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Discursos y transcripcionesMarzo 30, 2023

Discurso de las Reuniones de Primavera de 2023 del presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass

Crecimiento y estabilidad durante las crisis

Discurso pronunciado en Niamey (Níger) como invitado de la Universidad de Niamey

Centro de Conferencias Gandhi, 30 de marzo de 2023

Mire la repetición del evento aquí

Agradezco al presidente Bazoum, a la Universidad de Niamey, al Gobierno y al pueblo de Níger por la cálida bienvenida y por su hospitalidad. Para mí es un gran placer poder hablar con ustedes hoy desde Níger, antes de las Reuniones de Primavera del Grupo Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Este país se encuentra en el corazón del Sahel, en el lugar donde confluyen muchos de los desafíos de desarrollo más difíciles de afrontar. No obstante, la historia nos enseña que las rutas comerciales de la región también fueron fuente de inmensas oportunidades. Hoy, el éxito del Sahel es vital para el éxito del desarrollo.

En mi discurso quisiera abordar tanto los principales dilemas de las políticas de desarrollo en tiempos de crisis como las oportunidades que debemos aprovechar, especialmente para beneficiar a la región. Níger personifica esta combinación de desafíos y oportunidades. En un contexto de tensiones regionales, tasas de electrificación y de natalidad que se ubican, respectivamente, entre las más bajas y las más altas del mundo, condiciones climáticas rigurosas y circunstancias económicas adversas, estamos colaborando con el Gobierno para que pueda crear oportunidades, lo que incluye reformas a favor de la estabilidad, el capital humano y las posibilidades económicas para una población en crecimiento. Me complace ver que Níger está dando pasos firmes para ayudar a las personas a mejorar sus condiciones de vida.

Sus esfuerzos por contrarrestar el extremismo violento mediante la creación de empleo, la enseñanza de habilidades y la inclusión de los jóvenes en zonas frágiles y propensas a conflictos deben ser un ejemplo para otros países. Aplaudo el énfasis que ponen en mantener la seguridad y la paz en la región, generar resiliencia ante los impactos devastadores y los costos del cambio climático, invertir en la educación de las niñas y mantener los avances democráticos.

En los últimos años, el mundo se ha enfrentado a una serie de crisis sin precedentes. El Grupo Banco Mundial ha sido un líder en la lucha contra estas crisis, haciendo claro hincapié en el apoyo rápido y de gran impacto. En discursos anteriores, me he referido a la respuesta del Grupo Banco Mundial a los devastadores retrocesos en el desarrollo, como el aumento de las tasas de pobreza, la caída del acceso a la electricidad y al agua potable, y la notable regresión en las habilidades de aprendizaje básicas debido a los cierres de escuelas.

La pandemia de COVID-19 se cobró millones de vidas, provocó enormes pérdidas de empleos y alteró las cadenas de suministro. Condujo a la pérdida de más de un año completo de educación de 1000 millones de niños de todo el mundo, lo que pone de manifiesto la urgencia de una recuperación sólida en este ámbito. También dio a lugar a políticas de respuesta extraordinarias, con consecuencias macroeconómicas que aún se sienten hoy. Se disparó la inflación, ya que los Gobiernos proporcionaron un enorme apoyo fiscal y monetario para contrarrestar la pandemia, especialmente en las economías avanzadas. La guerra en Ucrania desencadenó una escasez generalizada de combustible, alimentos y fertilizantes. Los desastres naturales también golpearon con fuerza a distintas regiones, con terremotos en Türkiye y Siria, inundaciones en Asia meridional y sequías catastróficas en África oriental.

Los países en desarrollo han sido los más afectados por esta arremetida de crisis superpuestas. La pandemia hizo aumentar la tasa mundial de pobreza extrema del 8,4 % al 9,3 %; esta es la primera suba observada desde que empezamos a registrar datos. El verdadero número de muertos sigue siendo desconocido en muchas partes del mundo. En la actualidad, cada vez más países en desarrollo se enfrentan a la perspectiva de grandes crisis internas caracterizadas por la desaceleración del crecimiento económico, el aumento de la pobreza y el hambre, una deuda pública que alcanza niveles insostenibles por el incremento de las tasas de interés, mecanismos ineficaces para resolver el sobreendeudamiento externo, falta de inversión y crecimiento demográfico.

A. El momento de reafirmar los principios básicos del desarrollo económico

Frente a estos acontecimientos desalentadores, tenemos la responsabilidad de reafirmar enérgicamente los principios económicos básicos para el desarrollo de todos los países. En esta oportunidad, destacaré cuatro de ellos:

  • Primero, es fundamental lograr la estabilidad macroeconómica, entre otras cosas porque la imprudencia fiscal compromete los servicios esenciales y la inflación perjudica en mayor medida a los pobres.
  • Segundo, contar con las políticas adecuadas para promover la inversión privada debe seguir siendo una de las principales prioridades, porque sin ellas no habría crecimiento económico.
  • Tercero, se debe fomentar el comercio internacional libre y justo, ya que esto promueve la eficiencia y crea enormes oportunidades de crecimiento y convergencia.
  • Por último, se deben fortalecer los mecanismos de la comunidad internacional destinados a financiar el suministro de bienes públicos mundiales, ya que los costos climáticos, los conflictos y las pandemias harán retroceder el progreso humano en todas partes, a menos que mejore la eficacia de los esfuerzos internacionales.

Quisiera mencionar otras dos iniciativas que son clave aquí en el Sahel. Una es la protección del capital humano, especialmente la inversión en la salud de los niños pequeños y en la educación de los jóvenes para crear oportunidades de un futuro mejor. La segunda abarca el buen gobierno, la participación ciudadana y la rendición de cuentas de los funcionarios públicos. Felicito a Níger por haber logrado su primera transición de poder pacífica hace dos años. Estos atributos sociales tan difíciles de alcanzar son necesarios para la paz, la estabilidad, el crecimiento económico y la prosperidad. En las últimas décadas, los países africanos han logrado avances considerables en materia de desarrollo humano: las tasas de matriculación en la escuela primaria llegaron a cerca del 90 % en promedio, lo que representa uno de los mayores aumentos registrados en el nivel de educación básica. África también ha logrado algunos de los avances más rápidos en los principales indicadores de salud, como la esperanza de vida y las tasas de mortalidad de niños menores de 5 años. Se han conseguido menos progresos en el ámbito de la gobernanza; en los últimos años, se observaron múltiples golpes de Estado en todo el continente, conflictos internos y un aumento de la violencia.

Las múltiples crisis que enfrentamos en los últimos años exigen ratificar los principios económicos básicos y adaptarlos a un entorno nuevo y más complejo.

B. Promoción de la estabilidad macroeconómica

Comencemos con la estabilidad macroeconómica, que incluye los gastos e ingresos públicos, la política monetaria y la estabilidad de la moneda. Para responder a la pandemia, los países de todo el mundo incurrieron en grandes déficits presupuestarios y aumentaron considerablemente la deuda pública. En muchos países en desarrollo, los estímulos de respuesta se sumaron a los marcados aumentos de la deuda provenientes de proyectos financiados por otras entidades y no por los países acreedores tradicionales. Estos contratos a menudo carecían de transparencia. En consecuencia, la deuda pública ha llegado a niveles insostenibles en gran parte del mundo en desarrollo, y a menudo se desconocen los montos exactos y las condiciones debido a cláusulas de confidencialidad, obligaciones de deuda y asimilables a deuda garantizadas, y cuentas de fondos en custodia.

Mientras estamos aquí reunidos, más de la mitad de los países más pobres del mundo se encuentran en situación de sobreendeudamiento o corren un alto riesgo de sufrirlo. Sus dificultades aumentan a medida que la economía mundial y los precios de los activos se ajustan a tasas de interés y rendimientos de bonos más normales. La inflación y el aumento de las tasas de interés en las economías avanzadas conducen a una escasez de capital para los países en desarrollo, lo que genera depreciación monetaria y tasas de interés más altas y contribuye a aumentar la carga de la deuda. 

Por lo tanto, los Gobiernos deben tener planes para hacer frente a las tensiones financieras que se siguen manifestando. Para esto es necesario adoptar un marco de política fiscal creíble. En lo que respecta a los gastos, los responsables de la formulación de políticas deben aumentar la eficiencia del gasto público, eliminar los subsidios excesivos y regresivos, y mejorar las adquisiciones públicas. Por el lado de los ingresos, los Gobiernos deben reducir las exenciones impositivas y ampliar la base imponible, en vez de aumentar repetidamente los impuestos y los derechos arancelarios, que cada vez generan menos ganancias. Aplicar cierta disciplina fiscal a largo plazo en las finanzas públicas es vital para atraer capital del sector privado.

Asimismo, para evitar que se siga profundizando la desigualdad generada por las devaluaciones, los Gobiernos que emiten su propio dinero deben priorizar la creación de las condiciones necesarias para lograr la estabilidad de la moneda. La política monetaria también debe contribuir a respaldar la inversión privada, principalmente mediante la promoción de una inflación baja y estable a mediano plazo. La base de todo esto es una política fiscal que no dependa de la monetización de los déficit públicos.

C. Revitalización de la inversión privada

Ahora permítanme hablar de las políticas que facilitan la inversión privada. Los países en desarrollo tienen enormes necesidades de inversión, dada la falta de infraestructura adecuada, la rápida urbanización y los crecientes costos climáticos. Los flujos de capital provenientes del exterior desempeñarán un papel destacado en el financiamiento de estas necesidades. Sin embargo, en estos tiempos de incertidumbre y debido a las presiones generalizadas del sobreendeudamiento, los países no tendrán garantizado el acceso al financiamiento externo.

La estabilidad y la eficiencia de los mercados financieros internos deben estar entre las principales prioridades de los responsables de la formulación de políticas, de modo de satisfacer las necesidades de inversión interna. La pandemia de COVID-19 mostró que la diversificación de los inversionistas era una característica clave para responder adecuadamente a la crisis.

Así, será más valorado el ámbito que permita que el ahorro interno fluya hacia las empresas productivas del sector privado en lugar de canalizarse a los déficits públicos. Para esto se requiere contar con fondos de ahorro y acceso a los mercados financieros nacionales a través de un entorno propicio que incluya lo siguiente: regulaciones que faciliten el ingreso y el crecimiento de las empresas privadas; competencia en los mercados financieros y de productos nacionales, incluidas condiciones de igualdad con las empresas estatales y el Gobierno; acceso transparente a los mercados internacionales; mecanismos eficaces para permitir que las empresas salgan del mercado cuando no obtengan buenos resultados, y políticas y prácticas claras contra la corrupción.

Estas metas son difíciles pero alcanzables, y son necesarias para el desarrollo del sector privado.

La semana pasada anuncié el nuevo enfoque del Grupo Banco Mundial para fortalecer la prestación de servicios de facilitación del capital privado que, si funciona adecuadamente, contribuirá a crear una nueva clase de activos relacionada con la infraestructura. Estos esfuerzos son clave para fortalecer el sector privado, atraer capital privado para hacer frente a los costos climáticos y del desarrollo, e impulsar los recursos destinados al desarrollo.

D. Fomento de un comercio internacional sólido

Otra condición necesaria para el desarrollo es la solidez del comercio internacional. Durante décadas, la rápida integración económica de las economías y el aumento del comercio transfronterizo generaron importantes beneficios para el crecimiento mundial. Las empresas pudieron acceder a mercados más grandes, lograr economías de escala y, trabajando en red, generar empleos para millones de personas.

Sin embargo, los volúmenes del comercio mundial habían comenzado a reducirse incluso antes de la pandemia de COVID-19 y de la invasión rusa a Ucrania. Había una gran preocupación por el deterioro del sistema de comercio mundial, por ejemplo, la aplicación desigual de las normas de la Organización Mundial del Comercio por parte de algunos países. Más recientemente, los subsidios a los agricultores y los aranceles punitivos a los alimentos importados han dificultado la competencia para los agricultores de los países en desarrollo, que suelen ser pobres y no están subvencionados. Las preocupaciones comerciales empeoraron durante la pandemia, y la invasión rusa a Ucrania contribuyó aún más a las políticas proteccionistas, el aumento de los precios de los productos básicos y los alimentos, y la acumulación de existencias. Estos acontecimientos han impulsado una tendencia hacia el autoabastecimiento, lo que desencadenó otra ola de proteccionismo, subsidios y exigencias de contenido nacional. La política industrial ha vuelto a ser prominente: el apoyo gubernamental cubre desde los insumos (como aluminio, acero y productos químicos) hasta los productos finales (como los vehículos eléctricos). A lo largo de la historia, los efectos evidentes han sido mayores conflictos, crecimiento más lento y gran sufrimiento para las naciones más pobres.

No es sorprendente que, según las previsiones, el comercio mundial se reducirá en 2023. De mantenerse las tendencias actuales, socavarán gravemente el comercio internacional y los beneficios conexos. La desaceleración generará dificultades para la economía mundial y, especialmente, para los países más pobres, que necesitan del acceso a los mercados mundiales para lograr un crecimiento económico sostenido y la reducción de la pobreza.

Es preciso renovar y destacar el valor esencial del comercio internacional. Sus principios clave son relativamente sencillos. El comercio basado en la ventaja comparativa y la especialización contribuye a la innovación, la eficiencia y el crecimiento. La intervención del Gobierno debe ser focalizada, proporcional, no discriminatoria y tener plazos determinados, y se deben reconocer los beneficios en términos de crecimiento de la armonización de los aranceles, los procedimientos aduaneros y las normas sobre seguridad y clima. Es importante destacar que el financiamiento para el comercio y el acceso a una moneda estable son esenciales para acceder a los beneficios del comercio transfronterizo.

Aquí en África, el comercio regional tiene un enorme potencial para reducir la inseguridad alimentaria y la escasez de fertilizantes. Por ejemplo, el continente produce aproximadamente 30 millones de toneladas de fertilizantes al año, es decir, el doble de lo que utiliza. Sin embargo, alrededor del 90 % de los fertilizantes usados en África subsahariana se importan, en su mayoría, de otros continentes. Esto refleja un mal funcionamiento del sistema de mercado; ineficiencias en los costos marítimos y portuarios, las cadenas de distribución y la disponibilidad de información, y una serie de fricciones comerciales dentro de la región. Para cada factor se necesita un esfuerzo concertado de las naciones africanas a fin de corregir el sistema. La mejora de la infraestructura comercial y ciertas medidas de facilitación, como las normas armonizadas, desempeñan un papel destacado.

E. Impulso a los bienes públicos mundiales

Por último, deben reforzarse los mecanismos de la comunidad internacional para financiar el suministro de bienes públicos mundiales. Así como en las prácticas comerciales se debe tener en cuenta el impacto de las políticas de un país en otro, muchas actividades transfronterizas también tienen costos, y las consecuencias se observarán durante un período prolongado. En todo el mundo se están afrontando los costos relacionados con el clima, pero no se tiene en cuenta qué países están causando los daños. Una situación de fragilidad en un país o región puede tener costos enormes para un país vecino o distante. Más recientemente, la pandemia puso en evidencia los costos mundiales que puede causar un patógeno, el impacto desigual en los pobres y la importancia de que los países trabajen juntos e intercambien información y prácticas sanitarias.

Las necesidades de inversión relacionadas con los bienes públicos mundiales son enormes. Calculamos que los países en desarrollo necesitarán USD 2,4 billones al año durante los próximos siete años para abordar los desafíos mundiales de la mitigación y la adaptación climáticas, los conflictos y las pandemias.

Permítanme dedicar un momento a cada uno de ellos. El cambio climático está generando costos muy amplios, y las personas y los sistemas más vulnerables son los principales afectados. La adaptación es una de las máximas prioridades de los países en desarrollo, lo que incluye prácticas agrícolas más resilientes y la migración a lugares más seguros. Los países en desarrollo también deben encontrar vías de crecimiento con bajos niveles de emisión de carbono para proporcionar un servicio de electricidad confiable y asequible y construir ciudades resilientes. Los beneficios de estos esfuerzos pueden ir más allá de la reducción de las emisiones: por ejemplo, la eliminación gradual del uso del carbón reduce la contaminación atmosférica local y contribuye a mejorar la salud de las comunidades.

Lo mismo sucede en el caso de la seguridad. La cantidad de conflictos civiles prácticamente se duplicó en la última década. Los conflictos son trágicos para las poblaciones afectadas —que tienden a ser mucho más pobres que el promedio mundial— y tienen importantes efectos secundarios en otros países. Esto es lo que experimentan los habitantes de la región del Sahel en primera persona todos los días.

También debemos reconocer el costo de las pandemias y aprender de las enseñanzas derivadas de la COVID-19. La pandemia expuso —de manera funesta— las deficiencias de nuestra infraestructura mundial en cuanto a preparación y respuesta ante este tipo de emergencias. Para prevenir las pandemias se requieren inversiones en actividades de laboratorio y diagnóstico, vigilancia, atención clínica, control de infecciones, infraestructura y cadenas de suministro, recursos humanos, y vínculos entre la gestión y los sistemas.

El acceso a nuevos recursos en condiciones concesionarias será especialmente importante para el mantenimiento de los bienes públicos mundiales, por ejemplo, para facilitar la transición energética, reforzar la seguridad, etc. 

F. La función del Grupo Banco Mundial

En este contexto de crisis simultáneas, el Grupo Banco Mundial duplicó su financiamiento para bienes públicos mundiales durante mi presidencia: llegamos a más de USD 100 000 millones en el período de tres años de los ejercicios de 2020 a 2022, y más de la mitad de este monto se destinó a financiamiento para el clima. Constantemente estamos buscando formas de aumentar aún más nuestra capacidad financiera. En las Reuniones de Primavera, esperamos incrementar la capacidad de financiamiento del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento en hasta USD 50 000 millones durante los próximos 10 años.

Las reposiciones de recursos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) se duplicaron en la última década y alcanzaron los USD 93 000 millones en la AIF-20, la reposición trienal más reciente y la más ambiciosa en la historia de la institución. Esto fue posible gracias a las innovaciones financieras, incluida la emisión de bonos de la Asociación, que fue bien recibida. Sin embargo, todavía hay 700 millones de personas que viven con menos de USD 2 al día y deberían ser la mayor prioridad del mundo.

En los últimos cuatro años, hemos demostrado que el financiamiento para el desarrollo puede incrementarse con rapidez. Las necesidades de desarrollo han aumentado drásticamente, por lo que también debería aumentar el financiamiento; así se podría ayudar a países como Níger a aplicar buenas políticas de desarrollo que brinden respaldo a los ciudadanos, impulsen el crecimiento económico, reduzcan la pobreza, mantengan la paz y respondan a los complejos problemas mundiales. Eso es todo. Muchas gracias.

Última actualización: Mar 30, 2023

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