuaria y un acceso más amplio a los servicios financieros y digitales, lo que incluye crédito y liquidez para las empresas dirigidas por mujeres. En Serbia, estamos mejorando la investigación científica, la actividad empresarial y el acceso a financiamiento, y más de la mitad de los USD 6,8 millones en donaciones en el área de ciencias se adjudicaron a mujeres. En varios países, como Angola, Nigeria y Tanzanía, ayudamos a crear espacios seguros para las niñas en las escuelas y a mejorar su salud sexual y reproductiva, y trabajamos con los docentes para modificar las normas. A través de nuestro apoyo a la Iniciativa de Financiamiento para Mujeres Emprendedoras (We-Fi) contribuimos a generar financiamiento y promover sistemas de apoyo para empresas de propiedad de mujeres y dirigidas por ellas en los países en desarrollo. 

Desde 2018, la iniciativa We‑Fi trabaja con cientos de asociados en más de 60 países para movilizar fondos por valor de miles de millones de dólares estadounidenses con el objetivo de proporcionar financiamiento y capacitación y abordar las deficiencias sistémicas en los datos y las políticas.

También procuramos lograr que la acción climática sea más eficaz e inclusiva. En Costa Rica, trabajamos con el Gobierno y el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques en un análisis de género para respaldar la participacióºn de las mujeres en las actividades que contribuyen a reducir las emisiones debidas a la deforestación y la degradación de los bosques, así como a conservar y aumentar las reservas forestales de carbono.

Trabajamos para prevenir la violencia de género y responder a ella a través de iniciativas dirigidas a respaldar los servicios de asesoramiento remoto, educar a los padres sobre relaciones saludables, abordar el acoso sexual en el transporte público, capacitar a los trabajadores de la salud para identificar y derivar casos, y fortalecer la recopilación de datos y los mecanismos de derivación. En Tanzanía, estamos ayudando a los directivos de escuelas y a los docentes a prevenir y abordar la violencia de género de una manera más adecuada. Además, estamos encarando la violencia de género a través de operaciones para políticas de desarrollo, que incluyen el fortalecimiento de las protecciones legales y los sistemas de atención de reclamos.

El GBM ha asumido el compromiso de promover la no discriminación, la inclusión y la igualdad de oportunidades para todas las personas, incluidas las minorías sexuales y de género. En nuestras investigaciones y actividades se abordan las desventajas que enfrentan los hombres y los niños, así como las vulnerabilidades derivadas de la intersección del género con otras características, como la pobreza, el origen étnico y la discapacidad.

La mujer, la empresa y el derecho 2023

La edición más reciente contiene un panorama integral de los avances mundiales hacia la igualdad de género en el marco de la ley. En ella se observan los sólidos avances logrados desde 1970, ya que el puntaje medio aumentó casi un 70 %, de 45,8 a 77,1 puntos. No obstante, la reforma parece haber perdido impulso, y en 2022 el ritmo mundial de las reformas disminuyó a su nivel más bajo en 20 años. En el informe se pone de relieve que deben adoptarse más medidas a nivel mundial para garantizar que las buenas intenciones vayan acompañadas de resultados tangibles.

Invertir en infraestructura sostenible

El Banco Mundial trabaja para promover más inversiones en infraestructura dirigidas a respaldar proyectos sostenibles de alta calidad que optimicen el valor para las personas, la economía y el medio ambiente. En el ejercicio de 2023, proporcionamos USD 12 500 millones para apoyar el gasto en infraestructura en los países en desarrollo. Sin embargo, persisten brechas enormes. Los países en desarrollo deben destinar anualmente alrededor del 4,5 % del PIB para financiar mejoras básicas, entre otros, en el sector digital y los sectores de energía y de transporte, y otro 2,7 % del PIB para las actividades de operación y mantenimiento de estos sectores, lo que representa una suma mucho más alta que la que puede aportar cualquier entidad en forma individual.

En las dos décadas anteriores al inicio de la pandemia de COVID‑19, el sector privado comprometió, en promedio, alrededor de USD 97 000 millones al año para proyectos de infraestructura en mercados emergentes. Aunque la pandemia tuvo un gran impacto en la participación privada en el sector de infraestructura, se observan tendencias alentadoras en favor de la recuperación. En nuestro informe anual Private Participation in Infrastructure (Participación privada en infraestructura), se señala que en 2022 estos compromisos aumentaron por segundo año consecutivo y ascendieron a USD 91 700 millones distribuidos en 263 proyectos, lo que representa un incremento del 23 % respecto de 2021.

Al combinar financiamiento público y privado y complementarlo con actividades de fortalecimiento de la capacidad, garantías y medidas de gestión de riesgos, ayudamos a crear condiciones propicias para la inversión privada en infraestructura sensible al clima, sostenible desde el punto de vista fiscal y financiable. Esto incluye nuestras plataformas globales, como el Mecanismo Mundial de Financiamiento de la Infraestructura, el Servicio de Asesoramiento sobre Infraestructura Pública y Privada, y la Alianza para la Inversión en Infraestructura de Calidad. Además, trabajamos de manera eficaz con IFC y MIGA para utilizar la gama completa de instrumentos del Banco Mundial, gracias al apoyo constante que el Servicio de Financiamiento para el Sector Privado de la AIF proporciona a ambas instituciones en los mercados difíciles, lo que permite llevar a cabo proyectos que de otro modo no serían viables desde el punto de vista comercial.

Estos esfuerzos generan resultados concretos. En Kenya, ayudamos a establecer una sólida cartera de asociaciones público-privadas que, según lo previsto, movilizará USD 1300 millones de capital privado para el transporte, la energía, la educación y la agricultura. En Senegal, el Banco proporcionó amplio apoyo en todas las etapas del proceso —desde la identificación, el diseño y la estructuración del proyecto hasta el cierre financiero— para el primer sistema de tránsito rápido de autobuses eléctricos de Dakar, que se prevé que movilizará capital privado por valor de USD 200 millones en el curso de 15 años. Por otra parte, el Banco Mundial está ayudando a India a avanzar en su transición energética, a implementar sus proyectos nacionales de infraestructura y a fortalecer su capacidad en materia de reciclaje de activos.

Invertir en la naturaleza para respaldar las vidas y los medios de subsistencia

Invertimos en un desarrollo más verde para ayudar a los países a abordar las crisis interconectadas relacionadas con la biodiversidad, el clima y la contaminación. Los respaldamos brindándoles datos y análisis que les permitan valorar la naturaleza y tomar decisiones informadas acerca del modo en que los recursos terrestres, marítimos y de agua dulce se pueden gestionar de manera sostenible para crear empleo, mejorar los medios de subsistencia, aumentar los servicios ecosistémicos, reducir la contaminación, almacenar carbono y acrecentar la resiliencia frente al cambio climático.

En diciembre de 2022, en la 15.ª Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, los países establecieron metas nuevas y ambiciosas para el Marco Mundial de la Diversidad Biológica hasta el año 2030. El Banco Mundial orientó este debate mediante una serie de reseñas sobre la integración de la naturaleza en las políticas nacionales de desarrollo, el aumento del financiamiento y la incorporación de las inversiones en la naturaleza a las inversiones en la adaptación y mitigación climáticas. Nuestra labor analítica también orienta los procesos multilaterales en curso, como las negociaciones sobre un tratado jurídicamente vinculante en materia de contaminación por plásticos. El informe Pathways Out of Plastic Pollution (Vías para poner fin a la contaminación por plásticos) ayuda a los países a evaluar el costo real de los plásticos y los productos sustitutos, y ofrece orientación acerca de las políticas que permiten acelerar los avances hacia una economía más circular.

Además de ser la principal entidad multilateral de financiamiento de la biodiversidad, el Banco asigna prioridad a la naturaleza en todos los sectores. En el Caribe, estamos realizando inversiones en todos los sectores de la “economía azul” para fortalecer la resiliencia, crear empleos y acelerar la recuperación. Con el apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, estamos llevando a cabo una iniciativa piloto de restauración de los humedales en Rwanda con el objeto de mejorar la resiliencia climática y los medios de subsistencia de más de 250 000 personas expuestas a inundaciones. Asimismo, trabajamos para integrar el cuidado del medio ambiente en toda la labor del GBM, incluso como parte de los compromisos de la AIF y de conformidad con nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático 2021‑25.

Garantizar la seguridad hídrica para las personas y el planeta

Hoy en día, más de 2000 millones de personas carecen de agua potable segura, 3600 millones no disponen de servicios de saneamiento seguros y al menos 1800 millones enfrentan un alto riesgo de inundaciones. En un contexto en el que el 70 % del agua del mundo se comparte a través de las fronteras nacionales y los recursos hídricos transfronterizos son sumamente variables debido al cambio climático, los riesgos de conflicto relacionados con el agua están aumentado. Para 2050, la economía mundial podría sufrir pérdidas por valor de USD 5,6 billones debido al empeoramiento de las sequías, las tormentas y las lluvias torrenciales en algunas de las mayores economías del mundo. Estas dificultades se ven agravadas por el marcado crecimiento de la población; por el aumento de la demanda de agua para la energía, la agricultura, la industria y el consumo humano, y por la escalada de la crisis climática.

El GBM respalda la labor que llevan a cabo los países en pos de un mundo con seguridad hídrica de un modo que propicie el desarrollo inclusivo y sostenible. A través del Programa One‑Wash de Etiopía, se ayuda a ampliar el acceso al agua y el saneamiento con la intervención conjunta de los sectores de agua, salud, educación y finanzas. En la segunda fase del programa, que comenzó en 2019, se apunta a proporcionar agua segura a 4,4 millones de personas y mejores servicios de saneamiento a 4,8 millones. En Filipinas, donde las inundaciones son un problema recurrente, el Proyecto de Gestión de Inundaciones en la Zona Metropolitana de Manila permite mejorar la infraestructura de drenaje de la ciudad, establecer sistemas de prevención de inundaciones y reubicar a familias que viven en asentamientos informales. 

Estas medidas están protegiendo la vida y los medios de subsistencia de más de un millón de personas, que en muchos casos viven en asentamientos informales situados en las zonas aledañas a los cursos de agua más propensos a inundaciones. En Tayikistán, donde casi la mitad de la fuerza de trabajo del país depende de la agricultura, ayudamos a modernizar los servicios de riego y a incrementar la productividad agrícola, los ingresos y la seguridad alimentaria. Asimismo, respaldamos la respuesta del Gobierno de Haití a innumerables crisis, como el brote de cólera, el huracán Matthew, la pandemia de COVID‑19 y un terremoto, y así contribuimos a que más de medio millón de habitantes de zonas rurales tengan acceso a mejores servicios de agua y saneamiento.

Nuestras operaciones se ven fortalecidas por nuestra labor analítica, que incluye nuestro informe What the Future Has in Store (Qué nos depara el futuro), en el que se analizan diversas medidas para eliminar el creciente déficit de almacenamiento natural, construido e híbrido de agua a fin de garantizar un mundo con seguridad hídrica para todos. El informe The Hidden Wealth of Nations: The Economics of Groundwater in Times of Climate Change (La riqueza secreta de las naciones: La economía de las aguas subterráneas en los tiempos del cambio climático) fomenta la comprensión del valor de las aguas subterráneas, los costos de una gestión deficiente y las oportunidades para aprovechar su potencial. En un nuevo análisis titulado Water Security and Fragility in South Sudan (La seguridad y la fragilidad hídricas de Sudán del Sur), se examinan las oportunidades y las opciones para alinear las inversiones y las políticas del país relacionadas con el agua con su compromiso de mantener la paz y sus necesidades de adaptación climática.

Somos la sede de dos iniciativas globales: la Alianza Mundial para la Seguridad Hídrica y el Saneamiento, que reúne a socios bilaterales para ayudar a los países a trabajar en pos de la consecución de los ODS relacionados con el agua, y el Grupo de Recursos Hídricos 2030, una asociación público-privada mundial orientada a la seguridad hídrica. Estas iniciativas brindan una plataforma internacional que permite acelerar la adopción de medidas de alcance nacional y mundial con el propósito de garantizar la seguridad hídrica para las personas y el planeta.

Apoyar un transporte más ecológico y resiliente

El transporte conecta a las personas con los empleos, la educación, la atención médica y las oportunidades, pero también impone una pesada carga sobre las personas y el planeta a través del aumento de las emisiones mundiales, la contaminación atmosférica y las muertes por accidentes de tránsito.

El Banco trabaja con los países en desarrollo para modificar el comportamiento relacionado con la movilidad y aumentar las soluciones de transporte que facilitan el traslado de las personas y los bienes de una manera segura y menos contaminante. El Banco es el principal proveedor de financiamiento para el desarrollo del transporte a nivel mundial; en el ejercicio de 2023, comprometió USD 2800 millones para proyectos relacionados con el transporte en todo el planeta, de los cuales el 56 % generaba cobeneficios climáticos.

Estamos trabajando para lograr que la movilidad eléctrica sea más accesible para los países en desarrollo y los ayudamos a evaluar su grado de preparación para implementarla. La electrificación de las flotas de autobuses del transporte público, así como de los vehículos de dos o tres ruedas, son dos formas eficaces de acelerar esta transición. En Senegal, el Proyecto Piloto de Tránsito Rápido de Autobuses de Dakar presentará muy pronto la primera flota de autobuses totalmente eléctricos de África.

Además, estamos aprovechando nuestro nuevo Mecanismo Mundial para la Descarbonización del Transporte para acelerar las innovaciones y las inversiones en pos de soluciones de movilidad con bajas emisiones de carbono en los países en desarrollo. En el primer año, a través del mecanismo se otorgaron donaciones a siete programas orientados a catalizar inversiones en movilidad sostenible. Con esta nueva iniciativa, ayudamos a los países a prepararse para la electrificación de miles de autobuses, a mejorar las opciones de transporte público en las ciudades y a establecer mecanismos regionales de financiamiento para modernizar la flota de vehículos y avanzar hacia la movilidad con cero emisiones.

Nuestra labor en el área de transporte también abarca la seguridad vial. En los países en desarrollo se registra más del 90 % de los casi 1,4 millones de muertes anuales por accidentes de tránsito a nivel mundial, aunque solo tienen menos del 60 % de los vehículos automotores del mundo. Trabajamos para alcanzar el objetivo de las Naciones Unidas de reducir a la mitad el número de muertes y lesiones por accidentes viales para 2030, a través del apoyo a investigaciones y programas que proporciona el Servicio Mundial para la Seguridad Vial. Recientemente, el servicio llevó a cabo evaluaciones de la seguridad en más de 1800 kilómetros de infraestructura vial en Argentina, China, Etiopía, Filipinas, Ghana, India y Vietnam. Dichas evaluaciones sirven para orientar proyectos de inversión del Banco en el área de transporte por valor de USD 2300 millones y garantizan que la seguridad ocupe un papel central en la planificación de nuestros proyectos.

Las alteraciones recientes en la logística y las cadenas de suministro han tenido un fuerte impacto en la estabilidad económica y en la seguridad alimentaria, sobre todo en el caso de las personas más pobres del mundo. Actualmente, ayudamos a los países a elaborar sistemas de logística más resilientes y eficientes invirtiendo en infraestructura de calidad, respaldando la digitalización del transporte de carga y facilitando la integración regional y el comercio transfronterizo. En nuestro Índice de Desempeño de los Puertos de Contenedores, que se publica anualmente, se identifican las políticas cruciales, como la digitalización, a fin de contribuir a mejorar la eficiencia de la logística y de las cadenas de suministro. En África, nos enfocamos cada vez más en los programas de corredores regionales, entre ellos los proyectos de comercio y conectividad del transporte en el Cuerno de África, que aumentarán la resiliencia en toda la cadena de suministro y ayudarán a reducir los precios de los alimentos.

Sentar las bases para una recuperación resiliente después de un desastre

Las personas más vulnerables del mundo siguen sufriendo los golpes asestados por terremotos, ciclones, sequías, inundaciones y erupciones volcánicas. Una vez ocurrido el desastre, es imperioso actuar rápidamente. Las evaluaciones del impacto del desastre, realizadas con precisión y sin demora, facilitan una movilización rápida y una asignación eficiente de los fondos de socorro, lo que resulta crucial para dirigir las iniciativas de recuperación y reconstrucción y para orientar las inversiones en la reconstrucción y la adaptación climática. Con el apoyo del Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación, el Banco elaboró la metodología para una estimación rápida mundial de los daños posteriores a un desastre, una manera más eficaz en función de los costos para determinar rápidamente los daños económicos después de un desastre. La metodología proporciona estimaciones exactas y confiables de la distribución de los daños físicos, por área y sector, en el curso de dos semanas, lo que ayuda a dirigir los recursos de manera eficiente a los lugares donde se necesitan con más urgencia. Llevamos a cabo estas evaluaciones para Pakistán, Siria y Türkiye después de los terremotos e inundaciones. Desde 2022, esta metodología ha permitido en forma directa movilizar más de USD 500 millones del Servicio de Respuesta ante las Crisis de la AIF. Además, dicho fondo contribuye a la base de conocimientos mundiales para la gestión del riesgo de desastres a través de su labor relativa a soluciones basadas en la naturaleza, servicios hidrometeorológicos y gestión inclusiva de desastres, y difunde estos conocimientos especializados a través de diversos eventos, como el Foro Mundial sobre los Riesgos de Desastres.

Construir ciudades más sostenibles e inclusivas

Las ciudades albergan al 56 % de la población mundial —cifra que, según las previsiones, aumentará al 70 % para 2050— y más del 80 % de la actividad económica del mundo. También son las más afectadas por las consecuencias de las crisis, como las pandemias, los conflictos, el desplazamiento y el cambio climático, que pueden intensificar los riesgos y aumentar las desigualdades. En nuestro nuevo informe Thriving (Prosperar), se establece que, si bien las ciudades de los países de ingreso alto y mediano alto contribuyen significativamente a las emisiones mundiales de dióxido de carbono, las ciudades de los países de ingreso bajo son las más afectadas por las conmociones y tensiones vinculadas con el clima debido a la mala gestión de las presiones de la urbanización. Esto ocasiona un crecimiento desordenado, la construcción de hogares y empresas en zonas de riesgo, la congestión del tránsito y un mayor nivel de emisiones. El GBM, la entidad multilateral que más financiamiento proporciona a nivel mundial para el desarrollo urbano sostenible, respalda el desarrollo climáticamente inteligente y trabaja con las ciudades y los Gobiernos nacionales para establecer instituciones y marcos financieros sólidos. Ayudamos a las ciudades a proporcionar infraestructura y servicios más adecuados, a atraer inversiones, a reducir las emisiones, a adaptarse a los riesgos climáticos y a promover economías sostenibles, inclusivas, resilientes frente al clima y con bajas emisiones de carbono. En Maldivas, estamos fortaleciendo la resiliencia de la infraestructura, los edificios y las comunidades frente al clima y los riesgos de desastre. En Rwanda, estamos ampliando el apoyo a los servicios urbanos más allá de la capital del país (Kigali) a las ciudades secundarias, y también ayudamos a mejorar la resiliencia a través de la gestión integrada de las inundaciones, la rehabilitación de humedales y las soluciones basadas en la naturaleza. En marzo de 2023, mediante nuestro Centro de Enseñanza sobre el Desarrollo de Tokio y con la colaboración del Gobierno de Japón y la ciudad de Hiroshima, convocamos en forma conjunta un simposio internacional que reunió a funcionarios de alto nivel y expertos técnicos con el propósito de difundir las mejores prácticas para abordar los conflictos, el clima y las pandemias. Además, llevamos a cabo investigaciones sobre desarrollo urbano sostenible (por ejemplo, a través de análisis del proceso de urbanización, los CCDR y otros estudios analíticos) que proporcionan a las autoridades de las ciudades un marco para identificar las distorsiones en las políticas y analizar las prioridades de inversión. A través de diversas iniciativas, entre ellas el Programa de Ciudades Resilientes, el Programa de Alianzas de Ciudades, el Fondo para Cubrir la Brecha de Financiamiento Climático en las Ciudades y la Iniciativa para la Capacidad Crediticia de las Ciudades, ayudamos a las ciudades a realizar estudios de diagnóstico esenciales, a elaborar proyectos en los que se pueda invertir y carteras de inversiones, a mejorar la solvencia crediticia y a obtener financiamiento para la resiliencia frente al clima y los desastres.

Fortalecer la sostenibilidad social para lograr mejores resultados en términos de desarrollo

El Banco promueve la cohesión social para generar confianza y ayudar a las comunidades a trabajar juntas a fin de abordar los temas complejos del desarrollo, como la migración o el cambio climático. En Filipinas, en el marco de nuestras actividades en Mindanao, reunimos a grupos enfrentados para asignar los recursos de manera colectiva y solucionar los problemas. En el Sahel, estamos ayudando a resolver los conflictos entre agricultores y pastores, a la vez que consolidamos sus relaciones con el Gobierno local.

Consideramos que la inclusión no abarca únicamente el acceso a los servicios y mercados; también brinda a las personas la posibilidad de participar en la sociedad y ser parte del desarrollo que influye en sus vidas. El Programa de Financiamiento de la Acción Climática Impulsado a Nivel Local facilita las asociaciones entre los ciudadanos y los Gobiernos locales para evaluar los riesgos climáticos e identificar soluciones inclusivas adaptadas a sus circunstancias. En Bangladesh, en el marco del proyecto Nuton Jibon, se evalúan los fenómenos meteorológicos extremos y las comunidades locales a través de análisis participativos de los riesgos que sirven de orientación para situar y diseñar centros comunitarios, caminos rurales, pozos entubados y otras obras. Asimismo, fortalecemos el modo en que se toman e implementan las decisiones públicas permitiendo que todas las partes interesadas expresen sus opiniones y sean escuchadas, lo que genera confianza y propicia la legitimidad del proceso. Esto incluye iniciativas para lograr que la transición hacia la eliminación del uso de combustibles fósiles sea justa y equitativa.

Estamos intensificando la resiliencia dentro de las comunidades para que todos, incluso los grupos pobres y marginados, puedan resistir las conmociones de manera segura y proteger su integridad cultural. En Argentina, colaboramos con el Ministerio de Producción y Trabajo para fortalecer las oficinas de empleo en todo el país a fin de abordar de manera más adecuada los desafíos que enfrentan las mujeres para acceder a capacitación y al mercado laboral formal. 

Mediante el proyecto, también abordamos los desafíos que enfrentan las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI). Por otra parte, ayudamos a los países a elaborar marcos regulatorios ambientales y sociales más sólidos y a desarrollar una mayor capacidad institucional. A través de la Alianza Mundial para una Mayor Responsabilidad Social, amplificamos las voces de las comunidades más marginadas de diversas maneras sistémicas. Esto incluye la invitación a presentar propuestas sobre la rendición de cuentas ecológica, que asigna a los ciudadanos y la sociedad civil un papel central en el financiamiento climático a la hora de direccionar los fondos, implementar soluciones y exigir que las autoridades decisorias rindan cuentas por la eficacia y el grado de equidad de la acción climática.

Promovemos activamente la tecnología y la agilidad para amplificar las voces de los ciudadanos en el proceso decisorio. La tecnología cívica permite explorar diversas maneras de impulsar el ciclo de retroalimentación a través de la innovación digital involucrando a la ciudadanía, las comunidades, los grupos de la sociedad civil y las instituciones del sector público para generar soluciones de desarrollo y mejorar la prestación de servicios. El Banco trabaja para que estas herramientas sean accesibles, garantizando que las comunidades vulnerables obtengan conocimientos digitales básicos y reduciendo la brecha digital por razón de género.

Fortalecer las instituciones públicas y mejorar la gobernanza

Los Gobiernos desempeñan un papel fundamental a la hora de proteger a los ciudadanos y garantizarles un futuro mejor, en particular durante las épocas de crisis. El Banco Mundial trabaja con los países para aumentar la eficacia, la inclusión y la rendición de cuentas en las instituciones públicas, lo que resulta esencial para garantizar un desarrollo equitativo y sostenible, sobre todo en un contexto en el que aumentan las necesidades y se reduce el espacio fiscal. Nuestro apoyo permite a los países aumentar la productividad del sector público, movilizar tecnología para prestar servicios públicos, reducir la corrupción y gestionar mejor los desastres relacionados con el clima y otras crisis.

En enero de 2023, establecimos un nuevo centro de datos sobre los patrones de gobierno y gobernanza en los países en desarrollo. La plataforma será un repositorio de estudios analíticos clave a nivel mundial, regional y nacional, que abarcarán cuestiones relacionadas con la gobernanza, como la distribución del poder, los intereses y los recursos, y la capacidad institucional, los procesos técnicos y los sistemas. Estos estudios incluirán las evaluaciones y los exámenes institucionales a nivel de país, que proporcionarán una guía para llevar a cabo los exámenes de las instituciones públicas, de modo de influir en el diálogo sobre políticas y orientar el trabajo con los países.

Por otra parte, desarrollamos varias herramientas y conjuntos de datos para respaldar reformas normativas eficaces. El Índice de Independencia de las Entidades Fiscalizadoras Superiores de 2022 proporciona información sobre la independencia jurídica y operativa de las instituciones cruciales en más de 100 países. Además, dimos a conocer el Índice de Madurez del GovTech 2022, que evalúa cómo los Gobiernos de 198 economías están utilizando la tecnología para mejorar la prestación de servicios públicos y fortalecer la participación ciudadana. Nuestros Indicadores de Burocracia Mundial, que suman 192 y corresponden a 200 economías, constituyen el conjunto de datos mundiales más completo sobre empleo y salarios del sector público. La Base de Datos Mundial sobre Adquisiciones Públicas contiene información sobre las leyes, las reglamentaciones y el uso de las adquisiciones gubernamentales electrónicas en más de 200 economías. Por su parte, nuestra plataforma Adquisiciones, Lucha contra la Corrupción y Transparencia permite a los usuarios monitorear y analizar los datos para reforzar la eficiencia y la integridad de las adquisiciones públicas.

La corrupción puede costar vidas, reducir el acceso a los servicios básicos y acentuar la desigualdad, y a menudo perjudica más a las personas pobres. A través de nuestra labor en materia de integridad y lucha contra la corrupción, ayudamos a los países a detectar y evitar la corrupción de manera más adecuada, lo antes posible, mediante el análisis de los cambios en las tendencias, los nuevos desafíos y las nuevas tecnologías.

Atlas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023 (i)

El Atlas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023 (i) es una plataforma interactiva que contiene narraciones y visualizaciones de datos relacionadas con los 17 ODS adoptados por las Naciones Unidas en 2015. Al llegar a la mitad del camino de la meta de 2030 para alcanzar los objetivos, las Naciones Unidas advirtieron que su consecución está en peligro. En el atlas se destacan las tendencias en cada objetivo y se apunta a propiciar la acción colectiva para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030.