Ulaanbaatar, Mongolia, 2 de marzo de 2010 — Los pastores nómadas y seminómadas de Mongolia constituyen aproximadamente el 30% de la población del país. Estos dignos y robustos moradores rurales se ganan la vida arreando caballos, camellos, cabras, ganado bovino y ovino para obtener cachemira, leche, carne y otros productos derivados. El clima de esta nación semiárida es proclive a los inviernos crudos y helados y a los veranos extremadamente secos, por lo que obtener ingresos regulares es una batalla constante.
En Mongolia, los inviernos particularmente rigurosos se denominan dzuds. Desde 2002, esta nación no había experimentado un dzud tan severo como el de diciembre de 2009 y enero y febrero de 2010. A principios de diciembre, la temperatura inusualmente fría cayó por debajo de los -25°C, acompañada de frecuentes y abundantes nevadas. Durante enero y febrero los frentes fríos del norte, procedentes de Siberia, produjeron densas tormentas de nieve y temperaturas del orden de -48°C.
En el pasado, los dzuds ocasionaron la muerte de millones de cabezas de ganado y, por consiguiente, enormes pérdidas económicas para los pastores rurales. Sólo en enero de 2010 se registraron más de 1 millón de pérdidas de animales, y se estima que las cifras totales de este año sean devastadoras.
Seguro de protección contra grandes pérdidas de ganado
El innovador Programa de Seguros para el Ganado basado en Índices (IBLIP, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial provee seguro a los pastores por medio de la asociación con compañías aseguradoras privadas locales. El seguro protege a estas comunidades de las pérdidas de animales relacionadas con el clima.
El IBLIP se inició en 2006, con el cofinanciamiento del Gobierno de Japón y la Iniciativa de Reforma y Fortalecimiento del Sector Financiero (FIRST, por sus siglas en inglés). Se está implementando el programa piloto en cuatro aimags. [El aimag es la unidad administrativa provincial de Mongolia, que se divide en 21 aimags.]
En febrero de 2010 el Banco aprobó una ampliación del proyecto de US$10 millones, respaldada por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y por una donación pendiente del Gobierno de Corea, que permite que el proyecto llegue a más aimags y cuenta con el potencial de alcanzar a las 21 provincias en 2012.
En 2002 el pastor Batbayar Davaadorj, de 36 años, perdió el 30% de sus animales durante el dzud. El área donde pastaba su ganado fue la más golpeada: Otros pastores perdieron aún más.
Batbayar, enfundado en su del (vestimenta mongol tradicional utilizada en las zonas rurales) de seda azul y lana que le llega a las rodillas, explica que está agradecido por la ayuda que recibe mediante el proyecto de seguro.
“Por supuesto que esto (el seguro) es muy importante porque el ganado está asegurado contra los desastres naturales, de modo que aun cuando los inviernos son crudos, estoy asegurado y eso es importante”, dice Batbayar.
Resguardo de animales y provisión de agua facilita supervivencia durante inviernos rigurosos
El Banco Mundial, la Unión Europea y el Segundo Proyecto de Medios de Vida Sostenibles (SLP, por sus siglas en inglés), respaldado por el Gobierno de Japón, proveen ayuda adicional a los pastores y sus familias.
Durante los meses de invierno, el agua dulce corriente es un bien escaso, en especial en las áreas regionales. Batjargal, un pastor del área rural del sur de Mongolia, debe viajar 7 kilómetros desde su ger (yurta) familiar hasta la fuente de agua más cercana, un pequeño pozo cubierto de hielo durante por lo menos cinco meses al año.
Se trata de un pequeño hoyo cuadrado en el terreno, con el cual Batjargal abastece a su familia de seis miembros y sus 700 cabezas de ganado. El hielo se acumula en la boca del pozo, dado que las temperaturas se mantienen por debajo de -20°C.
Lo comparte con otros pastores locales, quienes se reúnen en la estepa salpicada por la nieve y conversan mientras observan cómo sus cabras, camellos y ovejas beben con avidez el líquido antes de que se convierta en hielo.
El pozo existe gracias a Batjargal. Durante años permaneció abandonado, pero fue rehabilitado luego de que este pastor enviara una propuesta exitosa por medio del componente rural de gestión de riesgos del SLP. Ahora, Batjargal está complacido de ver el pozo funcionando, pero desearía que hubiera otro a 4 ó 5 kilómetros de distancia, más cerca de su casa.