Durante la última década, el Banco Mundial se ha convertido en líder mundial en materia de gestión de riesgos de desastres (GRD), ayudando a los países clientes a evaluar su exposición a peligros y a abordar los riesgos que les son inherentes. Además, entrega asistencia técnica y financiera para evaluación y reducción de riesgos, preparación, protección financiera, y recuperación y reconstrucción resilientes.
Los expertos del Banco en GRD se agrupan en la Práctica Global de Desarrollo Urbano, Gestión de Riesgos de Desastres, Resiliencia y Tierras (i) y lideran la colaboración con los países clientes en estas materias. El Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR) (i), una alianza mundial administrada por el Banco, actúa como organismo técnico y de financiamiento que respalda las acciones en materia de GRD en todo el Grupo Banco Mundial (GBM).
Tal como se refleja en su Plan de Acción de Adaptación al Cambio Climático y Resiliencia (i), el Banco está haciendo de esas actividades una prioridad, al mismo nivel que la mitigación del cambio climático. A través del Plan de Acción, el Banco se compromete a:
- impulsar el financiamiento para la adaptación hasta alcanzar USD 50 000 millones en los ejercicios de 2021 a 2025, más del doble que durante los ejercicios de 2015 a 2018;
- promover un enfoque holístico integrado, que incluya a los Gobiernos nacionales, locales y urbanos;
- desarrollar un nuevo sistema de calificación para crear incentivos y mejorar el seguimiento de los avances mundiales en materia de adaptación y resiliencia.
Además, en el nuevo Plan de Acción sobre el Cambio Climático (i) del Banco para los ejercicios de 2021 a 2025 se asigna prioridad a las medidas relacionadas con los sistemas —energía; agricultura, alimentos, agua y tierra; ciudades; transporte, y manufacturas— que deben transformarse para abordar el cambio climático, lograr un futuro resiliente y con bajas emisiones de carbono, y apoyar la protección del capital natural y la biodiversidad.
La inversión anual del Banco en el área de GRD varía de año en año, aunque ha aumentado de manera constante, de USD 3500 millones en el ejercicio de 2012 a USD 4600 millones en el ejercicio de 2020, y luego disminuyó a USD 3900 millones en el ejercicio de 2021. Al brindar apoyo en este ámbito, el GBM promueve un enfoque integral y multisectorial para abordar la gestión del riesgo de desastres. Todos los proyectos del Banco se someten ahora a una evaluación para determinar sus riesgos de desastres y relacionados con el clima a fin de garantizar que contribuyan a aumentar concretamente la resiliencia de las personas.
El enfoque del Banco consiste en implementar su estrategia organizándola en áreas de trabajo, que apoyan las acciones prioritarias descritas en el Marco de Sendai y contribuyen al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los compromisos asumidos en el Acuerdo de París. Estas áreas de trabajo abarcan lo siguiente:
Aplicar la ciencia y la innovación en la gestión de los riesgos de desastres
Para aumentar la resiliencia frente a los peligros naturales es esencial que las comunidades y los Gobiernos tengan acceso a información sobre la GRD que sea comprensible y aplicable. El GFDRR y el Banco siguen aumentando el acceso a la información sobre el riesgo de desastres (i) mediante el apoyo a los avances científicos, tecnológicos y en materia de innovación que pueden mejorar la comprensión del riesgo de desastres y ayudar a lograr este objetivo.
Promover la infraestructura resiliente
Los servicios públicos básicos se interrumpen con frecuencia después de un desastre. Por ello, cuando se procede tanto a su restablecimiento como a su mantenimiento, y para que los principios de GRD queden integrados en su diseño, se precisan financiamiento y asesoramiento técnico. El éxito de un programa dedicado a la construcción de escuelas más seguras (i) ha llevado a la creación de programas en otros sectores críticos, como el transporte y el abastecimiento de agua. En el informe Lifelines (i) se estableció que los desastres ocasionan daños directos por valor de cerca de USD 18 000 millones al año en la infraestructura de energía eléctrica y transporte. Las alteraciones resultantes en la infraestructura tienen amplios costos socioeconómicos para las empresas y los hogares. Por ello, las inversiones específicas para crear infraestructura más resiliente generan un beneficio de USD 4 por cada dólar invertido.
El cambio climático pone en riesgo billones de dólares de inversiones en transporte, y esta es la razón por la que la resiliencia —y especialmente la resiliencia vial— es también fundamental para el programa del Banco. La institución trabaja con las ciudades, las comunidades y los países para aumentar la resiliencia de los sistemas de transporte mediante:
1. el empleo de estrategias, entre ellas las orientadas a aumentar la redundancia;
2. esfuerzos de todo el sistema para abordar cuestiones relacionadas con las normas, los métodos y los materiales;
3. el aumento de la preparación y las respuestas frente a fenómenos climáticos extremos (i).
Los sistemas hídricos son otra área fundamental de las estrategias de adaptación al cambio climático. Nueve de cada 10 desastres se relacionan con el agua, y esos riesgos producen un efecto dominó en los sistemas alimentarios, energéticos, urbanos y ambientales. El Banco promueve y cataliza inversiones en soluciones basadas en la naturaleza que aprovechan el poder de la infraestructura verde, como el cultivo de manglares y el cuidado de los humedales, para respaldar la planificación de la infraestructura tradicional. Estas iniciativas pueden generar servicios de menor costo y aumentar la resiliencia.
Aumentar la resiliencia de las ciudades
La rápida urbanización de los países en desarrollo requiere inversiones sustanciales y bien planificadas en infraestructura para satisfacer las crecientes demandas de recursos, fomentar el crecimiento económico y promover el desarrollo social. También es fundamental garantizar que toda la infraestructura que se construya hoy sea resiliente frente a los desastres y el cambio climático. En ese sentido, es útil tener acceso a información sólida y de alta resolución sobre los riesgos, así como contar con los incentivos adecuados para reforzar las especificaciones del diseño que generen resiliencia. El Banco respalda iniciativas orientadas a aumentar la resiliencia en ciudades de 52 países de todo el mundo.
El Programa de Ciudades Resilientes (CRP) (i), una alianza entre el Banco Mundial y el GFDRR establecida en junio de 2017, es una iniciativa de múltiples donantes que tiene por objetivo aumentar el financiamiento para promover la resiliencia urbana. El CRP apoya la construcción de ciudades resilientes con capacidad para planificar y mitigar los efectos adversos de los desastres y el cambio climático, permitiéndoles así salvar vidas, reducir pérdidas y desarrollar su potencial económico y social.
A fin de alcanzar sus objetivos, el CRP ayuda a las ciudades a obtener los conocimientos técnicos y los instrumentos necesarios para respaldar:
1. la planificación para aumentar la resiliencia;
2. el financiamiento para promover la resiliencia, a través del acceso a múltiples fuentes para lograr que las inversiones planificadas prosperen;
3. las alianzas en favor de la resiliencia, aprovechando las alianzas mundiales en apoyo de los objetivos de resiliencia urbana.
Desde su creación, el CRP ha dado apoyo a más de 140 ciudades en más de 55 países. Su objetivo es ayudar a comprender las pautas espaciales de desarrollo, los factores de riesgo ambiental y las futuras trayectorias de crecimiento con el fin de facilitar la planificación de la resiliencia. Además, involucra a un ecosistema de instituciones financieras internacionales, donantes y asesores financieros que entregan financiamiento conjunto.
Fortalecer los servicios hidrometeorológicos y los sistemas de alerta temprana
Los crecientes costos de los desastres han aumentado la necesidad de tener información precisa, oportuna y utilizable sobre los probables impactos de los peligros meteorológicos, climáticos e hidrológicos. Los servicios hidrometeorológicos (i) proporcionan experiencia técnica y fortalecimiento de la capacidad tanto a los Gobiernos que apoyan el diseño de programas de modernización del sector hidrometeorológico, como a través de la participación en la Iniciativa de Servicios Hidrometeorológicos en África del Banco Mundial y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) (i) y en la Iniciativa de Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (CREWS) (i).
Además, el Banco está estudiando alianzas con el sector privado, a través del Foro Mundial de Empresas de Meteorología (i) y diversas publicaciones, entre ellas The Power of Partnership: Public and Private Engagement in Hydromet Services (PDF, en inglés) (El poder de las alianzas: Participación de los sectores público y privado en los servicios hidrometeorológicos).
Aumentar la protección financiera
Los desastres causados por peligros naturales infligen un promedio de USD 165 000 millones en pérdidas financieras cada año, que superan con creces los fondos para el desarrollo disponibles. El Mecanismo de Financiamiento de Riesgos Mundiales (GRiF) (i), que se puso en marcha en 2018 y es coadministrado por el GFDRR y la Práctica Global de Finanzas, Competitividad e Innovación, contribuye a reforzar la resiliencia financiera de los países vulnerables mediante el establecimiento de nuevos mecanismos de financiamiento de riesgos —o la ampliación de los ya existentes—, incluidos los seguros y otros instrumentos basados en el mercado.
A través del Servicio Regional de Fortalecimiento de la Resiliencia del Caribe (i), financiado por la Unión Europea, el GFDRR también ha respaldado el Fondo de Seguro contra Riesgos de Catástrofe para el Caribe(CCRIF SPC) (i), una sociedad de cartera segregada, por medio de asistencia técnica para ampliar los descuentos y aumentar la cobertura de seguros en la región. El Banco también ha realizado consultas con el CCRIF SPC con el objeto de contribuir a mejorar los productos existentes o desarrollar nuevos instrumentos paramétricos de transferencias del riesgo. El CCRIF SPC efectuó un pago de aproximadamente USD 40 millones a Haití dentro de los 14 días del terremoto de magnitud 7,2 que se produjo en agosto de 2021.
Crear resiliencia social
Los grupos marginados a nivel social son particularmente vulnerables a los efectos de los peligros naturales debido a diversos factores, como el contexto geográfico; la situación financiera, socioeconómica, cultural y de género, y el acceso a los servicios, la toma de decisiones y la justicia. El programa relacionado con la resiliencia social (i) refuerza la resiliencia de estos grupos vulnerables promoviendo enfoques impulsados por la comunidad para enfrentar los riesgos.
Consolidar las actividades de resiliencia frente al cambio climático
El Banco y el GFDRR ayudan a los países a comprender mejor sus riesgos climáticos y proporcionan asistencia en el diseño y la implementación de inversiones para que incluyan medidas de resiliencia frente al clima. Por ejemplo, el Servicio de Resiliencia del Caribe y Canadá (i) trabaja en nueve países del Caribe para lograr que la preparación, la recuperación y las prácticas de gestión de las finanzas públicas sean más eficaces y coordinadas, tengan en cuenta la perspectiva de género y sean resilientes al clima.
Garantizar una capacidad de respuesta resiliente y eficaz para hacer frente a los riesgos existentes y emergentes
Ante la amenaza inminente de un desastre, o después de ocurrido este, los equipos de primeros auxilios (bomberos, ambulancias, policía) y los organismos de protección civil son fundamentales para dar una respuesta oportuna, adecuada, eficaz y eficiente con la que limitar los efectos ulteriores del desastre. Por ejemplo, dichos equipos ayudan a evitar incendios tras un terremoto. Las medidas preventivas permiten salvar vidas y reducir al mínimo los daños, así como tranquilizar a la ciudadanía afectada.
Lamentablemente, muchos de los edificios que albergan estos servicios de primeros auxilios y de protección civil son en sí mismos vulnerables a los daños en caso de desastre, y sus sistemas de comunicaciones, energía y agua corren un alto riesgo de sufrir averías. Además, los riesgos están modificándose en las ciudades: el cambio climático trae consigo lluvias más intensas y la necesidad de realizar rescates rápidos en medios acuáticos; los edificios de mayor altura requieren diferentes tipos de equipos de rescate, y las poblaciones en crecimiento necesitan servicios de emergencia que cada vez resultan más escasos. El Banco Mundial y el GFDRR ayudan a los países a identificar los desafíos y diseñar estrategias prácticas y planes de inversión dirigidos a asegurar que los equipos de primeros auxilios y las autoridades de protección civil estén preparados para los riesgos que se avecinan.
Facilitar la recuperación resiliente
El Banco y el GFDRR ayudan a los países a realizar evaluaciones de los daños y las necesidades posteriores a un desastre, así como de los programas de recuperación y reconstrucción, sobre la base del principio de reconstruir mejor (i). Se hace hincapié en la elaboración y distribución de productos de conocimientos para fortalecer la capacidad de las partes interesadas en lo referente a la preparación para futuros desastres y la planificación de una recuperación rápida.
Promover la resiliencia al cambio climático e impulsar la igualdad de género son aspectos centrales de la participación del Banco en actividades relacionadas con la GRD. El Banco Mundial ha asumido el compromiso de promover una recuperación verde, resiliente e inclusiva tras un desastre o pandemia.
Última actualización: Oct 19,2021