Son las 7 de la mañana e Isabel Villacís sale de su casa en Chimborazo, Ecuador rumbo al barrio La Libertad, donde una gran parte de la población vive en la pobreza.
Isabel, una de las colaboradoras del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), trabaja como educadora familiar en una iniciativa llamada Creciendo con Nuestros Guaguas que contiene información en temas de nutrición, buenas prácticas de salud y desarrollo psicomotriz de los guaguas (niños en quechua y aymara).
Conchita Cando, una madre de familia, no puede ocultar su alegría por la visita de la “señorita Isabel”. Su hija, de casi dos años, presenta avances significativos en su desarrollo.
“Mi hija Mayensi gracias a la señorita Isabel se ve más despierta, se le entiende lo que ella necesita antes solo señalaba los objetos sin decir absolutamente nada, de igual forma memoriza rápidamente lo que se le enseña”, comenta Conchita.
Los cuidados que se tienen durante los primeros cinco años de un niño son determinantes para las habilidades que vaya a desarrollar en su futuro. Los niños y niñas que reciben protección y cariño durante esta etapa no sólo tienen más posibilidades de vivir y de crecer sanos y fuertes, sino que también desarrollan mejor sus habilidades para hablar, comunicar y relacionarse con los demás.
Isabel es psicóloga y es una de las 360 personas que han recibido capacitación sobre el uso del sistema de Registro Familiar y Comunitario de Alertas y sobre crecimiento y desarrollo.
“El rol fundamental de una educadora familiar está enfocado en la sensibilización y preparación a las familias a través de acciones demostrativas que buscan que los miembros de la familia y especial los padres repliquen la actividad”, dice Isabel.