La economía de Nicaragua depende de la industria ligera, los servicios y la agricultura. El país tiene una economía pequeña y abierta que se beneficia de la inversión extranjera directa y las remesas. El crecimiento a largo plazo y el ingreso per cápita de Nicaragua se ven muy limitados por un nivel de capital humano bajo, déficits de infraestructura importantes y un entorno institucional y empresarial débil. Junto con la alta vulnerabilidad a las crisis y los peligros naturales, esto convierte a Nicaragua en uno de los países más pobres de la región, a pesar de las oportunidades existentes.
El PIB creció un 3,8 % en 2022 pese a la elevada inflación, los factores adversos globales y los daños causados por el huracán Julia. Esta expansión se produjo gracias al fuerte consumo privado impulsado por las remesas y las exportaciones netas.
Se prevé que el crecimiento económico de Nicaragua será más moderado, de 3,1 % en 2023, debido a la desaceleración económica mundial y a la aplicación de políticas monetarias restrictivas. A partir de ahí, se espera que el crecimiento aumente moderadamente, activado por un incremento de las exportaciones a medida que las condiciones económicas mundiales mejoran y el país mantiene una postura firme en materia de remesas e inversión extranjera directa.
En 2022, la inflación anual promedio aumentó al 10,5 %, el índice más alto entre los países centroamericanos y una cifra que duplica la tasa promedio de la última década. La inflación fue impulsada por el fuerte consumo interno y el aumento de los precios de importación de los alimentos y los combustibles. Se proyecta que la inflación se moderará gradualmente en el mediano plazo, en consonancia con las restricciones fiscales y monetarias y la desaceleración de los precios de los combustibles y los alimentos.
Según estimaciones, la pobreza medida según la línea de USD 3,65 per cápita al día (PPA de 2017) disminuirá del 13,1 % en 2022 al 12,5 % en 2023. Este descenso moderado se debe en gran medida al crecimiento sostenido de las remesas, junto con una menor inflación y un aumento modesto pero positivo del empleo, que alcanzó el 64,8 % durante la primera mitad de 2023.
Las proyecciones indican que el déficit fiscal aumentará en el mediano plazo y llegará a un porcentaje estimado del 1,9 % para 2025, ya que el gasto público posiblemente aumentará a un ritmo más rápido que los ingresos. No obstante, se anticipa que la deuda pública (porcentaje del PIB) disminuirá al 58,2 % para 2023.
El Banco Mundial ha apoyado medidas de reducción de la pobreza en Nicaragua a través de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres. Para servir mejor a las familias vulnerables del país, los proyectos de la AIF aprovechan las iniciativas locales que optimizan los recursos limitados y generan resultados sostenibles.
Última actualización: Oct 04, 2023