ARTÍCULO

Seguridad y sostenibilidad para los pequeños pescadores en África occidental

Mayo 16, 2016


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Andrea Borgarello / Banco Mundial

En una cabaña de cemento pintada de colores brillantes ubicada en la playa cerca de decenas de barcos desteñidos por el sol, un grupo de pescadores participan en una reunión.

Las noticias no son buenas.

“La última vez que me embarqué fue hace dos semanas”, dijo el pescador Kofi Nyamegbo, de unos 50 años de edad. “Yo ya no sé cuándo vendrán los peces”.

“Algunos pescadores están arruinando el mar”, señaló, refiriéndose a aquellos que usan productos químicos efervescentes, como detergente para la ropa o lejía, así como dinamita para hacer subir los peces a la superficie. “Tienen que detener la pesca con dinamita o no habrá peces para el resto de nosotros”.

Los pescadores cuentan que Moree, una antigua aldea de Ghana de unos 25 000 habitantes y con siete playas, es el lugar de origen de la actividad pesquera.

Hoy en día, los pescadores artesanales de África occidental usan el mismo tipo de canoas de madera llamativas que se empleaban hace cientos de años. Si bien estas pueden ser de hasta 22 metros de largo, son muy vulnerables a la cólera del mar. La cantidad de peces ha disminuido notoriamente en los últimos años, y los ingresos de los pescadores artesanales han bajado hasta en un 40 % por canoa durante la década pasada.

En Ghana, nada menos que 2,2 millones de personas dependen de la pesca para su subsistencia, entre ellos unos 135 000 pescadores del sector marítimo, el 92 % de los cuales son pescadores artesanales. Las comunidades de pescadores artesanales de África necesitan soluciones para enfrentar la reducción de ingresos de un medio de subsistencia de por sí ya peligroso. Y aunque la tecnología está revolucionando la gestión pesquera sostenible, la seguridad y la transparencia, los pequeños pescadores han quedado en su mayoría fuera de este movimiento.

Ahora los círculos académicos, los especialistas en el tema pesquero y los asociados en la tarea del desarrollo están cooperando para abordar las necesidades de los pequeños pescadores.

El Programa de Pesca Regional de África Occidental (WARFP, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial —financiado por la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Grupo Banco Mundial para los países más pobres, (i) el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, (i) y otros asociados—, tiene como objetivo mejorar la gestión pesquera y ya está aumentando las poblaciones y la salud de los peces en África occidental. El programa también explora formas innovadoras de mantener seguros a los pescadores. Los esfuerzos recientes se han centrado en una interrogante: ¿un transpondedor satelital que funciona a pila y que es más pequeño que un termo de café puede mantener seguros a los pescadores en alta mar y mejorar la gestión de la pesca en el largo plazo?

Durante la última década, los grandes buques fueron equipados con dispositivos de comunicación entre los barcos y entre los barcos y la tierra firme. Existen normativas que exigen que las embarcaciones de un determinado tamaño usen este tipo de tecnología. Tales sistemas han permitido que los observadores marítimos rastreen la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (IUU, por sus siglas en inglés), logrando una mejor aplicación de las leyes marítimas. Recientemente, la Unión Europea logró un avance importante al regular los buques de bandera europea en aguas africanas. (i)


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Andrea Borgarello / Banco Mundial

Las pérdidas de vidas en el mar de los pequeños pescadores

A nivel mundial, se estima que hay 51 millones de pequeños pescadores, principalmente en los países en desarrollo, quienes capturan alrededor de la mitad de la producción mundial de pescado. En África y Asia, este producto alimenticio representa más de la mitad del total de proteínas animales que consumen las personas. (i)

Sin embargo, los pequeños pescadores no cuentan con ningún tipo de equipos que les permitan buscar ayuda de un guardacostas local u otras embarcaciones cuando están perdidos o en una situación de peligro. Equipar estas pequeñas canoas con un equipo de rastreo puede salvar vidas. También puede servir de ayuda para recopilar datos y hacer que la pesca artesanal sea sostenible y segura, al recoger información  sobre los lugares donde los pescadores están pescando y las razones por las cuales lo están haciendo.

Tanto los GPS como las cámaras y las aplicaciones de los teléfonos inteligentes han ayudado a los pequeños pescadores a encontrarse unos a otros, así como a luchar contra la pesca ilegal industrial. Pero la mayoría de los pescadores artesanales pierden rápidamente la señal de la telefonía celular.

“En uno o dos días, estos pescadores recorren distancias increíbles, a más de 70 millas de la costa”, dijo Milen Dyoulgerov, ingeniero naval y oficial de Operaciones del Banco Mundial. “En el mejor de los casos, pierden el contacto más allá de las 30 a 40 millas”.

En Ghana y Kenya, los fondos y la asistencia técnica del Banco Mundial ayudan a los pescadores a usar transpondedores, dispositivos que reciben y transmiten señales de radio. Cuando se activa el pedido de socorro, el transpondedor envía automáticamente un mensaje de texto a los números indicados en una lista diciendo “emergencia, vidas en peligro” y entregando las coordenadas del mensaje original.

Poblaciones de peces más sostenibles a largo plazo

“Por supuesto que los pescadores quieren que alguien cuide sus espaldas, pero al mismo tiempo muchos tienen sospechas de la vigilancia”, dijo Kofi Agbogah, un especialista en pesca sostenible que trabaja con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en Accra, Ghana. “Ellos quieren apoyo, no ser vigilados”.

Sin embargo, la falta de peces y el reconocimiento de los peligros que entraña la actividad pesquera están cambiando las actitudes. La misma tecnología que puede salvar vidas, cuando un pescador desaparece en una canoa, puede ser usada para gestionar la disminución de las poblaciones de peces y proteger los medios de subsistencia de los pescadores en el largo plazo.

En Ghana, un esfuerzo piloto de colaboración para realizar el seguimiento de navíos pesqueros pequeños involucró a 20 embarcaciones costeras equipadas con un transpondedor. Los primeros resultados indican que la mayoría de los barcos pescan habitualmente en la misma zona. Trazar los mapas de las zonas de pesca es fundamental para la gestión de los recursos. Además, el muestreo de las capturas de estos buques puede proporcionar información útil para las estimaciones de las reservas, las áreas de conflicto con las actividades de pesca industrial, y las tendencias en las capturas estacionales.

En los próximos seis meses, el Banco Mundial distribuirá transpondedores en Liberia, Sierra Leona y Senegal. Berengere Prince, especialista superior en Gestión de Recursos Naturales y que dirige el proyecto WARFP, señaló que“con estas nuevas herramientas, podemos ofrecer seguridad para la vida humana en el mar, así como monitorear y gestionar pequeñas pesquerías de una manera que nunca antes habíamos hecho”.


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