Más de 41 millones de latinoamericanos viven fuera de su país de origen, convirtiendo a la región en la que más número de migrantes tiene en el mundo. Sin embargo, no todos ellos son iguales. Una buena parte, son migrantes económicos que se desplazan motivados por oportunidades laborales en otros países. Otros, como los 7,2 millones de venezolanos que se encuentran fuera de su país, muchos otros haitianos y algunos centroamericanos, huyen de crisis económicas, políticas, sociales y climáticas. Comprender estos movimientos traerá beneficios necesarios para los migrantes, pero también para las comunidades que los acogen.
Por las razones por las cuales están saliendo de su territorio y sus condiciones de vulnerabilidad, los migrantes venezolanos son la única población en Latinoamérica que está siendo considerada con un estatus de necesidad de protección internacional por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). “La crisis económica en Venezuela no tiene precedente en América Latina y es la más grande que se ha dado en la región y en el mundo en los últimos 50 años, alcanzando incluso unos indicadores más altos de inflación y de contracción del producto interno bruto que países en guerra. Esto implica una amenaza directa a la vida, a la seguridad y a las libertades. Es por esto que ellos reciben este estatus”, explica Paula Rossiasco, especialista senior en desarrollo social del Banco Mundial.
Esta movilización masiva de los últimos años ha obligado a los países de acogida a tomar medidas extraordinarias para recibir a personas que carecen de documentación oficial. “Lo que han hecho países como Colombia es generar instrumentos migratorios que sirven de puente, generando unas condiciones de regularización mucho más flexibles que el sistema migratorio ordinario: no se les pide pasaporte vigente, ni pago de una visa, más bien se reducen o simplifican esos requerimientos para que puedan acceder a un estatus migratorio regular que les permita permanecer y trabajar en el país”, explica Rossiasco.
Este es el Estatuto Temporal de Protección, que da derecho a permanencia, a servicios y acceso al mercado laboral con las mismas condiciones que los colombianos por un periodo de 10 años.
Entender la problemática
A pesar de estos esfuerzos, el estigma que tiene la población sobre los migrantes que llegan a sus países también debe cambiar. “La migración es un cambio que experimentamos en nuestro día a día. Como siempre pasa con los cambios, no gustan y generan preguntas, que son preguntas válidas y legítimas que la población debe poder hacer. Lo que pasa es que cuando un Estado no genera respuestas claras ni una dirección política clara o no gestiona el proceso migratorio, se crea confusión y empiezan a generarse mitos”, explica Rossiasco, refiriéndose al estigma de la población que empieza a recibir migrantes en sus ciudades.
“En realidad lo que pasa con estos procesos migratorios, sobre todo con los que está experimentando América Latina, es que generan nuevos consumidores, que amplían la población económicamente activa, que rejuvenece la población. Por ejemplo, en Chile, el proceso de envejecimiento estaba muy acelerado y al llegar la población migrante se rejuveneció, extendiendo los años de bono demográfico”, explica Rossiasco. “Tenemos en realidad una evidencia que nos demuestra que muchos de esos mitos no se materializan y que además estamos perdiendo oportunidades de crecimiento en un momento en que lo necesitamos”.
El fenómeno migratorio masivo que ha tenido Venezuela ha puesto en alerta a los países de acogida porque no estaban preparados para un éxodo tan masivo. La especialista senior en desarrollo social del Banco Mundial explica que la organización ha venido trabajando en la respuesta a estas movilizaciones con cuatro instrumentos principales: análisis de la migración en cada país de acogida, asistencia técnica para implementar políticas adecuadas de integración, financiamiento de más de 4 mil millones de dólares para proyectos migratorios en la región y, por último, su poder de convocatoria con la banca multilateral, actores humanitarios y gobiernos para generar una conversación, entender la migración y proponer soluciones.