Durante la última década, el Banco Mundial se ha convertido en líder mundial en materia de gestión de riesgos de desastres, ayudando a los países clientes a evaluar su exposición a peligros y a abordar los riesgos que les son inherentes. El Grupo Banco Mundial (GBM) proporciona asistencia técnica y financiera para la evaluación y reducción de riesgos, la preparación, la protección financiera, así como para la recuperación y reconstrucción resiliente.
La inversión anual del Banco Mundial en gestión de riesgos de desastres ha aumentado de manera constante en los últimos seis años: de USD 3500 millones en el ejercicio de 2012 a USD 4600 millones en el ejercicio de 2019. Al brindar apoyo en este ámbito, el GBM promueve un enfoque integral y multisectorial para abordar la gestión del riesgo de desastres. Además, todos sus proyectos se evalúan ahora en función del clima y los riesgos de desastres a fin de velar por el aumento de la capacidad de adaptación de las personas sobre el terreno.
Los expertos del Banco Mundial en gestión de riesgos de desastres se agrupan en las Prácticas Mundiales de Desarrollo Urbano, Gestión de Riesgos de Desastres, Resiliencia y Tierras (i) y lideran la colaboración con los países clientes en estas materias. El Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR) (i) es una alianza administrada por el Banco Mundial y que cuenta con el apoyo de 33 países y 11 instituciones internacionales. Además, actúa como organismo técnico y de financiamiento que respalda las acciones en materia de gestión de riesgos de desastres en todo el Grupo Banco Mundial.
Tal como se refleja en su Plan de Acción de Adaptación al Cambio Climático y Resiliencia (i), el Grupo Banco Mundial está haciendo de esas actividades una prioridad clave, al mismo nivel que las medidas de mitigación del cambio climático. A través del Plan de Acción, el Banco Mundial se compromete a:
- impulsar el financiamiento para la adaptación hasta alcanzar USD 50 000 millones en los ejercicios de 2021 a 2025, más del doble que durante los ejercicios de 2015 a 2018;
- promover un enfoque programático generalizado aplicable a todo el Gobierno, y
- desarrollar un nuevo sistema de calificación para crear incentivos y mejorar el seguimiento de los avances mundiales en materia de adaptación y resiliencia.
El enfoque del Banco Mundial consiste en implementar su estrategia organizándola en áreas de trabajo, que apoyan las acciones descritas en el Marco de Sendai y contribuyen al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París. Estas áreas de trabajo incluyen:
Ciencia e innovación en la gestión de riesgos de desastres
Para aumentar la resiliencia frente a los peligros naturales es esencial que las comunidades y los Gobiernos tengan acceso a información sobre el riesgo de desastres que sea comprensible y aplicable. El GFDRR y el Banco Mundial siguen aumentando el acceso a la información sobre el riesgo de desastres (i) mediante el apoyo a los avances científicos, tecnológicos y en materia de innovación que pueden mejorar la comprensión del riesgo de desastres y ayudar a lograr este objetivo.
La promoción de la infraestructura resiliente
Los servicios públicos básicos se interrumpen con frecuencia después de un desastre. Por ello, cuando se procede tanto a su restablecimiento como a su mantenimiento, y para que los principios de gestión del riesgo de desastres queden integrados en su diseño, se precisan financiamiento y asesoramiento técnico. El éxito de un programa dedicado a la construcción de escuelas más seguras (i) ha llevado a la creación de programas en otros sectores críticos, como el transporte y el abastecimiento de agua. El informe Servicios esenciales puso de manifiesto que los desastres provocan unos USD 18 000 millones anuales en daños directos a la infraestructura de energía y transporte, y que las alteraciones resultantes en la infraestructura tienen amplios costos socioeconómicos para las empresas y los hogares. Por consiguiente, las inversiones específicas para crear infraestructura resiliente generan un beneficio de USD 4 por cada dólar invertido.
El cambio climático pone en riesgo billones de dólares de inversiones en transporte, y esta es la razón por la que la resiliencia —y especialmente la resiliencia vial— es también una parte clave del programa del Banco Mundial. El Banco trabaja con los países para aumentar la resiliencia de los sistemas de transporte mediante estrategias como aumentar la redundancia, llevar a cabo esfuerzos de todo el sistema para abordar cuestiones relacionadas con las normas, los métodos y los materiales, y aumentar la eficacia de la preparación y las respuestas a fenómenos climáticos extremos.
Los sistemas hídricos son otra área fundamental de las estrategias de adaptación al cambio climático. Nueve de cada 10 desastres se relacionan con el agua, y esos riesgos producen un efecto dominó en los sistemas alimentarios, energéticos, urbanos y ambientales. El Banco Mundial promueve las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza que aprovechan el poder de la infraestructura ecológica, como los manglares y los humedales, para que desempeñen una función de mayor importancia en la planificación de la infraestructura tradicional. Este esfuerzo puede generar servicios de menor costo y aumentar la resiliencia.
Aumentar la resiliencia de las ciudades
La rápida urbanización de los países en desarrollo requiere inversiones sustanciales y bien planificadas en infraestructura para satisfacer las crecientes demandas de recursos, fomentar el crecimiento económico y promover el desarrollo social. También es de esencial importancia garantizar que toda infraestructura se construya hoy sea resiliente frente a los desastres y al cambio climático, mediante el acceso a información sólida y de alta resolución sobre los riesgos y a través de incentivos apropiados para aumentar las especificaciones del diseño que generen resiliencia. En 52 países de todo el mundo se realizan actividades destinadas a aumentar la resiliencia de las ciudades de hoy y de mañana.
El Programa de Resiliencia Urbana (CRP) (i) —una alianza entre el Banco Mundial y el GFDRR establecida en junio de 2017— es una iniciativa de múltiples donantes orientada a incrementar el financiamiento que promueve la resiliencia de las ciudades. El CRP tiene como objetivo apoyar la construcción de ciudades resilientes con capacidad para planificar y mitigar los efectos adversos de los desastres y el cambio climático, permitiéndoles así salvar vidas, reducir pérdidas y desarrollar su potencial económico y social. Para ello, el CRP contribuye a que las ciudades dispongan de los conocimientos técnicos y los instrumentos necesarios para planificar eficazmente la resiliencia (Planificación para la resiliencia), acceder a múltiples fuentes de financiamiento que garanticen que las inversiones en resiliencia previstas se hagan realidad (Financiamiento para la resiliencia) y aprovechar las alianzas mundiales en apoyo de sus objetivos de resiliencia (Alianzas para la resiliencia). Desde su creación, el CRP ha dado apoyo a más de 90 ciudades en más de 50 países, donde ayuda a comprender las pautas espaciales de desarrollo, los factores de riesgo ambiental y las futuras trayectorias de crecimiento con el fin de facilitar la planificación de la resiliencia, a la vez que involucra a un ecosistema de instituciones financieras internacionales, donantes y asesores financieros que entregan financiamiento conjunto.
Fortalecer los servicios hidrometeorológicos y los sistemas de alerta temprana
Los crecientes costos de los desastres han aumentado la necesidad de tener información precisa, oportuna y utilizable sobre los probables impactos de los peligros meteorológicos, climáticos e hidrológicos. Los servicios hidrometeorológicos (i) proporcionan experiencia técnica y fortalecimiento de la capacidad tanto a los Gobiernos que apoyan el diseño de programas de modernización del sector hidrometeorológico, como a través de la participación en la Iniciativa de Servicios Hidrometeorológicos en África del Banco Mundial y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) (i) y en la Iniciativa de Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (CREWS) (i).
Aumentar la protección financiera
Los desastres causados por peligros naturales infligen un promedio de USD 165 000 millones en pérdidas financieras cada año, que superan con creces los fondos para el desarrollo disponibles. El Mecanismo de Financiamiento de Riesgos Mundiales (GRiF) (i), que se puso en marcha en 2018 y es coadministrado por el GFDRR y el Departamento de Prácticas Mundiales de Finanzas, Competitividad e Innovación, contribuye a reforzar la resiliencia financiera de los países vulnerables mediante el establecimiento de nuevos mecanismos de financiamiento de riesgos —o la ampliación de los ya existentes—, incluidos los seguros y otros instrumentos basados en el mercado.
Crear resiliencia social
Los grupos marginados a nivel social son particularmente vulnerables a los efectos de los peligros naturales debido a la combinación de diversos factores, como el contexto geográfico; la situación financiera, socioeconómica, cultural y de género, y el acceso a los servicios, la toma de decisiones y la justicia. El programa relacionado con la resiliencia social (i) refuerza la capacidad de resiliencia de estos grupos vulnerables promoviendo enfoques impulsados por la comunidad para enfrentar los riesgos.
Consolidar las actividades de resiliencia frente al cambio climático
El Banco Mundial y el GFDRR ayudan a los países a comprender mejor sus riesgos climáticos y proporcionan asistencia en el diseño y la implementación de inversiones para que incluyan medidas de resiliencia frente al clima. Por ejemplo, la Iniciativa para la Resiliencia de los Pequeños Estados Insulares (i) reúne a expertos nacionales que trabajan en el ámbito de la gestión de riesgos de desastres y de la adaptación al clima, y entrega un apoyo más armonizado en materia de resiliencia a los pequeños Estados insulares.
Garantizar una capacidad de respuesta resiliente y eficaz para hacer frente a los riesgos existentes y emergentes
Ante la amenaza inminente de un desastre, o después de ocurrido este, los equipos de primeros auxilios (bomberos, ambulancias, policía) y los organismos de protección civil son fundamentales para dar una respuesta oportuna, adecuada, eficaz y eficiente con la que limitar los efectos ulteriores del desastre —como los incendios tras un terremoto—, salvar vidas, reducir al mínimo los daños, y tranquilizar a la ciudadanía afectada. Sin embargo, muchos de los edificios que albergan estos servicios de primeros auxilios y de protección civil son en sí mismos vulnerables a los daños en caso de desastre, y sus sistemas de comunicaciones, energía y agua corren un alto riesgo de sufrir averías. Además, los riesgos están modificándose en las ciudades: por un lado, el cambio climático trae consigo lluvias más intensas y la necesidad de realizar rescates rápidos en medios acuáticos y ahora hay edificios de mayor altura que requieren diferentes tipos de equipos de rescate, y por otro, sencillamente, hay poblaciones en crecimiento que no están cubiertas de manera suficiente por servicios de emergencia limitados. El Banco Mundial y el GFDRR brindan apoyo a los países para que identifiquen los desafíos y diseñen estrategias prácticas y planes de inversión dirigidos a asegurar que los equipos de primeros auxilios y las autoridades de protección civil están preparados para los riesgos que se avecinan.
Facilitar la recuperación resiliente
El Banco Mundial y el GFDRR ayudan a los países a realizar evaluaciones de los daños y las necesidades posteriores a un desastre, así como de los programas de recuperación y reconstrucción, sobre la base del principio de reconstruir mejor (i). Se hace hincapié en la elaboración y distribución de productos de conocimientos (i) para fortalecer la capacidad de las principales partes interesadas en la planificación para la recuperación y la preparación rápidas frente a futuros desastres.
Promover la resiliencia al cambio climático e impulsar la igualdad de género son aspectos centrales en estas áreas de trabajo, y estos dos temas se encuentran incorporados en todas las actividades relacionadas con la gestión de riesgos de desastres que realiza el Banco Mundial.
Última actualización: Abr 14,2020